Elementos para una (re)interpretación de las convenciones internacionales de drogas. Francisco E Thoumi

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Elementos para una (re)interpretación de las convenciones internacionales de drogas - Francisco E Thoumi Economía

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de adictos, o el 0,5% de la población del país en ese momento (Escohotado, 1997). Por lo tanto, llegó a la conclusión de que, si había una gran epidemia de opio, el producido en el país satisfacía la mayor parte de la demanda nacional. Paoli, Greenfield y Reuter (2009) coinciden con este hallazgo:

      Respondiendo a una demanda interna en ciernes, China se convirtió en un importante productor de opiáceos durante la segunda mitad del siglo XIX. Según Newman (1995), en 1879 (el año pico de las importaciones chinas procedentes de la India), China ya producía dos tercios de su consumo interno, a principios del siglo XX, la proporción era aún mayor. (p. 17).

      No es de extrañar que analistas y estudiosos lleguen a posiciones contradictorias sobre el problema del opio en China a finales del siglo XIX, después de todo:

      Así como el opio fue caracterizado en la China como un veneno utilizado por los extranjeros para destruir su ‘raza’, en los países occidentales su demonización se utilizó para la discriminación racista contra los chinos [...]. Fue caracterizado como un medio a través del cual los chinos socavarían la sociedad occidental y especialmente la estadounidense. (Ibídem, p. 22).

      Sin embargo, no hay duda de que la percepción de un gran crecimiento de la adicción al opio cambió drásticamente el imaginario y las creencias del mundo sobre la situación en China. La UNODC destacó la importancia de las consecuencias de ese acontecimiento: “El sistema internacional de control de drogas de hoy está arraigado en los esfuerzos realizados hace un siglo para abordar el mayor problema de abuso de sustancias que el mundo haya enfrentado: la epidemia de opio en la China” (UNODC, 2008, p. 173). Por lo tanto, el crecimiento de la adicción al opio en China, independientemente de su tamaño, fue el detonante que hizo surgir el SICD, pero hubo también otros factores que cumplieron un papel importante en la configuración de ese desarrollo.

      El desarrollo científico del siglo XIX produjo nuevos fármacos como la morfina, la cocaína, la heroína y la codeína; y la invención de la aguja hipodérmica facilitó los usos de estos fármacos, haciéndolos parte principal de la farmacopea de la medicina. Estas drogas nuevas sentaron las bases del desarrollo de la industria farmacéutica en algunos países. A medida que su uso se expandió, los problemas de adicción fueron evidentes junto con la necesidad del control de las drogas.

      Antes de mediados del siglo XIX, las políticas de drogas psicoactivas generalmente no eran un problema de relaciones internacionales, esto cambió cuando las exportaciones de opio de la India a la China, promovidas por la globalización, se convirtieron en un factor clave en las Guerras del Opio de 1839-1842 y 1856-1860 entre los imperios británico y chino. A las Guerras del Opio, le siguieron graves problemas políticos internos y levantamientos en China. Muchos asociaron el incremento de la adicción al opio a estos eventos, lo que fue percibido por las potencias europeas coloniales y por Estados Unidos como una amenaza a la estabilidad de China16.

      Simultáneamente, otros factores contribuyeron a desarrollar el interés de Estados Unidos en el comercio de opio en el sudeste asiático. A medida que el comercio internacional se expandió sustancialmente en el mundo, los misioneros estadounidenses y de otros países, que se oponían al uso del opio por razones morales, desarrollaron redes sociales y políticas importantes para promover su prohibición en China.

      La guerra entre Estados Unidos y España en 1898 le dio a aquel el control de Filipinas y fortaleció sus intereses en el sudeste asiático. Los negocios estadounidenses, principalmente del noroeste del país, se interesaron por abrir relaciones comerciales con China. Sin embargo, la segregación impuesta a las comunidades chinas en los Estados Unidos confirmada por el gobierno federal con la Ley Page de 1975, que prohibió la inmigración de mujeres chinas, reforzada por la Ley de Exclusión de Chinos de 1882, que prohibió la inmigración china, habían generado fuertes sentimientos antiestadounidenses en ese país y debían ser superados para lograr otros objetivos. Estos factores alentaron a Estados Unidos a desarrollar relaciones internacionales con China y a unirse a los esfuerzos por controlar el uso del opio en ese país.

      Adicionalmente, en Gran Bretaña surgió un importante movimiento cívico contra las exportaciones de opio, inspirado en los problemas de la adicción. La abrumadora victoria electoral del Partido Liberal en 1906 llevó a la recomendación de eliminar las exportaciones de opio de la India a la China (Musto, 1999, p. 29).

      Otros acontecimientos como los avances científicos, que alentaron el desarrollo de facultades de medicina y farmacia, promovieron el establecimiento de requisitos formales para ejercer esas profesiones y para el desarrollo de organizaciones profesionales y normas legales sobre el consumo de drogas. Las innovaciones en el transporte que redujeron los costos del comercio internacional durante la segunda mitad del siglo XIX también contribuyeron a hacer de la reglamentación a las drogas psicoactivas una cuestión política importante para los principales países involucrados en su producción, consumo y comercio internacional. Estos factores motivaron a Estados Unidos, China y el Reino Unido a convocar la Comisión del Opio de Shanghái de 1909 para regular el mercado internacional del opio17.

      Este fue un desarrollo institucional pionero y revolucionario. Como se muestra a continuación, para entonces, Estados Unidos se había fijado la meta de tener un tratado internacional para limitar el uso de las drogas psicoactivas a fines médicos en el mundo. Otros países coincidieron en la necesidad de controlar el comercio internacional de esas sustancias, pero apoyaban posiciones menos estrictas. Aunque la Comisión no tenía poder para producir resoluciones vinculantes, abrió el camino a un proceso de negociación internacional que llevó a la suscripción de varios protocolos y cuatro convenciones antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. A través de este proceso, Estados Unidos promovió la restricción internacional del consumo de drogas a fines medicinales, pero, a pesar de alcanzar algunos avances, no logró cumplir ese objetivo.

      Notas

      1 Buxton (2006, p. 4) encontró que solamente 4 de 237 sociedades estudiadas a través de la historia no habían usado drogas psicoactivas. Las excepciones se encontraban aisladas de modo que no les había sido posible cultivar plantas de las cuales se pudieran extraer drogas psicoactivas. En algunas sociedades, como la esquimal, no las usaron sino hasta que entraron en contacto con Occidente, cuando desarrollaron una gravísima adicción al alcohol.

      2 Por eso, hay quienes argumentan que muchos de los problemas asociados con el consumo de alcohol y otras drogas psicoactivas son constructos sociales (Heath, 1992, p. 279). Otros como Del Olmo (1992) sostienen que las sociedades han “domesticado” algunos medicamentos para permitir el consumo, neutralizando sus efectos más dañinos.

      3 En los países andinos, las bebidas fermentadas de maíz y caña de azúcar se utilizan comúnmente de esta manera. Se sabe que camioneros bolivianos mastican coca para mantenerse alerta y poder conducir continuamente durante veinticuatro horas para entregar sus productos en Buenos Aires. El hábito de masticar coca en los países andinos se utilizó durante varios siglos para mejorar la productividad en las minas de plata y mercurio y en las haciendas (Carter y Mamani, 1986; Henman, 1992; Vidart, 1991).

      4 Esa fue una de las razones por las que los empresarios manufactureros apoyaron la prohibición del alcohol en los Estados Unidos a principios del siglo XX.

      5 Musto (1999) realizó un estudio pionero sobre la historia de las drogas y la evolución de las actitudes hacia la política de drogas en los Estados Unidos. Lerner y Ferrando (1989) detallan la historia del consumo de coca y drogas en Perú. Carter y Mamani (1986), Henman (1992), Del Olmo (1992) y Vidart (1991) estudiaron el papel de la coca y otras drogas en las sociedades nativas de Bolivia, Colombia y la Amazonía, y muestran cómo

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