Gestión contable. ADGD0108. Manuel Abolacio Bosch

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departamentos o centros de coste de las empresas y, de ese modo, la toma de decisiones estratégicas o de planificación. Su calificación de interna se debe a que esta información es de uso exclusivo del personal de la empresa y no de agentes externos o del público en general.

       Ejemplo

      La contabilidad de costes supone dividir la empresa en centros de coste para permitir determinar las áreas más o menos rentables y, de ese modo, poder tomar las oportunas decisiones.

      Una empresa con varios centros de trabajo es un claro ejemplo de la necesidad de llevar una contabilidad analítica. Supóngase una empresa X con tres centros de trabajo, A, B y C. La empresa X tiene unos beneficios a final de año de 500 €.

      La composición de este resultado por centros de trabajo es la siguiente:

      1 Centro de trabajo A: beneficios por importe de 400 €.

      2 Centro de trabajo B: beneficios por importe de 300 €.

      3 Centro de trabajo C: pérdidas por importe de 200 €.

      4 Resultado global de la empresa X = 400 + 300 − 200 = 500 €.

      En este caso, si no se llevase contabilidad analítica, no se podría focalizar el problema o el centro de trabajo donde la empresa no es rentable y, por lo general, si la situación no cambiara, en periodos siguientes la empresa seguiría disminuyendo sus beneficios por este motivo.

      La información de la contabilidad de costes permite determinar qué áreas deben ser analizadas en mayor detalle a fin de poner medidas correctoras para conseguir la máxima productividad global.

      No únicamente se consideran centros de coste los distintos centros de trabajo que pueda tener una empresa, sino que también se consideran como tales los distintos departamentos, delegaciones o cualquier otra segmentación que la empresa crea oportuno establecer.

      Debido a la diversidad de usuarios que tiene la contabilidad, la información que esta suministra debe ser de calidad, pudiéndose entender que esto se consigue cuando presenta una serie de características como:

      1 Utilidad: la información debe adecuarse al propósito del usuario, es decir, debe valer para que aquel pueda tomar sus decisiones de forma coherente. El contenido de la información debe ser significativo, relevante y veraz.

      2 Confiabilidad: el proceso empleado en el sistema contable debe ser estable (aplicando siempre las mismas reglas, informando cuando por necesidad estas cambian), objetivo (debe ser un sistema imparcial) y verificable (las operaciones registradas en el sistema deben poder ser comprobadas).

      3 Provisionalidad: en ocasiones la información contable no refleja hechos concluidos, sino estimaciones o previsiones de los mismos. Más que una cualidad deseable para la información de la contabilidad, la provisionalidad se trata de una realidad de esta que supone una posible limitación a su precisión.

       Nota

      El sistema contable de cualquier empresa se ejecuta en tres pasos básicos que se aplican a la información relacionada con su actividad financiera: registro, clasificación y archivo.

      2.2. Tipología empresarial a efectos contables

      Con objeto de sentar las bases desde un primer momento, conviene definir el término de empresa.

      Una empresa es una entidad autónoma de producción en la que se coordinan diversos medios productivos (trabajo humano y elementos materiales e inmateriales) bajo la dirección de un empresario con el fin de elaborar productos o prestar servicios que permitan la satisfacción directa o indirecta de alguna necesidad humana.

      En cualquier caso, no es esta una definición estándar ni universal. Los distintos autores y organizaciones atienden a los aspectos más relevantes para ellos, enfatizándolos en sus definiciones. Así, por ejemplo, la Comisión de la Unión Europea considera empresa a “toda entidad, independientemente de su forma jurídica, que ejerza una actividad económica”. O, según el derecho internacional, “la empresa es el conjunto de capital, administración y trabajo dedicados a satisfacer una necesidad en el mercado”.

      Ante la amplitud de definiciones existentes, sí que se puede afirmar que existen ciertas pautas comunes en todas ellas, como es la existencia de unos medios productivos organizados para la producción de bienes y servicios encaminados a satisfacer una demanda.

      Igualmente, a la hora de clasificar las empresas existe una amplia diversidad de criterios, si bien algunos de ellos tienen un mayor interés desde un punto de vista contable, como pueden ser aquellos que tienen en consideración el tamaño, el sector productivo y la forma jurídica y titularidad.

      Algunas de las clasificaciones que se podrían realizar son:

      1 En relación al tamaño, están los siguientes tipos de empresas:Microempresa.Pyme pequeña.Mediana.Grande.

      La determinación de si una empresa se encuadra en una u otra categoría dentro de esta clasificación no siempre resulta fácil de delimitar. Generalmente, los parámetros usados para considerar el tamaño de la empresa son la cifra anual de negocios y el número medio de empleados.

       Nota

      El PGC permite presentar cuentas anuales abreviadas a las empresas en función de su tamaño.

      La Recomendación de la Comisión Europea 2003/361/CE realiza la siguiente clasificación en función de este criterio:

EmpresaCRITERIOS
Balance general anual (miles de euros)Volumen de negocio anual (miles de euros)Trabajadores (número de empleados)
Microempresa< 2.000< 2.000< 10
PYME pequeña< 10.000< 10.000< 50
Mediana< 43.000< 50.000< 250
Grande≥ 43.000≥ 50.000≥ 250

       Tamaño de empresas según la Recomendación de la Comisión Europea 2003/361/CE

      En relación al sector productivo, las empresas pueden clasificarse en:

      1 Empresas productoras de bienes o industriales (que a la vez pueden subdividirse en agrícolas, artesanales, extractivas, etc.).

      2 Empresas comerciales (mayoristas, minoristas, comisionistas).

      3 Empresas de servicios (transporte, enseñanza, ocio, etc.).

      Es importante mencionar que, debido a las especiales características de determinados sectores productivos, el PGC adapta las normas generales que en él se incluyen a través de adaptaciones sectoriales, como pueden ser la del sector inmobiliario, de entidades aseguradoras, de empresas concesionarias

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