un valor soberano.
Los distintos conceptos que se ofrecen son invitaciones a una reflexión profunda de nuestro propio posicionamiento como seres vivos, y como responsables del mundo que nos rodea, que nos induce y nos focaliza a resignificarnos para trascender, no solo por nosotros, sino por las generaciones venideras.
Vivimos en una era donde en poco tiempo ocurren múltiples situaciones y todas deben ser atendidas como prioritarias, en una realidad compleja que solo quienes con conciencia, planificación y estrategia puedan interpretar las demandas del colectivo y puedan hacerlas propias podrán experimentar la evolución de cambios que nos gestarán como parte del primer ciclo de sobrevivientes a un tiempo donde lo físico, lo psíquico y lo emocional diagramarán la talla de toda decisión haciendo trasversal su filtro antes de existir.
II- Prefacio
Este tiempo se recordará como un momento de un contexto histórico donde el mundo globalizado terminará su ciclo de vida tal como la conocemos, hoy, y se convertirá en una gran aldea que resignificará un sistema capitalista neoliberal de vida centrada en el mercado como actor protagónico a un modelo social y socioproductivo significante donde el centro de su ocupación será el ser en todas su expresiones con el Estado como actor garante de derechos universales, que focalizados en los más vulnerables, se transformen en un nuevo paradigma de identidad, sentido de pertenencia y desarrollo con crecimiento productivo de toda soberanía como huella cultural, económica, natural y académica de este nuevo mundo que nace a partir del ciclo 2020, entendiendo que somos sujetos de derechos protagonistas de un nuevo tiempo.
Esta obra recorre un camino sutil, intenso y profundo de pilares ideológicos sustentables que sostendrán desde Buenos Aires, y la Argentina, una trama de innovación que sentará las bases del Mercosur, llevando a Latinoamérica a un nivel de evolución soñado que se traducirá en dejar de ser emergentes y subdesarrollados, para dar el paso cuántico del desarrollo, la soberanía del conocimiento y el crecimiento y la expansión de sistemas de gestión integrados y enraizados por cadenas de valor globales, que serán las venas selladas de América Latina que como un horizonte colectivo, inclusivo y naciente, gestarán un nuevo ciclo de vida para todo, todos y todas.
1- La ruta del viento (el SER)
Somos de los procesos inexorables que anteceden nuestro presente. Esa suma de hechos que conforman el destino transitado a su vez son el camino heredado de la historia que nos trae hasta el hoy.
Nuestro SER es responsable, protagonista y sobre todo sobrio en un momento histórico único, que necesita de líderes más que de héroes.
Somos la huella que vendrá para instalar una nueva forma de SER.
2- El terreno
Habitamos el suelo que nos permite, por el tiempo que dure nuestra vida, demostrar cuánta potencialidad tenemos en cada una de nuestras decisiones devenidas en acciones concretas.
Es ese preciso instante en que la decisión se transforma en acción donde desde el AMBA bonaerense, expandidos por nuestra hermosa nación, compartiremos con el Mercosur nuestras convicciones de dejar un mundo mejor del que recibimos, de todos y todas y para todos y todas.
3- El contexto
El siglo XXI nos encuentra atentos a las prioridades esenciales y complejas de un escenario de pandemia mundial: la salud, la educación, el desarrollo, la innovación y lo político.
Entendemos que todos estos pilares son la oportunidad de que se desarrollen y se expandan al servicio del pueblo para nunca más valerse de ellos para que el pueblo esté al servicio de ellos.
Nunca más es nunca más.
4- El tiempo
Vivimos un tiempo de transición entre lo agotado y lo naciente.
Somos un tiempo de descubrimiento, de evolución explícita sin escondites ni máscaras.
Somos el tiempo exacto, del cambio genuino que con respecto a los límites no tendrá fronteras.
5- Las armas
Entendemos como armas a las estrategias que sustentan un proceso focalizado de nuevos orígenes, que se resignificarán en sus pasos cuando la construcción colectiva sea la que tome la bandera de un nuevo horizonte.
La convicción será nuestra mejor carta y para darle forma será la participación que posibilite la creación del consenso de un nuevo contrato social internacional.
Las armas son nuestros pensamientos, y la razón el medio para un sinfín de matices que representarán a todos, para construir un mundo más justo, menos desigual y mejor distribuido.
6- Las formas
Las formas se construirán en una abstracción tal que nunca más dependerán de lo concreto para existir.
De nuevas formas se visibilizarán nuevos caminos, nuevas rutas, que integrarán en su andar a quienes se sumen, voluntariamente, a una gran aldea que nos albergue a todos.
Las formas serán las vinculaciones que representarán en cada acuerdo y cada fase la evolución secuenciada que proyectará en el horizonte lo que seremos luego de la evolución.
Las formas se percibirán y no se verán, porque el mundo de lo concreto no puede representar las formas que necesitamos.
Y precisamente en esa no definición radica su poder y su fuerza, es en ese vacío en que las formas encuentran un sentido del SER.
7- La proyección
Las ideas son el reflejo de las concepciones individuales que toman cuerpo y trascienden cuando lo colectivo se las apropia.
La ruta del viento será la huella que vivirá en América Latina como modelo de sociedad inteligente que iniciará un cambio sustentable sostenido y transparente en la economía local, regional y continental.
