Crepúsculo 2020 - Amanecer de estados plurinacionales. Silvia Roxana Lemos

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Crepúsculo 2020 - Amanecer de estados plurinacionales - Silvia Roxana Lemos

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      Un especial agradecimiento a Anto Barros, Rosita Guardia, Rubén Díaz, Chiqui y Mingo. También al Dr. Sebastián Brizuela. Merecen especial consideración Omta Marcelino Azaguate y Omta Diego Barros, quienes junto a sus comunidades vienen construyendo los puentes de la interculturalidad huarpe.

      Sin más fondos económicos que mis modestos ingresos de horas de docencia, en silencio me dirigía a hemeroteca de la FFYL-UNCuyo, y a las comunidades en busca de las entrevistas etnográficas, y sin quererlo, me sorprendieron con la mejor enseñanza espiritual y profesional de la vida: que la “paciencia” y “tolerancia” también es parte de la espiritualidad, y sobre todo una “cortesía de la inteligencia”. Que “nuestras memorias no pueden ocuparse por mucho tiempo en el rencor ni estancarse en el miedo y prejuicios, sino en honrar y dignificar a nuestras/os ancestras/os”; en lucha política, tal cual nos manifestara Silvia Rivera Cusicanqui, de no caer en un discurso miserabilista que inevitablemente nos llena de frustración, en tanto colonización internalizada; para superar la memoria del lamento, sin trivializar el dolor.

      Por lo tanto, si bien en los primeros capítulos soy muy crítica con la colonización espiritual que se ejerció sobre las y los huarpes históricos, solicito prudencia respetuosa y tolerante para con aquellos/as que profesan la religión católica y sobre todo uno de sus sacerdotes benefactores: Benito Sellito a quien, muchos/as le llevan memoria en su corazón, y no les gusta sean criticados/as. Benito� siempre fue transparente a nivel ideológico, y dijo que su actuar estuvo inspirado en su obra misional de amor a Jesucristo. Si bien esta tesis no parte desde el fundador del cristianismo, no quita se dé a conocer sobre la obra actual de la pastoral.

      Agradezco a las artistas plásticas y de dibujo mendocinas: Nuria Altamira, María Inés Carlderón y María Inés Altamira, por graficar a Omta Ucchuquimini.

      Un agradecimiento por el respeto y cariño de mi segunda familia, conformada por amigos, amigas de mi camino de sabiduría; como así también mención especial a mis estimados/as del Cordón del Plata-Tupungato: Calle los 4, ex Barrio Pérez y Barrio Integración, que guardo siempre en mi corazón. A mi renacedora y artesana andina, respectivamente: Stella Maris Civelli y Caro Bragado.

      A Érica Videla, Laura Simón, Fabricio Gutiérrez y Valeria Chavarría, y a través de ell@s a mis estudiantes y graduados/as de nivel superior IES 9-009 de Unidades Académicas Luján de Cuyo, Casa Matriz Tupungato, Penitenciaría y Legislatura; asimismo a Anabel Cuquejo, Julia Elmelaj, Norma Maggini, Rubén Ippoliti, Carolina y Elizabeth Giaquinta, y a toda la comunidad administrativa y cuerpo docente del Instituto.

      Para finalizar, dedico este libro a mis padres Myriam y Félix Luis, y a través de ella y él, la memoria que invoqué de 7 linajes hacia atrás y a los/as que viven tanto perpetradores como benefactores: hermanos, tíos/as, primos/as, sobrinas Luna-Martina-Zarita; sobrinos Gael-Giovanni-Juan Francisco; un cariño y agradecimiento especial a Natalia De La Maza Lemos y Juan Pablo Lemos Guidoli (el Coyote); también un reconocimiento de inclusión al árbol, a mi tío abuelo Agenor Cano al solo efecto de constelar prueba indirecta histórica de ajusticiamiento; por último a mi sobrino Astor Félix, que viene en camino a través de mi querido hermano Mauricio y mi estimada cuñada Ivana.

      Justo junto a Félix, como sus nombres lo indican, vinieron a constelar la justicia y felicidad; Astor Félix viene a cauterizar una de las ramas maestras que nunca más permitirá exclusiones, en un transgeneracional que tardó un siglo en constelar la justicia para poder sellar la paz.

      Como marca nuestro abya-tiempo prospectivo fractal, los finales son cíclicos, en consecuencia, los destinos rotos tendrán por siempre una nueva oportunidad; por lo tanto, agradezco al guardián de los retornos y la justicia de mi transgeneracional: mi abuelo Félix Lemos.

      Hemos retornado…

      Silvia Roxana Lemos

      Este libro contiene la tesis que reunió reflexiones y perspectivas críticas de la investigación durante 7 años, dentro de la Maestría en Estudios Latinoamericanos FCPYS-UNCuyo; que indagó la historia, antropología y arqueología cuyana para aproximarnos a la reconstrucción espiritual, histórica y política del Cuyum, partiendo de las y los “Huarpes históricos” para ser enlazados con los “modernos”, y de esta manera no restar importancia a la verdadera matriz fundante abyahuarpe milenaria, que es anterior al capitalismo, por lo tanto no es ni cristiana ni occidental. Si no se reivindica a los/as Huarpes históricos/as difícilmente pueda tratarse la problemática étnica ancestral en la Mendoza contemporánea.

      La tesis intentó llegar a conclusiones que, en parte, pudo hacer comprensible los efectos del plan colonizador en el actual sincretismo y dispersión huarpe, para ajusticiar desde la historia que no pudieron contar las y los vencidos. Para ello, desde una epistemología de la visión descolonizadora, se construyó una sociología de emergencias-ausencias de las culturas orales (Sociología primal de las heridas étnicas huarpes). Quizás esta tesis de maestría sea una invitación a romper con la colonialidad del poder eurocéntrico del “saber”, del “ser” y del “hacer”, pero el trasfondo primal muestra heridas que supuran de muchos transgeneracionales que es necesario y justo cauterizar.

      Este trabajo descoloniza la dicotomía superior-inferior del acto fundacional de Mendoza de Pedro del Castillo, aquel 2 de marzo de 1561, activando para ajusticiar también la memoria del prócer huarpe Omta Millcayac Ucchuquimini, que resistió sin éxito la llegada de la colonización.

      Si bien entre Pueblos Originarios y Academia hay discrepancia respecto a cómo denominarlos, tratamos de evitar, lo que más se pudo, llamarlos “indígenas” o “aborígenes”, etc. La Academia, sin reparos, lo denomina en su mayoría “indigenismo”; en nuestro caso, queremos darle otro sentido identitario a su derecho milenario, y desde esta tesis se los/as enuncia con el prefijo “abya”.

      Abyayala, se estima, es una de las enunciaciones que debe distinguirse dentro de la diversidad. Desde esta obra se utiliza para ser incluida sin ánimos de menospreciar lo “occidental” en sí; seremos críticos solo en aquellos aspectos del etnocentrismo eurocéntrico que, en muchos casos, todavía impera. Por lo tanto no responde a un anti-occidentalismo, ni anti-cristianismo, sino a un anti-colonialismo eurocéntrico para integrar lo que éste destruyó, y pueda convivir el pensamiento de Abyayala interculturalmente con un occidentalismo: donde todos y todas podamos ser “gente”; porque incluso la palabra “indígena”, “indios” o “indigenismo”, son representaciones coloniales que no le corresponden; pero que, para evitar el mestizaje o sincretismo, es necesario diferenciarlo, o bien activar los dialectos locales (el nuestro cuyano sería el millcayac-allentiac); hasta tanto persista la estructura encubierta de un colonialismo internalizado y/o maquillado.

      Un asimilacionismo cultural uniformador (colonialismo internalizado) que enajena, en algunos casos, ciertas culturas de procedencia; asimilándose a la cultura hegemónica para poder acceder a la educación, trabajo, justicia, medios de comunicación,

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