Ecoxicanismo. Maite Aperribay-Bermejo
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En estos años ochenta la administración Reagan hablaba ya de la “decade of the Hispanic” (Alarcón 184), pero la cada vez mayor presencia hispana no abarcaba solo los ochenta, puesto que en los años noventa el colectivo hispano de los Estados Unidos fue considerado un colectivo emergente: “proleptic visions of Latinos as the ‘majority minority’ began to circulate in earnest and gain rhetorical strength in the United States. Government agencies, educational institutions, and various media outlets started to focus on what Kirsten Silva Gruesz identified as the ‘present-progressive focus on Latino emergence’” (Ramirez 163). En esta época en la que las minorías comenzaban a tener algo más de presencia se celebró la First National People of Color Environmental Leadership Summit (1991), una cumbre de gran importancia, puesto que en ella se acordaron los diecisiete principios de la Justicia Medioambiental, como aparecen en el anexo, The Principles of the Environmental Justice.
La década estará de nuevo marcada en cierto modo por el quinto centenario del descubrimiento de América y por las tensiones raciales como las Los Angeles Riots en 1992. Estos disturbios raciales comenzaron cuando los cuatro policías anglosajones acusados de propinar una brutal paliza al afroamericano Rodney King fueron absueltos del delito. Los disturbios que se produjeron en las calles de Los Ángeles se saldaron con más de 50 fallecidos y más de 2000 heridos (CNN). Otro de los acontecimientos que marcará este decenio será el fallecimiento del líder sindical César Chávez en 1993 o la aprobación de la Proposición 187 en el año 1994. Aunque dicha proposición fue revocada con posterioridad por una Corte Federal, según la misma “no person –citizen, legal inmigrant or ilegal inmigrant‘shall receive any public social services to which he or she may otherwise be entitled until the legal status of that person has been verified’” (cit. en Martin 255). Es justo en esta época en la que se publican las obras que se analizan en el presente estudio.
Si bien sus antecedentes y tradiciones pueden remontarse hasta épocas anteriores a la conquista española, la literatura chicana contemporánea puede definirse como un fenómeno relativamente reciente. A pesar de que críticos como Luis Leal, Manuel Martín-Rodríguez o Charles M. Tatum no coinciden en la datación de las diversas etapas de la literatura chicana, de las distintas clasificaciones que efectúan se deduce la gran importancia que el Movimiento Chicano tuvo en el plano literario, por lo que parece más adecuada la división que considera Literatura Chicana Contemporánea la producida desde los orígenes del Movimiento en los años sesenta hasta la actualidad.
La literatura chicana contemporánea nace como elemento ligado al Movimiento Chicano, puesto que escribir es una actividad de reivindicación de su identidad cultural ante la dominación de la sociedad anglosajona. Es por ello por lo que la literatura gira alrededor de los problemas que afectan a la vida diaria de los chicanos, de sus costumbres y de la ambigüedad de su identidad. Otro tema recurrente es la reinterpretación de la historia, la recuperación de las tradiciones y su herencia cultural, y la reivindicación del derecho a la tierra de sus ascendientes. Como afirma Saldivar, “history cannot be conceived as the mere ‘background’ or ‘context’ of [Chicana/o] literature; rather history turns out to be the decisive determinant of the form and content of the literature” (cit. en Flys-Junquera, “Murder with an Ecological Message” 347). La herencia ancestral, la historia del pueblo chicano o su día a día se convierten en motivo central de su literatura. Una parte esencial del activismo chicano comenzó a reflejar el racismo y la opresión que padecían por medio de la literatura, en la que se describían las características más significativas de su identidad, y se reflejaba su experiencia como ciudadanos dentro de un grupo minoritario. Mediante la producción literaria el pueblo chicano denuncia la discriminación de la que son víctimas y su lucha en contra de esta discriminación. Como afirma Blackwell, “stories have power: the power to inspire, the power to heal, the power to transform, the power to incite new possibilities, … to create new worlds” (vii).
Durante los primeros años de la Literatura Chicana Contemporánea los autores fueron principalmente hombres. Rueda Esquibel sostiene que “early on, feminist, gay, and lesbian voices were often silenced through sexist and homophobic discourse. In the four decades since el movimiento, both straight and queer Chicanas ‘reinvented’ nationalist mythologies to better portray the participation of women and of gays and lesbians, in spite of obstacles” (148). Las chicanas, conscientes de que sus vivencias dentro del Movimiento Chicano habían sido silenciadas, reclamaron su participación e inclusión en la esfera pública y comenzaron a defender sus derechos individuales como mujeres.
En los años setenta, cuando surgió con fuerza el feminismo, las mujeres chicanas se percataron de que su situación social era diferente a la de mujeres de otras razas. Los intereses concretos de los feminismos angloamericano y europeo tendían a opacar y ocultar la existencia del feminismo chicano, por lo que, para diferenciarse del movimiento feminista blanco, las mujeres de color optaron por su propio Womanism, y las chicanas por su parte se diferenciaban de todas las anteriores mediante su Chicana Feminism o Xicanisma, en el que, como ya se ha mencionado previamente, reconocen características diferenciadoras con respecto a otros feminismos. Su literatura se hacía eco de los problemas sociales de los chicanos, pero al mismo tiempo también de los específicos de las chicanas, ya que apreciaron que al igual que sus compañeros eran discriminadas por su raza y su clase social, pero en su caso sufrían una triple discriminación por su condición de mujeres. Como afirma Saldívar-Hull:
While Chicano historians, political scientists, and literary critics working in the 1960s and 1970s accomplished much in their projects to record the suppressed Chicano experience, … they made only passing reference to the roles of women in that history … . If feminist scholars, activists, and writers –who have lived under the o in Chicano– had to rely on the historical record written by men and male-identified women, Chicanas’ roles in history would remain obscured. (27)
Sus temas principales son el entorno familiar, la identidad, la sexualidad, la opresión racial, social y de género, y sus formas literarias son a menudo híbridas. Igual que sus compañeros, las chicanas crearán obras con gran contenido reivindicativo, reflejando tanto los problemas cotidianos como la problemática específica de las chicanas. Ellas también se ven en la necesidad de romper con los estereotipos y los roles en los que se les había encasillado, por lo que el tema fundamental de la literatura chicana será la búsqueda de su identidad, búsqueda en la cual las chicanas rompen tanto las normas establecidas como los prejuicios existentes: “Chicanas in the 1980s wrote Bildungs texts, explored the social and the political, looked for role models in their literary heritage, fought back at what they saw as an oppresive dominant society, and came together as a sonsciously awakened group of women” (Rebolledo y Rivero 24). La originalidad y la ruptura con