Republicanas. Luz Sanfeliu Gimeno
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Con su exclusivismo, cortó la posibilidad de un valencianismo moderado y los sectores cercanos al valencianismo fueron capitalizados por otros partidos políticos más conservadores. El republicanismo «serio» acabó desconfiando de su exaltada demagogia; y el movimiento obrero, a medida que fue adquiriendo formas propias de organización, aunque en la mayoría de los casos continuaba votándoles, dejó de necesitarlo para apoyar sus demandas laborales.
Pero, desde 1895, el republicanismo valenciano supo oponerse a las fuerzas políticas conservadoras y logró contagiar de su entusiasmo a una mayoría de ciudadanos. Desde entonces el partido ejerció una notable influencia en la ciudad y, a partir de 1901 y hasta 1915, el bloque social que se reunía en torno al blasquismo fue suficientemente estable para permitirle la mayoría en la corporación municipal. Después de un corto paréntesis, entre 1915 y 1923 en el que gobernó con el apoyo de otras fuerzas políticas, el blasquismo obtuvo de nuevo la mayoría en la corporación municipal. En las elecciones municipales de 1931 que supusieron el triunfo de la República, lograron aún reunir a las fuerzas de izquierdas que obtuvieron el 70 % de los votos. En las elecciones de 1934 recibieron todavía un respetable soporte electoral; pero en las de 1936, no consiguieron ni uno solo de los siete diputados de la circunscripción de la ciudad. Con el paso del tiempo, habían perdido su original impulso renovador y democrático y habían ido decantándose por la acomodación, el anquilosamiento político y la exacerbación inoperante del valencianismo folclórico.23
1 J. L. León Roca: Blasco Ibáñez y la Valencia de su tiempo, Valencia, Ayuntamiento de Valencia, Publicaciones del Archivo Municipal de Valencia, Estudios Monográficos, 1978.
2 J. L. León Roca: Vicente Blasco Ibáñez, La aventura del triunfo. 1867-1928, Valencia, Diputación de Valencia, 1986, p. 13.
3 P. Tortosa: La mejor novela de Blasco Ibáñez: su vida, Valencia, Prometeo, 1977, pp. 2-15.
4 M. Martí: «La societat valenciana de la Restauració (1875-1914): estabilització del domini burgès i contestació renovada», en VV. AA.: Història del País Valencià, Barcelona, Edicions 62, 1990, vol. V, p. 159. Hace referencia a las palabras de A. Cucó: Sobre la ideologia...
5 J. Tusell (dir): Historia de España. La Edad Contemporánea, Madrid, Taurus, 2001, pp. 183-236.
6 M. Sanchis Guarner: La ciutat de València, Valencia, Ajuntament de València, 1983, pp. 503-505.
7 M. J. González Hernández: «Las manchas del leopardo», en M. Suárez Cortina (ed.): La Restauración entre el liberalismo y la democracia, Madrid, Alianza, 1997, pp. 164-165.
8 El Pueblo, 23 de mayo de 1895.
9 A. Cucó: Sobre la ideologia blasquista..., p. 10.
10 Sobre la transformación del republicanismo histórico en un nuevo republicanismo a principios del siglo XX, véase M. Suárez Cortina: «La quiebra del republicanismo histórico, 1898-1931», en N. Townson: El republicanismo en..., pp. 139-163.
11 M. Cerdá (dir.): Diccionario histórico de la Comunidad Valenciana, Valencia, Levante-El Mercantil Valenciano, Editorial Prensa Valenciana, 1992, pp. 149-150.
12 P. Radcliff: «Política y cultura republicana en el Gijón de fin de siglo», en N. Townson (ed.): El republicanismo en..., p. 375.
13 R. Reig: «La modernització de la ciutat», Batlia, 8 (1985), p. 277.
14 A. Aguado et al.: «Aproximació a l’estudi de les dones a través de la premsa valenciana: l’Horta, 1895-1923», Ideco, 6 (1993), p. 105.
15 A. Cucó: Sobre la ideologia blasquista..., p. 23.
16 R. Reig: «La modernització de la ciutat...», p. 278.
17 El Pueblo, 9 de enero de 1903.
18 M. Ralle: «La sociabilidad obrera en la sociedad de la Restauración (1875-1910)». Estudios de Historia Social, 50/51 (julio-diciembre de 1989), p. 163.
19 El Pueblo, 12 de febrero de 1897.
20 Véase P. Gabriel: «La población obrera catalana, ¿una población industrial?», Historia Social, 32/33 (1985); P. Gabriel: «Movimientos sociales. Cultura obrera, cultura popular», en VV. AA.: España fin de siglo. 1898, Barcelona, Fundació «La Caixa», 1997, p. 303.
21 R. Reig: «Entre la realidad y la ilusión: el fenómeno blasquista en Valencia, 1898-1936», en N. Townson (ed.): El republicanismo en..., p. 396.
22 Ibidem, p. 279.
23 Ibidem.
II. EL PERIÓDICO EL PUEBLO
Los blasquistas utilizaron como nuevos medios de expresión la prensa y el naturalismo literario para difundir sus ideas, cuestionando la «realidad» existente y, a la vez, proponiendo nuevos significados y otras nociones también sobre cómo debían ser las identidades de los sujetos. Así mismo, refiriéndose al papel que asumieron las élites republicanas a través de su prensa, Suárez Cortina afirma que dichas élites dispusieron de «un medio de expresión particular que les dio poder y, al mismo tiempo, facilitó la incorporación de individuos a la representación y dirección política».1
De sobra es conocido el papel que en la revolución liberal ejercieron los intelectuales en la conducción de la opinión pública, sobre todo porque, de una forma sistemática y argumentada, se reflexionaba sobre la «situación» nacional y se teorizaban los abusos.2 De este modo, El Pueblo,3 aunque impulsado por núcleos dirigentes relacionados en muchos casos con la burguesía mercantil y por hombres de clase media que ejercían profesiones liberales, fue tratando diariamente los temas más actuales de la vida social y política, definiendo las premisas que debían conformar la nueva sociedad democrática, tanto en lo que hacía referencia a la vida pública como a la privada.