Comunidad e identidad en el mundo ibérico. AAVV

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Comunidad e identidad en el mundo ibérico - AAVV Historia

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Jim ha sabido ser un humanista.

      Tanto García Cárcel como Elliott, se preguntan respecto a la investigación de Jim la influencia de su origen norirlandés y la confrontación con los problemas inherentes a la relación entre centro-periferia, a la dinámica de la división interna de la periferia respecto a las fuerzas centrípetas del Estado, a las formas premodernas del nacionalismo y al estudio de países, cultural y religiosamente, heterogéneos.

      A la presencia de una fuerte heterogeneidad religiosa y étnica dedica Manuel Ardit su aportación. Discute el impacto de la despoblación y la tensión social que produjo la segunda expulsión de los moriscos del Reino de Valencia en el siglo XVII, señalando la existencia, todavía reconocible y admitida, de una visión negativa y oportunista de la agricultura morisca; visión que tiene su origen en las fuentes del siglo XVII y que continúa en la época actual. Ardit explica cómo la investigación de Jim, basada sobre trabajos de difícil acceso en España, ha servido para proponer una interpretación, reelaborada años después y modificada, que evidencia la consecuencia positiva para los españoles, más allá de lo negativo, de la expulsión.

      El tema de moriscos, o para ser más precisos, el de los mudéjares antiguos, es retomado por Bernard Vincent, quien plantea cómo la cuestión morisca no se resuelve con la expulsión de 1614 y debe ser estudiada partiendo de los siglos precedentes y analizando las complejas pero interesantes relaciones, primero, con los cristianos pero, también, entre los distintos grupos de población musulmana. Así, la diferencia entre moriscos antiguos y granadinos es total para el período posterior a 1570. Por ello en esta propuesta de Vincent habría que distinguir entre diversos grupos de moriscos.

      El vocabulario viene en nuestra ayuda para obligarnos a revisar la denominación genérica muchas veces empleada: así, al hilo de la documentación nos encontramos con mudéjares (a secas), antiguos (a secas también), convertidos, mudéjares antiguos, moriscos antiguos, moriscos mudéjares antiguos o simplemente moriscos. Vincent propone elegir la expresión mudéjares antiguos para definir, genéricamente, la categoría. Las cinco villas del Campo de Calatrava (Aldea del Rey, Almagro, Bolaños de Calatrava, Daimiel y Villarubia de los Ojos) y los seis pueblos del Valle de Ricote (Villanueva del Segura, Ulea, Abarán, Blanca, Ricote y Ojós), demuestran que la categoría mudéjares antiguos existió en muchas partes durante el siglo XVI.

      A esta situación se suma el distinto origen del morisco: granadino, valenciano, aragonés, catalán, del valle de Ricote, lo que demuestra que se trata, en definitiva, de un grupo necesitado de estudio para así profundizar en las diferencias de tal diversidad, especialmente en el caso de los mudéjares antiguos (moriscos convertidos en época precedente a la expulsión del siglo XVII).

      Si la historia de los moriscos exige plantear la cuestión de la diferencia religiosa y de la conversión, una reflexión sobre los cambios confesionales y la diversidad religiosa es propuesta por Jim Amelang. El cuál dedica su contribución a explicar la experiencia personal de la religión a la luz del cambio confesional en la Europa de la primera reforma protestante y, después, de la católica. El centro del análisis de Amelang es una obra de género autobiográfico publicada en 1621 por un desconocido autor español, autodefinido como católico de nacimiento, pero pronto convertido al protestantismo.

      La Europa de este período, recuerda Amelang, está influenciada por la presencia de hombres y mujeres que emigran por motivos confesionales. Un dato que refleja la compleja relación política, diplomática y militar, más allá de la religiosa, entre varios países europeos. Es evidente la fluidez de la definición de confesional y religiosa –todavía poco estudiada–, que recuerda las grandes distinciones, como la de catolicismo y protestantismo, que no se oponen necesariamente por razones doctrinales cuanto, sobre todo, por motivos diversos de orden político y económico.

      El sugerente texto de Amelang, refleja cómo en la confesionalmente desunida Europa, se producían migraciones por razones de fe. De la misma manera que las habían en el siglo XIX por razones políticas. Es ésta una línea de investigación que pretende demostrar que la heterodoxia formaba parte de un tejido social en el que se entrelazaban la política y la economía. 24

      Los nombres de Adrián Sarabia, Rafael Carrascón o Jaime Salgado jalonan este juego de ida y vuelta que su autor nos anuncia que convertirá en libro sobre los intercambios espirituales entre España e Inglaterra en los siglos XVI y XVII.

      Señala, cómo el acceso a los textos que tratan de la experiencia personal de la religión y de la conversión –como en general la escritura autobiográfica y la tradición de la biografía espiritual– revelan aspectos sobre los cuáles queda, todavía, mucho por indagar; por ejemplo, el modo de entender la fiscalidad y la dimensión profundamente corpórea de la religión como un elemento de decisiva diversidad entre catolicismo y protestantismo. Amelang llama la atención sobre la necesidad de un análisis más amplio sobre la dimensión individual de la conversión que no siempre sigue criterios geopolíticos preestablecidos.

      El problema de la diversidad religiosa enfrentada a una óptica de género, y desde un punto de vista completamente distinto, es el que dedica Silvia Evangelisti a la presunta conversión de los indígenas del Nuevo México gracias a la obra de los misioneros franciscanos. También encontramos a la prolífica escritora mística española, María de Jesús Ágreda, famosa por su relación de amistad espiritual con el rey Felipe IV. Centrando la atención sobre un texto que contiene la relación oficial de la actividad misionera de los franciscanos, publicado en Madrid en 1630, retoma un episodio poco estudiado de la vida de esta monja relativo a su milagrosa aparición en Nuevo México, donde se dedica a predicar el evangelio provocando la espontánea conversión de las masas.

      Evangelisti recuerda cómo el uso de figuras y símbolos femeninos puede resultar extremadamente funcional para la propaganda católica, y en particular la relativa a la misión franciscana dentro de la poderosa religiosidad barroca inclinada a lo sobrenatural. Puede ser alentada una rigurosa distinción de género en referencia a la esfera masculina del discurso político relativo a la expansión colonial y a la conquista.

      A la familia y a la dinámica social en la que ésta se encuentra implicada dedica su atención Richard Kagan. Ofrece una brillante discusión en la que examina un género particular de escritura histórica y de una gran resonancia en toda Europa y en España que, desde el siglo XIV, compartía la fascinación de toda Europa por los escudos de armas, la heráldica y los elaborados árboles genealógicos: nos referimos a la genealogía familiar. La invención de la memoria y la manía genealógica tiene en los genealogistas y sus obras un verdadero campo de estudio e investigación. El afán por el ennoblecimiento de los orígenes para ascender en la escala social o verse libre de la persecución que originaba la limpieza de sangre, eran los motivos que justificaban esa llamada «fiebre genealógica española». Se trata del proceso de reputación que abre la puerta de la movilidad social. La historia genealógica, o como afirma Kagan, la «genealogía de la reputación», se convierte en un instrumento fundamental para la realización de la movilidad social. Salazar de Mendoza, Luis de Salazar y Castro, Gonzalo Argote de Molina, Alonso López de Haro, Francisco de Cascales, José de Pellicer Ossau y Tovar, son algunos de los nombres de este repertorio de notables escritores dedicados a dar lustre y buscar nobles antepasados que limpiaran de sospechas las intenciones y deseos de promoción social.

      Inmaculada Arias aborda la dinámica de la integración familiar volviendo sobre el tema de los moriscos y de la integración de la nobleza morisca en la sociedad cristiana y en la oligarquía castellana, tomando en consideración el caso de una de las más importantes familias de Granada que permanecen en la etapa posterior a la conquista cristiana: los Granada Venegas. Observa cómo la nobleza musulmana se presta a la colaboración con los católicos.

      La dinámica de integración prevé una trayectoria típica que incluye la conversión, la adquisición de tierras, los mayorazgos, el acceso a los cargos públicos y a las órdenes militares y la fabricación

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