Caída y ascenso de la democracia. David Stasavage

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Caída y ascenso de la democracia - David Stasavage

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dos opciones parece muy agradable. Pero los registros históricos también apuntan a una tercera posibilidad: si las presiones de la circunscripción son débiles, aún podría haber un Estado central, pero los gobernantes tendrían que gobernar por consentimiento para evitar la salida de su población.

      Desde alrededor del año 1000 d. C., los registros arqueológicos proporcionan evidencia de un drástico cambio cultural en el sureste de Estados Unidos. Las sociedades practicaban entonces una forma de agricultura intensiva del maíz. Había grandes asentamientos con túmulos como los que se ven en Coosa y mayores indicios de jerarquía. Al igual que con los coosa, no tenemos relatos de primera mano sobre cómo se gobernaban exactamente estas sociedades, pero hay evidencia arqueológica que atestigua la jerarquía política.

      En el noreste de Estados Unidos no hubo ningún cambio drástico después del 1000 a. C.: el periodo silvícola continuó. Recordemos el modelo de la sociedad hurona que descubrieron los jesuitas franceses en el siglo xvii. El pueblo hurón era agrícola y, al igual que los misisipianos, cultivaba maíz, pero no practicaban una forma de agricultura intensiva. Tenían caciques, pero carecían de la prominencia observada en el sureste, y sabemos que la política era consensuada tanto en el ámbito de la aldea como en niveles superiores.

      ¿Puede la teoría de la circunscripción ayudar a explicar la diferencia entre las instituciones políticas de los bosques del noreste americano y las del sureste? Y, en ese caso, ¿por qué tuvo lugar la circunscripción en el sureste? La geografía proporciona una posible explicación. Las sociedades misisipianas tendían a ocupar los valles fluviales con ricas tierras agrícolas rodeadas de otras menos adecuadas para el tipo de agricultura intensiva que practicaban. En estas circunstancias, si uno o su familia o su aldea estaban descontentos con su gobernante, les podía resultar difícil marcharse a otro lugar. En los bosques del noreste americano, las aldeas de pueblos como el iroqués y el hurón solían trasladarse en intervalos de entre diez y cuarenta años. Lo requería el tipo de agricultura que practicaban, de modo que el pueblo conservó una opción de salida.

      FIGURA 3.2. Densidad de población y gobierno por consejo entre los nativos americanos. La densidad de población representa el número de personas por milla cuadrada. Los datos fueron recopilados por Jorgensen (1980)

      Densidad de población y gobierno por consejo

      Otra forma de evaluar el impacto de las estrategias de salida es observar la densidad de la población de forma más directa. Es posible que, en las regiones con una mayor densidad de población, la gente tenga menos oportunidades de marcharse, por lo que la democracia temprana habría sido menos probable. En la figura 3.2 se traza la frecuencia del gobierno por consejo entre los grupos nativos americanos cruzando los datos de Jorgensen y la densidad de población calculada. En los niveles muy bajos de densidad de población (menos de una persona por cada cinco millas cuadradas), había gobierno por consejo en alrededor del 40% de los casos. Presumiblemente, la logística de organizar un consejo habría sido más difícil en estas circunstancias. En los niveles más altos de densidad de población (entre 0,2 y 1 persona por milla cuadrada) había gobierno por consejo en más de las tres cuartas partes de los casos. A partir de aquí, con cada aumento sucesivo de la densidad de población se observa una disminución de la probabilidad de un consejo. Al llegar a las cinco personas por milla cuadrada, la probabilidad de la presencia de un consejo no es mayor que en otras zonas menos pobladas. Una vez que la densidad de población supera las veinticinco personas por milla cuadrada, desaparecen los consejos, un dato muy llamativo.

      la democracia militar: cuando los gobernantes necesitaron a su pueblo

      Vimos en la sección anterior que, cuando la gente podía recoger sus cosas y marcharse a otro lugar, la democracia temprana se volvía más probable. La otra cara de este problema era que, en algunas circunstancias, la necesidad que tienen los gobernantes de su pueblo es especialmente imperiosa. A lo largo de la historia, las amenazas externas han llevado a los gobernantes a dar voz a su pueblo como compensación por el servicio militar. Esto era particularmente probable cuando la tecnología militar dominante hizo necesario movilizar a un gran número de personas. Lo vimos en Atenas durante el periodo clásico con el Viejo Oligarca: si se necesita a las masas para remar en los barcos, entonces se les debería permitir asistir a la ekklesia e intervenir en ella y ocupar cargos políticos remunerados.

      Dentro de las sociedades de la muestra transcultural estándar existe una llamativa correlación entre el prestigio del que disfrutaban los guerreros y la presencia de la democracia temprana. Vemos en la figura 3.3 que cuando a los guerreros se les confería un gran prestigio la probabilidad de tener un gobierno por consejo era de alrededor del doble que cuando no se les confería ninguno concreto. No debemos interpretar en la figura 3.3 que es el prestigio de los guerreros lo que da lugar a la democracia temprana. La mejor interpretación es que conferir prestigio a los guerreros y darles un papel en el gobierno son formas complementarias de afianzar un acuerdo entre los que gobiernan y los que luchan. En el capítulo xi veremos otro ejemplo de este fenómeno en la Europa del siglo xix, donde la gente aludía al principio de “un hombre, un arma, un voto”.

      FIGURA 3.3. Democracia militar. Datos de la muestra transcultural estándar que muestran la prevalencia del gobierno por consejo en las sociedades en función del prestigio conferido a los guerreros

      la alternativa burocrática

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