Mercedes Sanz-Bachiller. María Jesús Pérez Espí
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La vida de Mercedes, a pesar de todas estas circunstancias, seguía centrada en los estudios. En las dominicas francesas estudió la segunda enseñanza durante seis cursos, adquirió una importante formación académica, moderna y francófona, y encontró compañeras que se convirtieron en una suerte de familia para ella, como fue el caso de Sara Alonso Pimentel. Además, durante los años de estudio en las dominicas francesas llegó a coincidir, entre 1921 y 1923, con Ángeles Santos Torroella, futura pintora surrealista, incluso es muy probable que compartieran aula, dado que tenían la misma edad.53 La permanencia en el internado, sin embargo, suponía un gasto importante para la economía familiar, motivo por el que su madre y su tía estaban en desacuerdo:
... una tía hermana de mi madre, encantadora pero quizás no totalmente de acuerdo con la educación y deseos de mi madre de [sic] ya que esta [sic] siempre deseaba los mejores colegios de primera línea aunque estos fuesen más costosos que aquellos más tradicionales y apegados a la situación cotidiana de los pueblos en que se desarrollaba la vida de esta tía mía con su ambiente familiar.54
Desde su internado, Merceditas supo del golpe de estado que el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, dio el 13 de septiembre de 1923 en Barcelona, y de la posterior instauración de la dictadura. En el régimen primorriverista, el Ejército asumía todo el protagonismo y la Unión Patriótica, partido nacido de la Unión Patriótica Castellana de Valladolid,55 se convertía en el partido único del régimen. Después del golpe, pronto se suspendieron la Constitución y las Cortes, los gobernadores civiles fueron apartados de su cargo y sustituidos por militares, las corporaciones municipales por gestoras, y se implantó la censura. En Valladolid,56 de igual modo que en el resto de España, la corporación municipal fue disuelta por el real decreto del 30 de septiembre de 1923,57 tras lo que fue elegido alcalde José Morales. Las corporaciones municipales y las diputaciones quedaron a disposición del régimen durante seis años, aunque en el caso de Valladolid no fue fácil dar estabilidad al Gobierno municipal; de hecho, durante el primer año la sucesión de alcaldes y de concejales fue constante. Además, los «upetistas» y, en menor medida, los mauristas y católicos empezaron a copar cargos en el Ayuntamiento y en la Diputación. Muchos de los alcaldes, concejales o jueces municipales, y otros hombres que habían ocupado cargos políticos con anterioridad a la dictadura, acabaron en las filas del somatén. Concentraciones y desfiles fueron desarrollándose en Valladolid y en los pueblos de la provincia a lo largo de estos años. La censura de prensa pronto se puso en marcha. El Diario Regional se convirtió en la voz del régimen, contrariamente a lo sucedido con El Norte de Castilla y su director, Santiago Alba, que fueron vigilados y perseguidos, incluso por la justicia.58
Por otra parte, la pacificación de Marruecos, con la exitosa operación hispano-francesa en Alhucemas de septiembre de 1925, y la prosperidad económica de estos años dieron popularidad al régimen. Mucho influyó la política económica que, desde finales de 1925, diseñó el directorio civil, basada en el intervencionismo del Estado, invirtiéndose en obras públicas, creando monopolios estatales, como la Compañía Telefónica Nacional de España, aunque controlada por la «ITT Corp.» (International Telephone and Telegraph Corporation), o las Confederaciones Hidrográficas, la compañía de aviación Iberia, y la Compañía Arrendataria del Monopolio del Petróleo-CAMPSA. Nacieron algunos bancos oficiales como el Banco Exterior de España, el Banco Hipotecario y el Banco de Crédito Industrial y, a finales de 1926, la Organización Corporativa Nacional del Trabajo y los Comités Paritarios que, una vez ilegalizada la CNT, fueron aceptados por la UGT. La conflictividad social y las huelgas disminuyeron y se aprobaron el subsidio para las familias numerosas y el seguro de maternidad. Así pues, a lo largo del directorio civil, pareció que nada podía ensombrecer el rumbo de la nación.59
En contraste con esta realidad, la vida personal de Merceditas dio un vuelco, puesto que el 20 de enero de 1926 murió su madre60 a los 50 años de edad.61 Merceditas tenía 14 años y, definitivamente, quedó huérfana de padre y de madre. En el testamento de Mercedes Bachiller quedó estipulado que la niña quedaría a cargo de su tío Aurelio Bachiller Sanz,62 primo carnal de su madre, médico y alcalde de Montemayor, que, tal como lo recordaba Mercedes, «era un hombre correcto y frío, nunca estuve en su casa. Era el hombre más sobresaliente del pueblo, generoso, de ideas liberales, de una extrema humanidad pero con un trato más bien seco».63
Él se encargaba de pagar el colegio, de proporcionarle una pequeña pensión y de administrar sus tierras y rentas. Fue a partir de entonces cuando el internado se convirtió en su hogar casi de forma ininterrumpida porque
era propietaria de casas, pero no tenía hogar. Es muy distinto una casa a un hogar. Era una chica de catorce años sin padre, sin madre, sin hermanos, sin tíos, sin abuelos... sin nada. ¡Qué iba a tener! Además, mis casas eran de muchas habitaciones, con paneras, corrales, bodegas... imposible vivir sola ahí.64
Esta circunstancia hizo que pasase largas temporadas en el colegio y que, cuando se lo permitían, visitara las casas de sus compañeras, las cuales «infinidad de veces me hacían participar de su ambiente familiar. Las mayores fueron admirables, severas pero gratas; una disciplina bien llevada que creo ha sido parte de mi vida en el cumplimiento del deber».65
Los veranos los pasaba entre Sardón de Duero, donde tenía una finca Millán Alonso Lasheras, y Traspinedo, con sus tíos Acacia Bachiller y Miguel López.66 Según Mercedes Redondo, «los hijos de ambos fueron los primos queridos de mi madre, especialmente el de su edad, Miguel».67 Sin embargo, en 1927, al cumplir los 16 años, su tío y tutor, Aurelio Bachiller, consideró que Mercedes ya había alcanzado la madurez suficiente y consintió su emancipación.68 Esta circunstancia fue aprovechada por Mercedes para, a los 17 años, trasladarse a Neully sur Seine, muy cerca de París, y cursar allí el último año de estudios. Este colegio, que ocupaba un antiguo pabellón de caza del rey Luis XIV, pertenecía a la misma congregación religiosa dominica en la que había estado interna en Valladolid. Para poder hacer frente a los gastos del viaje y de la estancia, Mercedes vendió una pimpollada y marchó con dos compañeras del colegio, las hermanas Pino. En Francia pudo, además, perfeccionar el francés y proyectar su futuro: un año más en Inglaterra que finalmente no llegó a realizar. Al regresar a Valladolid en el verano de 1929, se volvió a instalar en las habitaciones de su antiguo colegio. Aunque había tenido una vida difícil y dura en lo personal, Mercedes era una mujer joven, independiente, con una sólida