Derechos humanos. Andrew Clapham

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Derechos humanos - Andrew  Clapham

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por los derechos humanos, cuanto más gana en popularidad, más pierde en contenido concreto y se convierte en una especie de postura genérica de todos hacia todos, en una especie de energía que convierte todos los deseos humanos en derechos. El mundo se convirtió en un derecho del hombre y todo se convirtió en derecho: el ansia de amor en derecho al amor, el ansia de descanso en derecho al descanso, el ansia de amistad en derecho a la amistad, el ansia de circular a velocidad prohibida en derecho a circular a velocidad prohibida, el ansia de felicidad en derecho a la felicidad, el ansia de publicar un libro en derecho a publicar un libro, el ansia de gritar de noche en la plaza en derecho a gritar en la plaza. Los desempleados tienen derecho a ocupar una tienda cara, las señoras con abrigos de piel tienen derecho a comprar caviar, Brigitte tiene derecho a aparcar el coche en la acera y todos, los desempleados, las señoras de los abrigos de piel y Brigitte, forman parte de un mismo ejército de luchadores por los derechos humanos.

      El ensayo de Kundera presenta algunos argumentos sobre el mundo cambiante de los derechos humanos. Primero, para algunas personas hoy en día, los derechos humanos son obvios, evidentes y simplemente lógicos. A menudo, no se cuestiona la fuente de estos derechos o incluso los fundamentos teóricos de una demanda de derechos. Los cimientos del régimen de los derechos nos parecen tan sólidos que el hecho de invocar derechos en sí mismo parece hacer que uno tenga razón.

      Segundo, los derechos humanos son demandas que se producen automáticamente cuando uno se siente tratado injustamente. Una sensación de injusticia puede generar la sensación de que a uno le han negado sus derechos. Las apelaciones a los derechos derivados de la lógica y los derechos irrefutables son hoy, de alguna manera, más convincentes que conceptos como el “contrato social”, la “ley de la naturaleza”, o la “razón correcta”. Brigitte convence a la policía mediante la apelación a un derecho lógico a un derecho de aparcar en la acera. Un llamado a la generosidad, el perdón, la humanidad o la caridad habría implicado un gesto diferente.

      Tercero, un sentimiento de agravio compartido proporciona un poderoso socorro para aquellos que exigen sus “derechos”. Cuando los que nos sentimos agraviados nos unimos en protesta, encontramos fuerza a través de la solidaridad.

      La propia ley puede ser objeto de la protesta. De alguna manera, la indignación ante la ley puede deslegitimar tales leyes incluso a los ojos de los encargados de hacer cumplir la ley. La obediencia a la ley es un hábito a menudo relacionado con su razonabilidad. Invocar nuestros derechos humanos se ha convertido en una forma de desafiar las leyes que consideramos injustas (incluso cuando la ley se ha adoptado de acuerdo con los procedimientos correctos). De hecho, el derecho de los derechos humanos se ha desarrollado para que, en casi todos los estados, la normativa nacional pueda ser impugnada por su falta de conformidad con los derechos humanos. A medida que se revocan y anulan las leyes, existe una percepción válida de que la legitimidad, o incluso la legalidad, de toda ley debe ser juzgada ante la ley de los derechos humanos. La jerarquía entre el derecho de los derechos humanos (o constitucionales) y el derecho nacional normal se refleja hoy en día a nivel internacional en la jerarquía entre el derecho internacional general y ciertas prohibiciones del derecho internacional “superior” (conocidas como normas “perentorias” o “jus cogens”).

      Los derechos humanos operan desde un plano superior y se utilizan para criticar las leyes normales.

      Cuarto, apelar a los derechos y garantizar el respeto de los derechos es una forma de, no solo lograr un objetivo fijo, sino cambiar el sistema en el que vivimos. Los derechos humanos son importantes como instrumentos para el cambio en el mundo. Los derechos humanos han evolucionado de ser una idea de los derechos individuales de los ciudadanos a ser una proclamación revolucionaria nacional (como la Declaración Francesa de 1789 o los acuerdos políticos contenidos en la Carta Magna de 1215). Hoy en día, los derechos humanos no solo son fundamentales para cambiar la legislación nacional, sus principios se consideran relevantes para los proyectos internacionales de asistencia para el desarrollo, al facilitar la justicia transicional durante los cambios de regímenes, lidiar con la reconstrucción posterior a los conflictos, así como luchar contra la pobreza y los efectos del cambio climático.

      Quinto, para algunos existe una asociación histórica entre los derechos humanos y las preocupaciones occidentales, por lo que ha sido tentador desestimar a quienes plantean el tema de los derechos humanos como separados de las privaciones reales de las que hablan. El ejemplo de una joven acaudalada quejándose por la falta de estacionamientos es, por supuesto, deliberadamente absurda e irónica. Pero la historia de Kundera ilustra cómo la indignación por los derechos humanos puede parecer rápidamente ridícula, incluso hipócrita, a medida que ciertos gobiernos occidentales sancionan y apoyan de manera selectiva las violaciones de los derechos humanos. Sin embargo, sería un error exagerar la asociación de los derechos humanos con la hipocresía occidental. De hecho, el movimiento moderno de los derechos humanos y el complejo marco normativo internacional han surgido de una serie de movimientos transnacionales y generalizados. Los derechos humanos fueron y son cada vez más invocados y reivindicados en los contextos de antiimperialismo, antiapartheid, antirracismo, antisemitismo, anti homofobia, anti islamofobia y luchas feministas e indígenas en todas partes. Es posible que los gobiernos occidentales hayan dominado recientemente el discurso en los más altos niveles internacionales, pero los cánticos en las calles no se basaron necesariamente en ellos, ni cantaron al ritmo de Occidente.

      Sexto, el sentido de solidaridad entre quienes creen que son víctimas de una violación de los derechos humanos puede trascender las distinciones de clase, género, entre otras. Este sentido de conexión es fundamental para comprender el mundo cambiante de los derechos humanos. El movimiento de los derechos humanos involucra grandes organizaciones con sede en Occidente y pequeños grupos locales de investigación y defensa que se esfuerzan por revelar algunos de los peores abusos. Más aún, parte de la justificación de la primacía de ciertas normas de derechos humanos en el derecho internacional público es que ciertos actos ofenden la conciencia de la humanidad de tal modo que deben ser procesados como crímenes de lesa humanidad. Es el sentido de humanidad común y sufrimiento compartido lo que mantiene al mundo de los derechos humanos en movimiento y explica el gesto de protesta contra una violación a los derechos humanos.

      Por último, a través de los ojos de Kundera y Brigitte observamos varias lógicas diferentes de los derechos humanos en función de la cultura, el tiempo, el lugar y el conocimiento. Esta es una historia europea, ambientada en la capital, y que captura el estado de ánimo justo al final de la Guerra Fría. Hay historias contemporáneas africanas, asiáticas o estadounidenses que serían muy diferentes, pero sugerimos que Kundera nos ayuda porque identifica este gesto contemporáneo especial como un sentimiento humano interno que impulsa el discurso. El vocabulario de los derechos humanos no es una simple revelación de una estructura universal profunda que todos comprendemos de manera innata. Tampoco es un idioma para ser aprendido en la adultez. Es la historia de luchas relacionadas con la injusticia, la inhumanidad y un mejor gobierno. Y al mismo tiempo, los estados pueden invocar los derechos humanos para promover sus propios objetivos de política exterior. A menos que entendamos algunas de las fuerzas impulsoras detrás de los derechos humanos, corremos el riesgo de perder las corrientes que determinarán su dirección futura. El escepticismo de Kundera puede sacudirse, pero también toca una fibra sensible. La contradicción entre nuestro compromiso con la lógica moral “obvia” de los derechos humanos y nuestro cinismo hacia ciertas demandas de derechos debe abordarse de frente si queremos entender el mundo de los derechos humanos en la actualidad.

      Para apelar de manera contemporánea y sincera a los derechos humanos, no necesitamos buscar más que una demanda reciente sobre alguna detención en la Bahía de Guantánamo (véase el Recuadro 6).

       Recuadro 6 . Extracto de una demanda presentada por Reprieve sobre un contrato entre la empresa de seguridad G4S y las autoridades de Estados Unidos responsables de las detenciones en la Bahía de Guantánamo.

      Emad Hassan es un ciudadano yemení que fue secuestrado mientras estudiaba

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