¡Viva Cataluña española!. José Fernando Mota Muñoz

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¡Viva Cataluña española! - José Fernando Mota Muñoz Historia

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se encarguen de los trabajos de organización del PNE» Manuel del Castillo, Catalá de Bezzi y José María Poblador. La Peña Ibérica, a pesar de ser la base de la nueva organización, no perderá su personalidad y mantendrá su autonomía. Francisco Palau seguirá como su presidente.37

      El 16 de julio se realiza en Madrid la asamblea nacional del PNE, que aclama a José María Albiñana como jefe supremo. En su discurso fustiga a «los restos putrefactos de los partidos sin contenido y sin hombres, porque todos desaparecieron con Primo de Rivera» y afirma «que los legionarios no colaboraron con la pasada dictadura, pero que impondrán la próxima». Aprovecha para declararse «amante de Cataluña» y presumir de sus amigos barceloneses, «los diez mil afiliados de la Peña Ibérica de Barcelona, capaces de tomar la ciudad en 24 horas». La Peña Ibérica no llegaba al centenar de militantes.

      Los albiñanistas barceloneses no descuidan sus relaciones con otros monárquicos. El 3 de agosto, miembros de la Peña Ibérica, en representación del PNE, asisten al mitin de la UMN en el Cine Reina Victoria que sirve de presentación en Barcelona del partido monárquico. Para ello han llegado personalidades de Madrid, como el conde de Guadalhorce, jefe del partido, o José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador. José Antonio no regresará a Madrid hasta dos días después. En la estación lo despedirán, con vítores y aplausos, la dirección de la UMN catalana, miembros de la Juventud Monárquica e ibéricos.

      En noviembre de 1930 la Peña Ibérica inaugura su nuevo local en el segundo segunda de la plaza Universidad número 1. Se sitúan, así, «en el mismo enclave de comunicaciones urbanas, en el mismo centro de Barcelona, donde los universitarios hacen su formación» y allí hacen «que ondee la bandera española». Para celebrarlo organizan una serie de charlas. Del ciclo programado destaca la conferencia pronunciada por Ramón López de Jorge, que lleva por título «Orientación nacionalista». En ella define a la Peña Ibérica como nacionalista, «fue formada por los que quizás, sin darse exacta cuenta de lo que el nacionalismo en sí significaba, lo sentían, quedando cristalizado en los estatutos de la entidad». Destaca que la

      En esta conferencia se hacen públicas, por primera vez, las discrepancias que están surgiendo entre ibéricos y albiñanistas. No todo ha ido como se esperaba. Los nuevos militantes que se acercan al PNE barcelonés no son jóvenes nacionalistas dispuestos a pelear por España, no casan con las ganas de acción de la Peña Ibérica. La mayoría son veteranos militares y acomodados profesionales, provenientes de la Unión Patriótica, que no quieren saber nada de peleas callejeras. Los ibéricos más antiguos creen que se están repitiendo las circunstancias que los llevaron a romper en su día con el carlismo, la oposición de casino, el abandono de la acción directa. Tampoco son entusiastas del discurso reaccionario que despliega el PNE, con su lema «Religión, Patria y Monarquía». Creen que el albiñanismo se está convirtiendo en un remedo de la Unión Patriótica. En el discurso de la Peña Ibérica, la religión y la monarquía han dejado de tener un papel central. Solo su ultraespañolismo y el elogio de la violencia los unen, el resto los separa.

      Como veremos, tras la ruptura con los ibéricos, el PNE prácticamente dejó de tener vida pública en Barcelona al menos hasta 1933. En cambio, la Peña Ibérica se embarcó en un nuevo proyecto, breve, pero ruidoso, el Comité de Acción Española. Allí confluyó con personalidades españolistas de Barcelona y con los mellistas del Círculo Católico Tradicionalista, con los que ya habían participado en octubre de 1930 en un acto conjunto en conmemoración de la Fiesta de la Raza. Hablaremos más a fondo de este acto, pero antes conozcamos a los mellistas.

      Unos doscientos comensales llenan el 7 de junio de 1921 el salón de actos del Hotel Majestic para escuchar a Juan Vázquez de Mella. Este concluye su intervención así: «Gracias a todos desde el fondo de mi corazón, y, para expresaros mi sincera gratitud, dos vivas que resumen mi pensamiento: ¡Viva la Religión! ¡Viva Cataluña!». Los asistentes aplauden y le contestan con más vivas a la religión, Cataluña y España. Desde la mesa presidencial el político saluda. Detrás de él una enorme bandera española. Está acompañado de la Junta Regional Tradicionalista de Cataluña, sus correligionarios en su nueva aventura política.

      Juan Vázquez de Mella lleva ya tres días en Barcelona. Ha pronunciado un mitin en el Teatro Goya y tiene otro programado en el Centro del Ejército y la Armada. Ha venido de gira propagandística para defender su programa político. Su proyecto ha dividido a los carlistas. Ha roto con el pretendiente don Jaime

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