Diario de un adolescente precoz colombiano. SAMC

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Diario de un adolescente precoz colombiano - SAMC

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de fin de año fue un hot dog especial. ¿Qué le hacía especial?: ¡Que tenía tocineta*! Lo partimos en tres partes y una Coca-Cola para los tres, oramos y le pedimos a Dios que el próximo año fuese mejor que el anterior y nos fuimos todos a dormir hasta las cinco de la mañana que mamá despertó vomitando sangre.

      Era absurdo, nadie pudo dormir ese día, pero todo volvió a su cauce, hasta tres meses después, cuando nos dimos cuenta de que mamá estaba embarazada, porque su barriga empezó a crecer, como era natural en su estado. Un día mamá fue al médico y nos llevó a mi hermana y a mí a la consulta, sin duda le confirmó que era positivo, que tenía seis meses de embarazo y que eran dos bebés.

      Ese día fue sin duda imborrable para todos, esa misma noche mi madre quedó hospitalizada, la confirmación del embarazo y que en vez de uno iban a ser dos, le había superado. Me di cuenta de que mi hermana y yo éramos bastante vulnerables y eso me dolió mucho, sentí que no era capaz de protegerme y muchos menos a mi hermana y a mi madre. Al no tener ningún familiar a quien llamar, debían avisar a Bienestar Familiar, para que se hiciera cargo de nosotros, como pude, pedí una moneda a una persona y llamé a una vecina, porque mis padrinos no le hablaban a mi madre desde que sabían que estaba embarazada.

      A esta vecina que vivía cerca de nuestra casa, le pedí que nos ayudara, gracias a ella que vino a por nosotros y nos llevó a casa, no se pasó a mayores. Ese día también lloré mucho, porque había dejado a mi madre sola y fueron unos días de mucha incertidumbre porque no sabíamos nada de ella, nuestro negocio llevaba mucho sin abrir y la competencia afloro al ver tal oportunidad. Un día caminando hacia casa, veo que mi madre se está bajando de un autobús, pálida, ojerosa, delgada, pero con su panza grande.

      Mi madre lo único que hacía era comer y podía hacerlo porque mi hermana y yo nos encargábamos de pedir a los vecinos que nos dieran lo que pudiesen. Un día me senté al lado de mi madre y le dije que ya era suficiente, que debía seguir adelante y superarlo, porque debíamos luchar por esos dos bebés que venían en camino y no era tiempo de parar. Esas palabras, mi madre las escuchó, se puso de pie y nos reorganizamos para poder seguir trabajando con la venta de las arepas hasta que no pudiese más.

      Desde entonces trabajamos duramente, algo cambió en nosotros, mi madre era una mujer amargada, mi hermana se había alejado, quizás porque estaba cansada y yo queriendo comprender cómo poder ayudar en casa, pero todo estaba fuera de mi alcance, porque era apenas un chico de nueve años.

      Mi madre estaba programada para el mes de julio de 2000, así que Debíamos tener todo listo, ya que, en junio mi hermana y yo teníamos exámenes en el colegio público que estaban abriendo en nuestro barrio y teníamos que examinarnos para así saber si éramos aptos para un puesto en el colegio.

      El dieciocho de junio después del trabajo nos preparamos un hígado en bistec con arepa, fueron únicos, como los hace mi madre y resultó un desayuno especial, ya que muchos de los vecinos se habían reunido y habían hecho una recolecta de cosas para bebés, fueron muchas cosas sin duda, un acto de cariño hacia nosotros. Después de esto limpiamos la casa y organizamos todas las cosas de los bebés. Mientras mamá y nosotros organizábamos la pañalera, dado el caso de tener que salir para el hospital y sin terminar aquello, rompió aguas.

      Ese día mi madre contó con la ayuda de una vecina, que junto a su esposo la llevaron al hospital. Mi hermana y yo nos quedamos solos en casa, ya que debíamos estudiar para nuestro examen. Dos días después nos llegó la noticia de que ya había dado a luz a dos niñas y que una había muerto, lógicamente me desesperé y me puse a llorar mucho y fue tanto mi llanto que dos personas que nos conocían se acercaron y nos dijeron que no nos preocupáramos, que ellas iban a ir a donde mi mamá y se iban a encargar de ella y mientras nosotros debíamos estudiar.

      Ese mismo día la señora Magnolia y Esperanza se fueron al hospital, le llevaron comida y hablaron con ella, pudieron confirmar que las dos niñas también estaban bien. Magnolia se regresó con la noticia para tranquilizarnos, pero debían permanecer unas semanas en incubadoras y mamá hospitalizada.

      La violación

      Mi hermana se quedó en casa de su mejor amiga y yo me quedé solo en mi casa.

      Esa noche ocurrió algo que seguro cambio mi vida, estaba en el patio de mi casa duchándome con la manguera que teníamos, de la que también sacábamos el agua para toda la casa, ya que era de contrabando. Estaba desnudo y pude sentir la mirada de Jimmy.

      Jimmy era el hijo mayor de un matrimonio con tres hijos de la casa de al lado, exactamente donde vivió Michael. Me caían muy bien todos ellos, en especial Jimmy, que seguro me recordaba al chico que me enseñó a jugar a la Nintendo, era muy extrovertido, bastante maricón y se burlaba mucho de mí, pero esa noche en su terraza estaba metiéndose alguna droga y empezó a masturbarse enfrente de mí, yo hice como si no lo hubiera visto, ya que la oscuridad de su terraza no permitía verle bien. Sin embargo, empecé a tocarme y acariciarme el culo e incluso pudo ver que me estaba poniendo cachondo, en cuestión de segundos la silueta de Jimmy desapareció.

      Nunca pensé que Jimmy bajara de su casa y abriera mi puerta, para luego cogerme con fuerza, tirarme en la cama de mi madre y con la polla dura y gorda me penetró sin estar yo preparado, ni consentirlo.

      Era obvio de que yo era responsable que él estuviera cachondo, jugué con fuego y me quemé. En vez de gritar de dolor, empecé a gritar de placer, independiente de la sangre que salía de mí. Pude notar que cada vez que manejaba bien la respiración me dolía menos y en cierto modo me daba morbo que aquel Jimmy, con su aspecto de hombre amanerado, algo guapo y con tan buena polla, me estuviera follando tan duro y me había reventado el culo.

      Fueron casi veinte minutos eternos follándome, seguro que le gustaba, porque me decía que tenía un culo muy rico y que me iba a dejar toda la leche dentro. Pude sentir su leche caliente que resbalaba por las heridas que había dejado la polla a su paso, al sacarla de mi culo pude ver lo grande que era, también gorda, rosada y con un gran capullo.

      El muy maricón después de follarme no fue capaz de ni ayudarme, se puso el pantalón y se marchó de mi casa dejándome allí dolorido y sucio, pero me levanté de la cama y le dije por la ventana que algún día me las iba a pagar.

      Aún no había cumplido los diez años. Fue una violación de libro a un menor.

      El tiempo transcurrió, fueron tiempos de cambios, a los pocos días mi madre regreso del médico con mis hermanas y nos fuimos a quedar en casa de la señora Magnolia mientras mi madre pasaba el postparto.

      Al poco tiempo, pasé el examen para entrar al colegio. Allí pude encontrar nuevas amistades y empezó el declive de mi infancia, mi madre cambió radicalmente, nos había pasado las responsabilidades de mis hermanas y de la casa y empezó a pasar todas las tardes en las casas de los vecinos con la excusa de ver la televisión.

      Yo con el tiempo había hecho buenas relaciones con los que iban a ser mis padrinos, había conocido a su nieto Sebastián y sus hijas aceptaban de buena fe que yo fuese el ahijado de sus padres. Así ocurrió, Doña Rosalba se encargó del papeleo y al poco tiempo me bautizaron y por ahí derecho hice mi Primera Comunión.

      Al notar la mala situación de mi casa y que las facturas no se pagaban, no teníamos los servicios básicos como son el agua o la energía y que a duras penas teníamos qué comer. El negocio de las arepas de antes del parto, nunca se volvió abrir, así que vivíamos de la voluntad de lo que nos daban los vecinos, tanto que el plomero, nos conectaban el agua sin pagarle, otro nos conectaba la energía y poco a poco nos acomodábamos. Pero un día le pedí a Don Hernando que me llevara a trabajar con él y que me pagara lo que pudiese.

      Don

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