Resiliencia, sostenibilidad e informalidad. Carlos Alberto Torres Tovar
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El reconocer el peligro y el tomar medidas a tiempo son importantes para determinar acciones preventivas, estratégicas y conjuntas entre los diferentes actores. Un mapa de riesgo detallado es un instrumento de participación e integración colectiva que resulta muy útil para minimizar los efectos adversos de los fenómenos que crean trastornos en la comunidad; incluso este mapa puede contribuir a eliminar amenazas, establecer condiciones de vida más seguras, reconocer e identificar los recursos con que cuenta la población, identificar la presencia o no de planes de emergencia y de prevención de desastres y definir compromisos con los diversos actores a través del diseño de procesos de gestión estratégica en zonas afectadas por inundaciones.
ALGUNOS AUTORES expresan una gran realidad: el hombre y sus bienes están expuestos con mayor frecuencia a los desastres antrópicos y sociales que a los naturales y socionaturales. Esto se debe a que las amenazas de origen humano y social son provocadas con una pequeña constante de probabilidades y recurrencia en su acción, lo cual hace que la afectación e impacto sean constantes, precisos, intencionales (bajo influencias personales y sociales), y que tengan altos niveles de riesgo para los seres humanos y sus bienes. Por el contrario, los desastres provenientes de un fenómeno natural, desencadenado por las dinámicas de la naturaleza o por la intervención humana, se presentan con mayores probabilidades y periodos de recurrencia o retorno, lo cual genera que su afectación e impacto sean menos frecuentes. No obstante, esta última posición podría variar en la medida en que el calentamiento global incida con mayor fuerza sobre las condiciones ambientales de cada uno de los espacios del planeta.
La amenaza frente a la vulnerabilidad es la relación indisoluble que determina la magnitud del riesgo que incide en una población; mientras más vulnerables son los elementos que componen la conformación de esta población, mayores serán el impacto y la afectación de la amenaza sobre los habitantes, las edificaciones, las producciones, la economía, entre otros. Desde otra perspectiva, Cilento Sarli (2005) dice que “la ocurrencia de cataclismos como sismos, aludes, tsunamis, huracanes, entre otros, constituye amenazas naturales para los seres vivos, pero los seres humanos son los que convierten las amenazas en contingencias desastrosas” (p. 265).
Vargas (2002) expresa: “hay quienes plantean que el hombre es una amenaza para el ambiente, y que este último es altamente vulnerable a las acciones humanas” (p. 20). Otros autores plantean una posición opuesta; sin embargo, en ambos casos la mitigación de los riesgos de desastre tiene como objetivo la conservación de la vida humana y de sus bienes en condiciones de bienestar y sostenibilidad. Para ello es importante tener presente cuáles podrían ser los efectos y consecuencias de la intervención e influencia de un fenómeno o situación.
En Colombia los estudios históricos han cumplido un papel fundamental en la narración de los hechos que generan día a día el patrimonio o legado de acciones y escenarios que deberán entender y estudiar las futuras generaciones. Cuando se estudia el proceso histórico referente al impacto de los desastres sobre el territorio, se observa que a través de él se ha permitido conocer datos interesantes sobre las causas y los efectos ante poblaciones vulnerables, el impacto económico-social, la recurrencia de los hechos, las acciones, las decisiones asumidas, las fallas en la aplicación de las acciones, entre otros.
De manera lamentable, la historia de los hechos queda en el olvido de algunas generaciones residenciadas en las zonas afectadas, posiblemente por los tiempos de recurrencia entre una afectación y otra. Sin embargo, existe una situación aún más grave: este fenómeno (olvido) se da en una parte de los profesionales e instituciones públicas y privadas garantes del desarrollo y de la evolución física de las poblaciones. El ignorar la inclusión del estudio de los riesgos como parte de las determinantes de diseño ubica al ser y al hacer en proporciones inesperadas de riesgo ante amenazas naturales y socionaturales.
El ser se ha desarrollado en su evolución dentro de los andares de la narración de los hechos, la búsqueda de la verdad sobre estos o una aproximación a ellos y la solución de algunos escenarios que se le presentan. Sin embargo, los criterios y principios del hacer posibilitan que el ser asuma compromisos responsables o no ante estos escenarios.
El determinar en las universidades, instituciones generadoras del conocimiento, la relación entre la proporción de las investigaciones desarrolladas en Colombia sobre la gestión de los riesgos para diversas poblaciones y la ejecución de normas, controles y obras por parte de las instituciones gubernamentales, los entes privados y la sociedad civil es un gran reto entre el ser, el hacer y el deber. Reto que lleva a entender que todos los actores deben estar involucrados para que se desarrollen poblaciones físicas y humanas resilientes.
La resiliencia es más que un término aplicable al hecho arquitectónico y relacionado con la capacidad de resistencia ante cualquier situación: es un término asumido de igual forma al hombre como ente de constantes transformaciones. Por lo tanto, en la medida en que este asuma un compromiso consciente desde su formación hasta la ejecución de hechos que representen verdaderos avances en el desarrollo seguro del hábitat, se podrá observar la efectividad del trabajo profesional con visión social.
Entre los criterios de diseño que esta investigación apoya como parte de la elaboración de su producto final y conclusivo están la elevación de las edificaciones, el diseño de edificaciones flotantes, la ubicación de centros urbanos en zonas elevadas o menos vulnerables, el desarrollo y la planificación urbana basados en las condiciones de microzonificación e hidráulicas, el diseño y la construcción de aludes, canales, presas, diques, entre otros. Lo expuesto permitirá la estabilización de suelos, el control y canalización de las crecidas, y la selección adecuada de los materiales y del sistema constructivo. Así, esto se debe generar y construir con responsabilidad y compromiso social; asimismo, se tiene que prestar la debida atención a la conformación de asentamientos espontáneos, puesto que la pobreza es una gran aliada para la creación o afluencia de riesgos de cualquier tipo.
Las instituciones universitarias, como generadoras de saberes, cumplen un papel importante en el reto de formar profesionales integrales que den respuestas adecuadas a los requerimientos de la sociedad. En tal sentido, la Universidad Antonio Nariño, a través de las prácticas laborales, ha dado pasos hacia la concepción del riesgo, de su afectación en el diseño arquitectónico y de su importancia como determinante para la toma de decisiones desde los aspectos del diseño arquitectónico, estructural y constructivo. El tomar conciencia en los espacios universitarios es una experiencia interesante en la que el estudiante asume el compromiso como futuro profesional sobre los retos de las realidades geomorfológicas emplazadas en los espacios urbanos y rurales de una población.
EL ESTUDIO e identificación de zonas vulnerables permite determinar los niveles de riesgo de una población, así como fijar y enfrentar de modo preventivo las condiciones de riesgo. Para ello los organismos del Estado colombiano y los actores que forman parte de la toma de decisiones en cuanto al desarrollo del hábitat deben asumir un compromiso más allá de las inversiones de emergencia. Por tanto, es importante que se tomen acciones preventivas como:
• El desarrollo de la Ordenanza de Códigos de Construcción Local, a fin de establecer los controles de calidad de los materiales y de la construcción
• El desarrollo y la apertura