Teoría de la comunicación. Juan Carlos López Barajas
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Habermas y la teoría de la acción comunicativa
Uno de los hechos significativos dentro de la producción teórico-analítica de Habermas se expresa en la influencia del pensamiento de Karl Marx, sobre todo, a partir de la pretensión de establecer una teoría empírica de la evolución de la sociedad. En este sentido, comenzó adoptando la noción de praxis, que define la acción o práctica fundamental por la cual el ser humano accede o se realiza en el mundo, con la pretensión de reformularla al considerarla reduccionista en el caso marxista (Habermas, 1976), debido a que solo consideraba al trabajo, lo que le daba un sesgo tecnicista asociado a la preeminencia de la racionalidad instrumental. Según Habermas, esto denotaba una carencia de otra dimensión fundamental de la praxis humana: la acción comunicativa y sus efectos simbólicos (Habermas, 1976, 1985a, 1985b y 1987b). Por ello, si bien su pensamiento se origina con la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt, este es un elemento distintivo que lo distancia de autores como Adorno y Horkheimer, y que proyecta su visión hacia una teoría social sobre las dinámicas del capitalismo avanzado.
En esta nueva praxis que entiende Habermas, están los cimientos de su propia teoría de la acción comunicativa, ya que este principio le permitió integrar la filosofía del lenguaje con la explicación sociológica en una teoría crítica del capitalismo moderno. Siguiendo esta línea, su primer gran análisis se vio expresado en la obra Historia de la opinión pública, (Habermas, 1981a) en donde sienta las bases del concepto de esfera pública y da cuenta de sus grandes transformaciones estructurales en la época moderna desde el ideario planteado en la ilustración, logrando establecer una nueva visión explicativa de este fenómeno expresada entre la existencia de dos espacios de opinión pública: el manipulado y el crítico.
Posteriormente, en su obra: Teoría y praxis. Estudios de filosofía social (Habermas, 1987a), Habermas retoma su preocupación por la interacción social mediada por el lenguaje como una dimensión constitutiva de la praxis humana, no solamente como una acción fundamental, sino que, además, se propone argumentar porqué en este tipo de acción reside el verdadero cambio social, no como en el marxismo en donde este venía desde el trabajo.
A diferencia de autores como Adorno, Horkheimer y Gramsci, Habermas planteó que este tipo de cambio debía darse en un ámbito simbólico, en un ámbito comunicativo de interacción y entendimiento entre los sujetos. En este contexto, en 1981 va a publicar su gran obra: La teoría de la acción comunicativa (1987b y 1987c). Conformada por dos tomos en donde se propone analizar la racionalidad de la acción, la racionalización social y una crítica a la razón funcionalista, intentando explicar su concepción sobre el conocimiento del sujeto y sus dinámicas de interacción en la conformación de la sociedad a partir de una teoría comprehensiva integradora de las dinámicas subjetivas a partir de la noción de mundo de la vida, y de la comunicación desde la noción de sistemas. Finalmente, cabe señalar que esta obra es la base de sus análisis y reflexiones posteriores sobre la ética, la democracia deliberativa y la consolidación del Estado en la sociedad moderna. Asimismo, de importantes y reconocidos trabajos posteriores como Facticidad y validez (Habermas, 1998) respecto de los usos del conocimiento en la interacción social.
La racionalidad comunicativa y la crítica al funcionalismo
La teoría de la acción comunicativa es una obra compuesta por dos volúmenes titulados Racionalidad de la acción y racionalización social y Crítica de la razón funcionalista. En este trabajo, Habermas realizó un análisis detallado sobre la teoría de la acción y sus fundamentos racionales en torno a tres tópicos. En primer lugar, analizar y construir una concepción de racionalidad de la acción más allá de los principios individuales y subjetivistas imperantes en el pensamiento de la época. Luego, analizar la concepción de una teoría comprehensiva de la interacción social a través del análisis integrado de dos niveles paradigmáticos definidos como mundo de la vida y sistemas sociales. Finalmente, analizar los fundamentos de una nueva teoría crítica de la modernidad vislumbrando nuevos escenarios para reconstruirla en torno a las finalidades estipuladas en sus orígenes en la época ilustrada. A continuación, se presenta un análisis sobre los principales tópicos abordados por Habermas en cada uno de los volúmenes de su obra:
Racionalidad de la acción y racionalización social
La primera gran pretensión de Habermas, en esta primera parte de la presentación de su teoría, apunta al análisis de la racionalidad. Si bien este tema venía siendo tratado por la filosofía en torno a las opiniones y acciones de los sujetos, Habermas se propone reinterpretar estos análisis intentando ampliarlos en su dimensión social en torno al fenómeno de la comunicación en la interacción humana. En este sentido, el autor se refiere a la necesidad de contar con la Sociología como una disciplina capaz de explicar las modalidades estructurales que determinan el comportamiento de los sujetos, sobre todo a nivel de los planos simbólicos como determinantes de la acción. Asimismo, se refiere a la importancia que tiene la Antropología en el análisis de la conformación y devenir de la cultura como un factor esencial para explicar la producción y permanencia de estos planos simbólicos antes mencionados. La figura 1 muestra una relación que Habermas denomina como de correspondencia entre las Ciencias Sociales y los Subsistemas Sociales, que corresponden a espacios comunicativos identificables debido a la presencia de códigos específicos o patrones comunicativos:
Figura 1.9: Correspondencias entre las Ciencias Sociales y los Subsistemas Sociales
Es interesante constatar la relación que se establece entre la Sociología y Antropología cultural con la comunidad y el concepto de cultura respectivamente. Habermas diferencia estos espacios, en tanto afirma que el espacio comunitario o la vida societal responden a un tipo de acción que se define en la integración societal. Es decir, en un plano más ampliado, a diferencia de la Antropología cultural —que, si bien se especializa en una forma de relación específica o, en términos de Bourdieu, en un campo determinado como lo es la Cultura— ofrece la posibilidad de comprender y analizar los patrones estructurales de los sujetos. En esta idea reside lo que Habermas va a llamar como mundo de la vida, que se compone de tres aspectos: la cultura, la sociedad y la personalidad. Cada uno de los cuales, hace referencia a pautas interpretativas o suposiciones sobre cómo la cultura ejerce una influencia sobre la acción, sobre cómo se van estableciendo pautas determinadas en las interacciones sociales de los sujetos y finalmente, cómo se estructura un modo de ser de los individuos.
Esta es una idea trascendental para comprender la raíz de la teoría de la acción comunicativa, ya que Habermas sostiene que a través de este tipo de interacción logrando la realización y comprensión de cada uno de estos elementos, posibilita la reproducción de los mundos de la vida de los sujetos y refuerza a la cultura como un subsistema de representación de la realización de la vida social. En esta idea está la crítica implícita del autor a la modernidad, ya que, si bien estos componentes han estado presentes desde las sociedades arcaicas, en el devenir de la modernidad se ha tendido a su racionalización, lo que ha implicado la creciente diferenciación entre la cultura, la sociedad y la personalidad.
A partir de esta idea base se desarrolla