Teoría de la comunicación. Juan Carlos López Barajas

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Teoría de la comunicación - Juan Carlos López Barajas

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y perfeccionar, tanto códigos como símbolos con significados que conformaron lenguajes comunes útiles para la convivencia en sociedad a partir del establecimiento de sistemas de señales y lenguajes para la comunicación.

      Uno de los fundadores de la teoría de la información fue Claude E. Shannon, un ingeniero nacido en Michigan en 1916 que en 1948 publicó algunos trabajos, relacionados con el tratamiento de la información, a partir del ensayo de teoremas y modelos que intentaban analizar la esencia de los procesos naturales con las preocupaciones básicas existentes con respecto al error, su control y corrección, y con la idea de que el caos es el destino de todo y la información el elemento para descifrarlo. Aunque sus trabajos estaban dirigidos fundamentalmente a las especialidades de la telefonía y la radio, lo curioso de los resultados de sus estudios fue comprobar que la expresión matemática para la cantidad de información —llamada bit, y que se representaba por combinaciones en secuencias de ceros (0) y unos (1)— presentaba la misma forma de la ecuación del principio de entropía —estado físico y medida de desorden de un sistema— definido por la física. Un poco después, James Watson y Francis Crick descubrieron los principios de los códigos de ADN, que forman un sistema de información a partir de la doble espiral de ADN y la forma en que trabajan los genes.

      Al respecto Jeremy Campbell comentó que no fue hasta los años cuarenta del siglo XX, que se definió el término información desde una perspectiva científica, en el contexto de la era de la comunicación electrónica. Más adelante, la cibernética, ciencia definida como «la mecanización de los procesos intelectuales», cuyo fundador fue Norbert Wiener, se encargó de mantener el orden en cualquier sistema natural o artificial. Estos avances dieron lugar a una nueva etapa en el desarrollo de la tecnología, en la cual muchos científicos se inspiraron en los estudios del padre de la cibernética para hacer sus propios aportes a la teoría de la información.

      La información no se ha definido solo desde el punto de vista matemático o técnico, su conceptualización abarca enfoques filosóficos, cibernéticos y otros, basados en las denominadas ciencias de la información. Algunos especialistas prefieren definir la información desde el punto de vista de su existencia como fenómeno «en sí», pero que , a la vez, es inseparable de la consciencia humana, información «para sí»; otros desde su perspectiva cognitiva —al parecer está en la mente de las personas en forma de configuraciones de las cosas—; y, por otro lado, existen quienes ven la información como proceso social, al emplearse de modo consciente y planificado para informar o informarse, a partir de diferentes fuentes de información, las cuales, a su vez, utilizan datos y la experiencia obtenida mediante la observación directa del entorno. Dichos enfoques concuerdan con la primera y más simple de las acepciones registradas en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española que plantea que es la «acción y efecto de informar o informarse».

      La información es el significado que otorgan las personas a las cosas. Los datos se perciben mediante los sentidos, estos los integran y generan la información necesaria para el conocimiento quien permite tomar decisiones para realizar las acciones cotidianas que aseguran la existencia social. El ser humano ha logrado simbolizar los datos en forma representativa para posibilitar el conocimiento de algo concreto y creó las formas de almacenar y utilizar el conocimiento representado. La información en sí misma, como la palabra, es al mismo tiempo significado y significante, este último es el soporte material o simbología que registra o encierra el significado, el contenido. Los elementos hasta aquí expuestos y los siguientes pretenden responder en alguna medida a la pregunta que encabeza el acápite siguiente.

      ¿Cómo es la información?

      De lo expuesto, se deduce que existe una dualidad de planos de existencia de la información, uno como entidad subjetiva que se genera en la mente de las personas y otro, con una existencia objetiva, en el cual se percibe la información cuando se plasma en algún soporte o se trasmite en un proceso de comunicación. Entre los diferentes planos existe una interrelación dialéctica. La relación indisoluble que se establece entre la información, el conocimiento, el pensamiento y el lenguaje se explica a partir de comprender que la información es la forma de liberar el conocimiento que genera el pensamiento humano. Dicha liberación se produce mediante el lenguaje —oral, escrito, gesticular, etcétera—, un sistema de señales y símbolos que se comunican de alguna manera.

      De acuerdo con esto, puede considerarse que la información transita por dos estados o momentos: el primero, cuando la mente humana asimila, procesa e interpreta, es decir, la transforma en conocimiento, el cual según Páez Urdaneta consiste en un conjunto de «estructuras informacionales que, al internalizarse, se integran a los sistemas de relacionamiento simbólico de más alto nivel y permanencia », y el segundo, cuando se registra en forma documental, que actúa como fuente de información mediante el lenguaje. «Una fuente de información no es más que cualquier objeto o sujeto que genere, contenga, suministre o transfiera otra fuente de información». (Morales, M., y Barquín J. P., 1995).

      La información condiciona la generación y la gestión del nuevo conocimiento y posibilita la formalización de este último. En esto, reside el sentido pragmático de la información, es decir, en su materialización en noticias, informes de investigación, objetos u otros que permitan la generación y comunicación del conocimiento. A modo de generalización, la siguiente definición puede sintetizar lo abordado anteriormente: «La información puede entenderse como la significación que adquieren los datos como resultados de un proceso consciente e intencional de adecuación de tres elementos: los datos del entorno, los propósitos y el contexto de aplicación, así como la estructura de conocimiento del sujeto».

      ¿Dónde hallar la información, cómo acceder a ella y cuándo está disponible?

      En un corto período de tiempo, el mundo desarrollado se ha propuesto lograr la globalización del acceso a los enormes volúmenes de información existentes en medios cada vez más complejos, con capacidades ascendentes de almacenamiento y en soportes cada vez más reducidos. La proliferación de redes de transmisión de datos e información y de bases de datos con acceso en línea (ubicadas en cualquier lugar, localizables mediante internet) permite el hallazgo de otras redes y centros de información de diferentes tipos en cualquier momento. Esta situación ha cambiado radicalmente la concepción de los servicios bibliotecarios, ha provocado el surgimiento de nuevas empresas y tipos de servicios de información cada vez más competentes. Se ha sustituido la concepción de miedo a que la información en las colecciones impresas esté incompleta, por la de acceso amplio y el trabajo bajo el enfoque de biblioteca virtual: la que utiliza los sistemas automatizados de acceso a bases de datos remotas, que gerencian distintos servicios especializados de información, con la participación de una serie de vehículos telemáticos y de herramientas electrónicas útiles para la recuperación de información, en ella la localización y el acceso se producen a partir de cualquier entidad de información en dependencia de sus recursos humanos, tecnológicos y financieros.

      Aunque no es determinante, se requiere de una infraestructura tecnológica sólida y moderna. El desempeño de los recursos humanos y su capacidad de gestión es el más importante de los recursos para el logro del cumplimiento de las metas y los objetivos propuestos en las organizaciones. Los grandes volúmenes de información que se generan cada día, su dispersión y las capacidades limitadas del ser humano para acceder, consultar, procesar y analizar la información disponible, en tiempo, espacio y condiciones específicas, determinan la permanencia del profesional de información como un agente intermediario esencial en la relación que se establece entre esta y el usuario.

      ¿Cómo ha evolucionado el alcance de la gestión de la información como proceso consciente y planificado?

      La necesidad de comunicación entre los hombres deriva fundamentalmente de su actividad en colectivo, esta generó el lenguaje. Más tarde, cuando el lenguaje escrito permitió registrar y almacenar el saber acumulado por la humanidad, surgieron las bibliotecas.

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