En vivo y en directo. Fernando Vivas Sabroso

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En vivo y en directo - Fernando Vivas Sabroso

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o Napoleón, en una austera escenografía complementaria a la bodega. La clave del espacio era, por supuesto, el humor, pero no el slapstick o la parodia estridente, sino un humor costumbrista que no llegaba a la picaresca y que se quedaba en las fronteras bastante estrechas de un comedido barrio de clase media, el estrato privilegiado desde siempre por la comedia televisiva.

      Los sábados en la noche sí había que competir con Muñoz de Baratta en su terreno. Se encomendó a Pantuflas encabezar el reparto de un Teatro cómico que adaptaba piezas de Alfonso Paso (años más tarde José Vilar agotaría el inagotable repertorio del comediógrafo español), algunos originales de Chispa y ocasionales parodias históricas en la vena de Baratta, como la que se hizo —con gran despliegue de vestuario y chirriante escenografía—, sobre la Roma de Nerón. Para insistir en el humor Carlos Oneto tuvo La revista de Pantuflas, escrita e interpretada por él mismo y de la que rescatamos la particularidad de ser el primer espacio cómico de sketchs independientes, sin un obligado hilo argumental.

      Poco después de estas primeras concesiones a Pedrín Chispa y a Pantuflas, el 13 quiso reforzar su frente cómico con las estrellas del humor radial. Freddy el Rezongón no quería saber nada de la televisión tras su fracaso como guionista en Bar Cristal, pero llevar al escenario su descocada Loquibambia radial no era una propuesta deleznable. Antecedido por un espacio semanal de 15 minutos en el que Freddy, en muy escueta escenografía, perpetró algunas de sus rutinas cómicas, el 29 de noviembre debutó en el 13 Loquibambia con un elenco donde figuraron el joven Tulio Loza, Chicho Romero, Felipe Sanguinetti, Gloria Lecaros, Pepe Morelli y Alberto Goachet. Poco duró la experiencia, pero sirvió de primer contacto con el medio de dos cómicos que harían escuela en televisión: Sanguinetti y Loza.

      Si en la ficción melodramática hay un visible impulso de la obra unitaria a la obra seriada, del teleteatro a la telenovela, en la comedia se recorrió un camino inverso. La obra de argumento, con plantilla de personajes y locaciones fijas, se reveló limitante y abrió paso a la discontinuidad, a la celebración del humor sketch por sketch, venga de donde venga. El folletín repetido en sus desgracias día tras día y el programa de sketchs, celebrado desenfadadamente una vez por semana, serán pronto las dos caras y los dos extremos de la emoción televisiva.

       La variedad del 13

      El abanico de la programación del 13 se abrió desde sus primeros días. La cocina meridiana tuvo a Carmela Rey de afanosa anfitriona diaria y, desde el 11 de noviembre, otra mujer que sabía aderezar la vida doméstica, la argentina Queca Herrero, inauguró en Sólo para mujeres el prototipo de todas las variedades femeninas de nuestra televisión. Doña Queca, actriz de radionovela y animadora de radio desde la década de 1940, entró a la televisión a hacer su segundo debut. Buenos modales, consejos de maquillaje, clases de gimnasia y concursos de bebés daban forma al espacio, fanáticamente dirigido hacia las amas de casa.

      Pepe Ludmir, desde radio Panamericana, daba ya la versión oficial de Hollywood para los peruanos. Sus transmisiones diferidas de la entrega del Oscar y sus volteos de la información cablegráfica sobre los últimos estrenos, eran hechas con tan ceremoniosa y agradable entonación que su pase a la televisión fue automático. A Hollywood con Nivea fue su primer espacio visual, apoyado en vistas fijas y en avances en 16mm de las novedades del norte. Muy ocasionalmente, como sucedió con la mexicana Yolanda Varela en noviembre de 1959, pudo entrevistar a alguna personalidad del écran.

      La Backus y Johnston, tras la satisfactoria temporada de Bar Cristal, planificó otra entrega de ficción para 1960. Fue el Kid Cristal, del que hablaremos más adelante. Pero la inauguración del 5 la obligó a prodigarse ante el nuevo medio. Antes de que cobraran forma los ambiciosos festivales del cuento y la canción criolla, apelaron a Ernesto Ascher, escritor costumbrista y recopilador de datos y anécdotas sobre la Lima antigua, para dar forma a un programa de charla y vistas fijas llamado Recuerdos Cristal. En 15 minutos, producidos por Samuel Pérez Barreto, don Ernesto hablaba de las tapadas, de las acuarelas de Pancho Fierro o de la génesis del anticucho.

      El primer y longevo noticiero de la casa, fundado en la radio donde lo dirigió Mario Vargas Llosa como ya vimos, fue El Panamericano. Desde noviembre de 1959, Raúl Ferro Colton recopilará material gráfico, escribirá noticias y lanzará los primeros “flashes” nacionales. Humberto Martínez Morosini y poco después Ernesto García Calderón ponen voz y rostro, mientras el propio Ferro, Freddy Chirinos y Luis Rey de Castro con su Ventana de papel se encargan de los comentarios y Samuel Pérez Barreto produce. En 1961, Alfonso Tealdo asumió la dirección de El Panamericano, siendo eventualmente reemplazado por Guillermo Cortez Núñez y relevado por Luis Alberto Jiménez. Se foguearon por entonces el productor Jorge Souza Ferreira y el redactor Ricardo Muller. En 1966, con la dirección de Julio Estremadoyro, y luego la del reportero Manuel Seoane y las voces y gestos de Morosini y García Calderón, sumados algunos comentaristas eventuales como Manuel Aguirre Roca (futuro presidente del Tribunal Constitucional), y los locutores volantes Fidel Ramírez Lazo y el arequipeño Iván Márquez (notable voz que dio la cara en eventos especiales, haciéndose célebre su estentóreo “taaaambiénnn vvvieene”) que el noticiero emblemático del 5 encuentra su plenitud: edición diurna y nocturna, filmes y tapes, los mejores servicios noticiosos extranjeros y las voces más confiables. Como yapa, ilustraciones expresionistas, un solo de trompeta y la muy discreta gestualidad de Martínez Morosini y García Calderón.

      La política y el debate sobre temas polémicos también estuvo entre las preocupaciones primeras de los Delgado. Para el efecto tuvieron, desde sus días iniciales, dos programas, Mesa redonda y Ante el público, donde la palabra grave y las expresiones adustas, eran sus únicos dudosos atractivos. César Miró se dejó ver en alguno en ellos, pero ya en diciembre de 1959 hizo su ingreso al canal un prestigioso colaborador de la prensa escrita que haría escuela en televisión, Alfonso Tealdo. Su estilo cortante y su afán por estimular la polémica y mantener distancias con sus invitados, hizo de Ante el público el primer y auténtico programa político de la televisión, es decir, un espacio donde la discusión y los discursos de los invitados sometidos a las preguntas de un panel de periodistas azuzados por Tealdo (Luis Loli, Mario Herrera Grey, Jorge Luis Recavarren y Arturo Salazar Larraín, entre otros), buscaban sin mayor trámite influir en la opinión pública. Ante el público será más tarde sucedido por Pulso y Tealdo se repartirá el trabajo con el director Jorge Luis Recavarren.

      El invitado inaugural fue Ramiro Prialé, del Apra, y en enero de 1960 el arquitecto Fernando Belaúnde haría su primera y comentada aparición en pantalla, para no hablar del estentóreo bofetón del periodista de izquierda Genaro Carnero Checa al controvertido ex líder comunista Eudocio Ravines, y ahora hombre de confianza del ministro Beltrán, emprendiéndola contra los opositores como Carnero Checa, que habían tomado la bandera de la nacionalización de los yacimientos petrolíferos de la Brea y Pariñas, la misma que agitará Velasco para su golpe de 1968. Este primer escándalo televisado de nuestra vida política tuvo su clímax en un sopapo en off —se oyó un ruido seco y la imagen se distorsionó, pero en la radio de casa, Panamericana, se oyó además que Carnero decía a Ravines “¿cobarde?, ¿a quién has llamado cobarde?”— seguido de un mitin improvisado en las afueras del canal con contusos y detenidos. El rochabús dispersó a los televidentes enardecidos mientras el senador por Arequipa Alfonso Montesinos pronunciaba un discurso en favor de la causa de Carnero Checa, el primer y único televecino capaz de traspasar la pantalla con su arrebato cívico. Estaba en su casa, a pocas cuadras del 13, cuando oyó a Ravines, salió disparado, ingresó al canal con su carnet de prensa y se abalanzó sobre su atónito enemigo. Ravines, alicaído, tendrá más tarde en canal 9 el espacio político Vanguardia en TV (1965) asistido por una debutante María Elena “Manie” Rey Daly enrolada por Gaspar Bacigalupi. Con el paso de los años la aldea política conocerá destapes y polémicas de impacto —como la de Luis Bedoya Reyes y Jorge Grieve Madge por las elecciones al municipio de Lima

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