Homo Falsus. Pablo Javier Mira
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4. Las mentiras sean unidas: el equilibrio trucho
PRÓLOGO
¡Hola! Bienvenidos a Homo falsus. El libro que tienen frente -a sus ojos es la opera prima del dúo Mira-Rovner, los “Dos Tipos de Cambio”. En las siguientes páginas, estos dos economistas proponen un recorrido por distintas situaciones de la vida cotidiana, por papers académicos, películas, experimentos de economía del comportamiento, y algunas cositas más. Todo para derribar la teoría de que los humanos son homo œconomicus y proponer la tesis superadora que nos reconoce como homo falsus. Y quién mejor que los Dos Tipos de Cambio para enfrentarse a esas hordas de académicos furiosos –que suponen racionalidad y egoísmo–, y defender con biromes (y micrófonos) sus argumentos sobre la relación directa de mentir y el comienzo del círculo virtuoso de la economía.
En nombre de la búsqueda de la verdad, Pablo y Gerardo ahondan en la mentira. Esa mentira que generalmente es entendida como algo negativo puede ser el motor que sostiene las relaciones económicas de la sociedad. Tan atrevida es esta teoría que desestigmatiza al mentir y a aquellos que lo practican (con regularidad). Tiene, además, el potencial de sacarnos culpas y perdonar a quienes nos engañan.
Homo falsus es apto para todo público. Rompiendo con nuestro sesgo de endogrupalidad econo-mística (en castellano, que los economistas solo escribimos para economistas), este libro lo dice todo con un tono dinámico, divertido y simple. Quienes tienen la suerte de conocer a los autores, van a poder recorrer estas líneas como si hablaran con ellos.
Como productora del programa radial “Dos Tipos de Cambio”, que conducen Pablo y Gerardo hace más de ocho años, y como testigo forzoso del lugar de gestación de sus ideas, me atrevo a afirmar que Homo falsus profundiza sobre un tema que los identifica. Ellos son tan buenos para el engaño que nos hacen creer cada jueves que son locutores, académicos, standuperos, cantantes y, alguna que otra vez, actores de radioteatro. Ellos han mentido tan-bien con los Grupos Económicos ya que son los autores de las letras de todos los temas musicales que se escuchan en el programa y de éstos Grupos que ellos mismos crearon: los “Céteris Paribus”, “Los Insesgados”, “Agrupación Deficitaria”, “Matriz Traspuesta”, “Milton y sus monetarios”, “Solución de esquina”, “Los rendimientos decadentes”, entre otras. Y ni hablar del nivel de periodismo de investigación de las entrevistas que realizan a economistas que semana tras semana visitan el programa: su preparación es rústica, pero pasarían por verdaderos discípulos de la mismísima Mirtha Legrand.
Aunque mi opinión sea sesgada (como la de todo el mundo), creo que Homo falsus refleja de forma transparente lo que Pablo y Gerardo tratan de hacer en sus clases (son docentes de la UBA), en su programa de radio y quizás en sus vidas privadas: reírse de su propia profesión. Homo falsus quizás no convierta a sus lectores en mejores personas, en docentes consumados o en profesionales exitosos, pero seguro disfrutarán de un recorrido por las anécdotas y teorías más ridículas como divertidas de la economía. Y fomentará las ganas del público de mentir en pos de promover el crecimiento y el desarrollo de la economía… ¡con lo que cuesta!
Barbi Williams
PREFACIO
No es raro escuchar economistas en la radio. Al fin y al cabo, todo programa radial que se jacte de abordar temas de actualidad debe necesariamente presentar (y presenta) al menos a un economista. Una vez instalado el tipo allí, todo tema que roce siquiera alguna cuestión económica, no le resulta ajeno. No importa si su especialidad es la economía de los tomates: si hay un problema en el sector de la pesca o la silvicultura, la persona siente que es llamado a emitir su opinión docta, que derrama en una verborrágica sucesión de causas y efectos elegidos de manera relativamente azarosa. Lo que es peor es que a veces sus dichos son tomados en serio por los eventuales oyentes, quienes luego los repiten como una verdad revelada sólo para ellos.
Quizás haya sido esa cuestionable seriedad de estos arrojados la que terminó por producir “Dos Tipos de Cambio”, un programa de radio que, hecho por economistas, se ríe de nuestra profesión y de las siempre cuestionables teorías que la rodean. Aunque en el programa solemos abordar de manera extravagante muchas curiosidades relacionadas con la economía, uno de nuestros blancos preferidos es el supuesto de racionalidad de la teoría tradicional, porque es el que mejor justifica nuestras propias limitaciones para hacer un buen programa.
En “Dos Tipos de Cambio” no hablamos de actualidad, no aventuramos qué sucederá con el dólar, no recomendamos políticas contra la inflación ni tampoco planteamos las soluciones al déficit energético, temas de los que, digámoslo de una buena vez, no tenemos ni la más remota idea. Nuestro trabajo radiofónico consiste, en parte, en preguntarnos si esa masa gigantesca de economistas que habla sin parar, realmente tiene esas ideas efectivamente claras. Además de la desmitificación, el resto del programa se dedica a mostrar cómo la economía se inmiscuye en todo, mezclándose con todas las otras ciencias, a tal extremo que uno ya no sabe dónde termina la teoría económica y dónde empiezan otras formas disciplinarias.
Y hablando de interdisciplinariedad, este es un libro que explora un aspecto social y emocional que decididamente afecta a la economía, pero que definitivamente no ha sido institucionalizado en la teoría, ni suficientemente evaluado en lo empírico. Esta no es sino una forma elegante de decir que lo que se leerá aquí es altamente especulativo, casi un juego mental con pocas probabilidades de transformarse en una tesis con sustento real. Al igual que en el primer libro de uno de nosotros (Pablo), llamado Economía al diván, primó el interés por la curiosidad y la recreación mental.
Para nuestra entera satisfacción, el estilo que creemos caracteriza a este libro se ha vuelto moneda corriente en la profesión. Y no se trata de una alternativa que elegimos forzadamente por ser dos amateurs. Dos Premios Nobel de Economía, George Akerlof y Robert Shiller, se han animado a escribir, en un tono atractivo y relajado, el libro La economía de la manipulación, una obra fantástica sobre los engaños de las empresas a los consumidores. Ellos lograron un producto divulgativo, deleitable e intelectualmente competente a la vez. Ese libro constituyó nuestra inspiración inicial, y nos convenció de que la escritura amena no es necesariamente enemiga de algunas ideas potencialmente influyentes. Por nuestra parte, nos divertimos enormemente edificando estas ideas, sumando ejemplos de la vida real, y citando artículos técnicos que podrían sustentarla. Están a punto de leer un trabajo que nos resultó agradable escribir de principio a fin, así que esperamos encenderles las neuronas-espejo.
Es posible que, al leer el título de este libro, el lector pensara que se cruzaría con una nueva y aburrida crítica a una teoría económica particular, o a algún sistema económico (el capitalismo siempre es un buen blanco). Pero en lugar de culpar a un sistema o a un conjunto de ideas abstractas, nuestro objetivo es culpar a quien está leyendo, para empezar. Homo falsus comienza por reconocer (reconocernos) que, en lo que hace a nuestras relaciones económicas, todos somos al menos un poco mentirosos. Creemos que dicho estado de cosas realmente existe y que es muy importante para la vida económica. Pero lejos de ponernos en moralistas y criticarlo, lo reconocemos como una situación más o menos inevitable, fruto de la propia naturaleza humana, antes que asignarlo a una degradada malformación cultural. Propondremos en este libro que el engaño no solo es una característica intrínseca al sistema económico, sino que además, dentro de límites apropiados, puede resultar ventajoso y hasta necesario para su funcionamiento.