El mundo y la vida desconocida de los faraones. Eric Garnier

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El mundo y la vida desconocida de los faraones - Eric Garnier

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paredes de los pasadizos de acceso y la cámara del sarcófago, provista de un techo azulado en el que brillaban estrellas de oro, presentaban unos textos inscritos conocidos como los Textos de las Pirámides, los cuales revelaron a los historiadores los secretos del culto egipcio al más allá. La tumba fue restaurada por el príncipe arqueólogo Jaemuaset durante el mandato de Ramsés II. En el periodo tardío, los Textos de las Pirámides pasaron a formar parte de la decoración de tumbas privadas.

      • Pepy I, el Conquistador de Nubia, fue el segundo faraón de la dinastía VI. Durante sus 53 años de reinado sometió a Etiopía y Nubia, luchó victoriosamente contra los nómadas de Siria y colonizó el Nilo hasta la tercera catarata. También envió expediciones desde Asuán, la «cabeza del sur», para anexionar los territorios nubios, cuyos habitantes, una vez pacificados, cultivaron las tierras reales o sirvieron en el ejército del faraón. Pepy I, a través del Alto Nilo, intentó acceder al mítico país de Punt, célebre por las especias, las piedras preciosas y las grandes cacerías.

      Aunque los soberanos de la dinastía IV embellecieron Menfis, el declive de la ciudad se inició aproximadamente en esta época y Abidos se convirtió en la capital del imperio. Las incursiones por Asia y Nubia pasaron factura, pues cuanto más crecía el territorio, más poder conseguían los faraones, que se vieron obligados a delegar a favor de los señores feudales.

      • Pepy II, el Centenario, fue coronado a los seis años de edad y su reinado fue digno de los patriarcas bíblicos, ¡pues ocupó el trono durante 94 años! Hirjuf, su portador del sello, príncipe y único amigo, sembró el terror en los países extranjeros y regresó del Alto Nilo con 300 asnos cargados de incienso, ébano, perfume, grano, pieles de pantera, colmillos de elefante, madera tallada y demás tributos.

      Uni, otro de sus generales, emprendió una campaña contra el país de Canaán (Palestina). Creó un ejército formado por docenas de miles de hombres y se puso a su cabeza. Nadie ocupó el lugar de su vecino, nadie asaltó a quienes se encontraban por el camino, nadie saqueó ningún pueblo por los que pararon. Este ejército regresó en paz después de arrasar el país de los He riu sha (los que están en la arena), desmantelar sus murallas, degollar a docenas de miles de hombres y contar con numerosos heridos entre sus rangos.

      Uni, que fue nombrado gobernador director del Alto Egipto, también veló por la paz pública, haciendo que la corte llevara la cuenta de todas las horas de trabajo realizadas.

      • La regencia de Nitocris, la Vengadora, dio paso a un periodo de esplendor y prosperidad que duró prácticamente 600 años. Según Heródoto, la princesa Nitocris fue una mujer hermosa de mejillas rosadas que, para vengar el asesinato de su hermano y marido, mandó construir una inmensa cámara subterránea. Con el pretexto de inaugurarla, celebró un banquete al que invitó a numerosos egipcios, entre los que estaban los instigadores del crimen. Durante el banquete, hizo que las aguas del Nilo entraran en la sala a través de un canal que había mantenido oculto y escapó a una cámara llena de cenizas para evitar la muerte.

      Durante su reinado ordenó construir la pirámide de Micerino y revestirla con un costoso recubrimiento de sienita. El cadáver de Nitocris fue depositado en un sarcófago de basalto azul, bajo la cámara del rey. Durante mucho tiempo se dijo que su sombra flotaba alrededor de la pirámide de Micerino y que hacía enloquecer a los viajeros que osaban contemplar su espectro alrededor de la inmensa tumba. ¿Quién fue esta legendaria Nitocris? ¿Acaso una esposa de Pepy II? Su leyenda es tan hermosa que resulta dudosa desde el punto de vista histórico. ¡Sin embargo, es perfecta para una película!

LA DECADENCIA DEL PRIMER PERIODO INTERMEDIO

      El Primer Periodo Intermedio se inició hacia el año 2400 a. C. con la caída del Imperio Antiguo, al final del reinado de Pepy II y la dinastía VI. Concluyó con la reunificación del Doble País llevada a cabo por un soberano tebano al comienzo del Imperio Medio.

      Este periodo cubre las dinastías VII, VIII, IX y X, llamadas manetonianas, así como el inicio de la dinastía XI tebana.

      A finales del Imperio Antiguo, el poder real sufrió una lenta desintegración. Los nomarcas (los señores feudales que dirigían los nomos) se independizaron y lucharon entre sí, estableciendo reinos a lo largo del Nilo, desde el delta hasta la primera catarata. Las tribus asiáticas aprovecharon el conflicto para instalarse en el delta y los sacerdotes también se emanciparon y se enriquecieron, al reemplazar al faraón como intermediarios directos de los dioses.

      El debilitamiento del poder central benefició a los nomarcas locales, debido a la herencia adquirida por los altos cargos del Estado y a las múltiples exenciones de impuestos de las que gozaban. Este periodo también estuvo marcado por un cambio climático que acentuó la desorganización del sistema económico del Estado egipcio.

      Las dinastías VII y VIII mantuvieron su sede en Menfis. Las listas reales citan los nombres de los 25 faraones que ejercieron durante un periodo de 30 años, sin incluir los 70 faraones que reinaron en 70 días que se citan en la lista de reyes de Manetón. Según los egiptólogos, esos nombres deben pertenecer a dinastías paralelas o impostoras.

      Sin embargo, la información procede de las listas reales oficiales que se elaboraban para celebrar el culto de los ancestros y que, por lo tanto, sólo incluían los nombres de aquellos soberanos que, siglos más tarde, se seguían considerando legítimos.

      Los nomarcas, que se rodearon de una corte que reproducía el sistema faraónico a nivel local, dispensaron al faraón una prelación relativa y acumularon cargos civiles y religiosos. Este periodo estuvo salpicado de guerras y los distintos nomarcas formaron coaliciones temporales que fluctuaron en función de la suerte de sus armas.

      El aparato político y económico del conjunto del país se desbarató, y los caminos dejaron de ser seguros.

      Cuando un nomarca no lograba imponerse con rapidez, el hambre y la miseria azotaban a sus conciudadanos.

      El fin de este periodo fue testigo del enfrentamiento entre las dos coaliciones principales. Una de ellas, dirigida por los nomarcas de Asiut, controlaba el conjunto del delta y buena parte de Egipto Medio; la otra, dirigida por Tebas y Coptos, tenía el control del conjunto del sur.

      Finalmente, fue esta última la que se abrió paso por el norte y logró unificar el país bajo el mandato de los soberanos de la dinastía XI. No es cierto que la solución del conflicto fuera militar. En realidad, las buenas relaciones existentes entre Tebas y el delta durante el Imperio Medio fueron debidas a los acuerdos diplomáticos.

      El Primer Periodo Intermedio no sólo significó la dislocación del poder faraónico, sino que también fue testigo de un desafío a la civilización egipcia, pues las tumbas que todos habían creído indestructibles fueron profanadas.

      La élite del Imperio Antiguo vio cómo se derrumbaba su mundo y, aunque en cierto modo logró mantener el control de la situación, no consiguió levantarse. La función real también cambió. ¿Qué había sido de aquel faraón todopoderoso y sobrehumano que podía mezclarse con las estrellas? Había tenido que ceder su puesto a nuevos hombres que no dudaron en apropiarse de buena parte de sus privilegios y democratizarlos. A partir de ahora, los Textos de las Pirámides también adornarían las paredes de los sarcófagos de los plebeyos más destacados que, desde el fondo de sus tumbas, podrían reunirse con el soberano solar y caminar con él hacia los dioses.

LOS MALES DE LA GUERRA CIVIL

      Un papiro escrito durante el Nuevo Imperio en forma de parábola describe la decadencia del Imperio Antiguo:

      «Los nobles llevan luto y los pobres están exultantes de alegría. Toda la ciudad dice: “Vamos, eliminemos a los poderosos“. Los ladrones se convierten en propietarios y las antiguas riquezas

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