Vampiro Géminis. Amy Blankenship
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El sonido la hizo parar... y Kyoko sintió frÃo sabiendo que el pobre estaba muerto.
Ella frunció el ceño mientras ella se arrodillaba y colocaba sus libros en el suelo pretendiendo atar su zapato. "Venga ya" añadió, como si la declaración estuviera dirigida a la cuerda de la que estaba tirando.
El demonio probablemente vendrÃa detrás de ella porque la mayorÃa de los vampiros que habÃa luchado eran cobardes por naturaleza... y no querÃa dar a su vÃctima una oportunidad de pelea. Es por eso que ella hizo un buen objetivo con su pequeña figura y sus 110 libras... si hubiera sido una chica humana normal, no tendrÃa ninguna oportunidad.
Ella rodó los ojos cuando no pasó nada. De pie, Kyoko se volvió hacia el cÃrculo y trató de encontrar su objetivo... y se estremeció cuando lo vio. Miró al otro lado de la calle una sombra, donde un niño pequeño la miraba fijamente. El perro sin vida estaba a sus pies. La piel y el cabello del niño eran blancos como la nieve, pero incluso a esa distancia podÃa distinguir que sus ojos eran negros.
Qué extraño... la mayorÃa de los vampiros se parecÃan exactamente a los humanos. Eso era lo que los convertÃa en los más peligrosos de todos los demonios que vagaban secretamente por la tierra. Este chico no parecÃa humano en absoluto. Mientras lo observaba, estaba atrapada entre la tristeza de que alguien se volviera tan joven... y el conocimiento de que ya no importaba.
Yuuhi la miró con los ojos cerrados... casi deseando que fuera él quien la iba a beber. Le gustaban los bonitos. Llamó a sus hijos mestizos, preguntándose cuánto tiempo iba a durar contra ellos. Inhaló, pero no pudo encontrar el olor del miedo que normalmente calentaba su sangre frÃa. Ãl sin embargo encontró su olor para ser una mezcla de pureza y peligro... y se preguntó en ello. Yuuhi observó cómo los vampiros bajo su esclavo venÃan de las sombras detrás de ella.
Sintiendo un cosquilleo de advertencia barrido por la parte de atrás de su cabeza, por su cuello y columna vertebral, Kyoko se dio la vuelta sabiendo que habÃa sido un arreglo para llamar su atención y bastante seguro... ella estaba rodeada. HabÃa estado esperando a un vampiro, no a tres... cuatro si contaba al niño.
"Bueno, supongo que tengo lo que pedÃ", se burló Kyoko mientras trataba de concentrarse en todos ellos a la vez.
Un vampiro de aspecto de alumno de colegio privado se burló, lo que realmente arruinó su buena apariencia. -Tengo lo que querÃas, ¿eh? Tengo lo que quieres bebé. "Ãl le dirigió los dientes mientras intentaba capturar su mirada y ponerla bajo su esclavo.
Kyoko sabÃa lo que estaba haciendo... y sintió una satisfacción instantánea de que ningún vampiro hubiera podido quitarle la voluntad durante una pelea. Lo miró de arriba abajo. "Lo dudo", ella se burló cuando se preguntó si la bocina harÃa el primer movimiento. "Los sexualmente frustrados no son realmente mi tipo," Ella sonrió cuando él gruñó.
Al menos estos vampiros parecÃan normales. Bueno... casi tan normal como tres hombres jóvenes que parecÃan pertenecer al equipo de debate de la universidad, con los colmillos colgados. No era todos los dÃas que viste a un vampiro que llevaba un Armani. Diablos, estos tres probablemente gritarÃan sus ojos de no-muertos si se ensuciaban. Y, por supuesto, no podÃa olvidar al mortal niño que los miraba como un voyeur enfermo.
Ese pensamiento la hizo temblar interiormente. HabÃa oÃdo historias sobre ese tipo de cosas entre vampiros. Algunos de ellos descendÃan sobre la vÃctima de su elección, y comenzaban a beber o violar mientras otros miraban. Una cosa que las pelÃculas tienen derecho es que los vampiros eran criaturas muy sexuales y muchos de ellos no tenÃan ninguna preferencia... hombre o mujer que no importaba... No tanto.
"Yo no dejarÃa tu trabajo del dÃa si yo fuera tú," Ella se rió de su propio juego de palabras... y luego lo arrojó justo en la ingle. Otra cosa acerca de los vampiros, que podrÃa ser más rápido y más fuerte, pero los hombres todavÃa tenÃan las mismas debilidades que sus homólogos humanos.
Ella se agachó justo cuando alguien se acercaba y se sorprendió por la velocidad que tenÃa... Mucho más de lo normal. Ella nunca habÃa tratado con algo tan rápido antes. Apretó el puño sintiendo el poder del dardo del espÃritu en la palma de su mano.
Desviando otro demonio, ella torció la parte superior del cuerpo cuando uno de los vampiros se lanzó hacia adelante, golpeándolo con el dardo. Una mano frÃa y pegajosa envolvió su muñeca y tiró, haciendo que su cuerpo se retorciera más... casi dolorosamente. Kyoko utilizó el Ãmpetu y dejó que el resto de su cuerpo siguiera el movimiento, agarrando al vampiro por la manga de su chaqueta y golpeándolo contra el suelo.
Rodaron una vez en el suelo y se detuvieron con Kyoko sentada en el estómago de la bocina. TenÃa que moverse con rapidez o sabÃa que no tendrÃa otra oportunidad.
-Aquà hay algo para ti -le informó. Levantando el brazo, ella apuñaló con el dardo del espÃritu. El tercer vampiro se estrelló contra ella desde el costado... haciéndola rodar y deslizarse por el suelo. Esta vez, se encontró en el fondo mirando hacia arriba.
De acuerdo, esto estaba empezando a enojarla. Alzando la vista, notó que este tipo parecÃa un estudiante "A" directo que habÃa decidido traer un arma a la escuela. La señal sádica de asesinato en sus ojos era un regalo muerto.
"Yo no creo que seas tan amable". Se dobló la muñeca con un ángulo extraño, tocó el dardo en su mano y lo cortó con una pequeña herida. Ella fue recompensada cuando la piel del vampiro empezó a humear... haciéndole gritar en agonÃa. Llevando sus rodillas contra su pecho, utilizó sus pies y piernas para lanzar al demonio. Navegó a unos metros de distancia, todavÃa gritando mientras su brazo se derretÃa lentamente del resto de su cuerpo.
En unos momentos, no serÃa más que un charco burbujeante de polvo en la acera que desaparecerÃa antes de que el sol anunciara un nuevo dÃa. Kyoko nunca habÃa pensado mucho en dónde iba; Ella estaba feliz de no tener que limpiar el desorden.
"Tirón", Kyoko lanzó el insulto mientras recuperaba rápidamente su equilibrio. HabÃa sido mimada con pelear uno a uno a lo largo de los años... asà que ésta era una nueva para ella.
Arqueó una ceja cuando el grito del vampiro desapareció rápidamente. "Obviamente no es un descendiente directo", pensó. Su abuelo los llamó la basura de los demonios, no vampiros puros de la sangre o demonios... apenas media-casta. Pero... todavÃa llevaban el mismo nombre. El mejor grado de vampiro, el más lento que se derritió... bruto pero cierto.
SabÃa que se decÃa que los antiguos eran mucho más poderosos que esto, pero incluso el abuelo Hogo no estaba seguro de si los puros vampiros de sangre podÃan resistir sus dardos espirituales. Una vez le habÃa dicho que el dardo del espÃritu no era más que la luz del sol aprovechada en un arma que sólo podÃa ser evocada por una sacerdotisa o un guardián.
Kyoko vio un puño acercarse a su rostro y giró la cabeza hacia un lado sabiendo que no tenÃa tiempo para