Jurada . Морган Райс
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JULIETA: ¡Qué satisfacción tenerlo conmigo esta noche¡ ROMEO: El intercambio es fiel promesa de tu amor por el mío. JULIETA: Yo te di el mío sin que lo solicitaras: Y sin embargo, te lo daría de nuevo… Mi generosidad es tan ilimitada como el mar, Mi amor es más profundo, cuanto más te lo doy, Cuanto más tengo, pues ambos son infinitos.
CAPITULO PRIMERO
Highlands, Scotland
(1350)
El sol era color rojo sangre cuando Caitlin se despertó. Llenaba todo el cielo y se veía como una pelota increíblemente grande en el horizonte. De pie frente a Caitlin, había una silueta solitaria, una figura que ella sabía no podía ser más que su padre. Extendió los brazos como si quisiera correr hacia él.
Deseaba hacerlo con desesperación. Pero, cuando ella trató de incorporarse, vio que estaba encadenada a una roca y ganchos de hierro le sujetaban las muñecas y los pies. En una mano tenía tres llaves -las llaves que tenía que llevarle a su padre-y en la otra, su collar; su pequeña cruz de plata colgaba de la palma de su mano. Luchó tan fuerte como pudo, sin embargo no pudo zafarse.
Caitlin parpadeó y, de repente, su padre estaba junto a ella y le sonreía. Sintió todo su amor por ella. Él se arrodilló y abrió suavemente sus cadenas.
Cuando Caitlin lo abrazó, percibió su calor, su tranquilidad. Se sentía muy bien de estar en sus brazos; las lágrimas corrían por sus mejillas.
"Lo siento, padre. Te he decepcionado.”
Él se echó hacia atrás y le volvió a sonreír, mientras la miraba a los ojos.
"Has hecho todo lo que esperaba de ti y mucho más", respondió. “Sólo falta una última llave para que podamos estar juntos. Para siempre.”
Caitlin parpadeó y cuando abrió los ojos, él ya se había ido.
En su lugar había dos figuras acostadas e inmóviles sobre una meseta rocosa. Eran Caleb y Scarlet.
Entonces, Caitlin recordó. Están enfermos.
Trató de ir hacia la roca pero todavía estaba encadenada y, aunque jaloneó las cadenas, no pudo soltarse. Cuando Caitlin parpadeó otra vez, y Scarlet estaba junto a ella y estaba mirando.
“¿Mami?", la niña preguntó.
Scarlet le sonrió y Caitlin sintió que su amor por ella la envolvía. Quería abrazarla, y luchó con todas sus fuerzas, pero no podía liberarse.
“¿Mami?" Scarlet la llamó nuevamente, mientras extendía su pequeña mano.
Caitlin se sentó de golpe.
Respirando con dificultad, se tocó las manos y las piernas para averiguar si todavía seguía encadenada, o si estaba libre. Movió las manos y los pies libremente; miró a su alrededor pero no las cadenas. Levantó la vista y vio un enorme sol rojo sangre en el horizonte, y luego miró a su alrededor: estaba acostada sobre una meseta rocosa. Al igual que en su sueño.
Amanecía en el horizonte. Los picos de las montañas estaban cubiertos por la niebla y se veían infinitamente hermosos contra el cielo abierto. Caitlin trató de ver bajo la tenue luz del amanecer y de distinguir lo que había a su alrededor; su corazón dio un brinco. A lo lejos, había dos figuras acostadas, inmóviles. Inmediatamente supo quienes eran: Caleb y Scarlet.
Caitlin se levantó de un salto, y corrió y se arrodilló entre ellos; puso una mano sobre el pecho de cada uno y los sacudió levemente. Su corazón latía con miedo mientras se esforzaba por recordar los acontecimientos de su anterior encarnación. Una imagen más horrible que la otra cruzó por su mente al recordar lo enfermo que los dos habían estado: Scarlet cubierta de forúnculos de la viruela, y Caleb muriendo por el veneno para vampiros. La última vez que los había visto, parecía claro de que ambos morirían.
Caitlin palpó su cuello y sintió las dos pequeñas cicatrices. Recordó el fatídico final cuando Caleb se había alimentado de ella. ¿Sí había funcionado? ¿Lo había podido revivir?
Caitlin los sacudió frenéticamente.
"Caleb", exclamó. “¡Scarlet!"
Caitlin sintió que se le salían las lágrimas mientras trataba de no pensar en una vida sin ellos. No podía siquiera concebirla. Si no estaban con ella, entonces prefería no seguir adelante.
De repente, Scarlet se movió. El corazón de Caitlin se llenó de esperanza cuando la vio moverse lentamente, y luego extenderse poco a poco y frotarse sus ojos. La niña miró a Caitlin quien pudo comprobar que su piel estaba completamente curada; sus pequeños ojos eran nuevamente de un azul brillante y reluciente.
Scarlet se iluminó con una amplia sonrisa, y el corazón de Caitlin se animó.
"¡Mami!", Scarlet le dijo. “¿Dónde estabas?"
Caitlin se puso a llorar de alegría mientras se agachaba y sostenía a Scarlet junto a ella, abrazándola. Por encima de su hombro, le dijo: "Estoy aquí, cariño."
"Estaba soñando que no podía encontrarte," dijo ella. "Y que estaba enferma."
Caitlin respiró con alivio al comprobar de que Scarlet estaba completamente curada.
"Fue sólo una pesadilla", dijo Caitlin. "Estás bien ahora. Todo va a estar bien.”
Repentinamente, se escuchó un ladrido, Caitlin se volvió y vio a Ruth lanzarse rápidamente hacia ellas. Caitlin se alegró al ver que Ruth también había regresado en el tiempo y le sorprendió cuanto había crecido, ahora era toda una loba. Sin embargo, Ruth todavía actuaba como un cachorro, moviendo la cola con entusiasmo, mientras corría a los brazos de Scarlet.
“¡Ruth!" gritó Scarlet apartándose de Caitlin para abrazarla.
Ruth apenas podía contener su emoción, y corrió con tanta fuerza que golpeó a Scarlet.
Scarlet rebotó hacia arriba, gritando de risa y alegría.
"¿Qué es todo este alboroto?" se escuchó una voz.
Caleb.
Al escuchar la voz de Caleb, Caitlin se dio vuelta con un escalofrío. Allí estaba de pie, sonriendo. Ella no lo podía creer. Él se veía tan joven y saludable, mejor de lo que ella jamás lo había visto.
Caitlin se levantó y le dio un abrazo,