Resucitada . Морган Райс

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Resucitada  - Морган Райс Diario de un Vampiro

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del sol, sino el amanecer. Estaba confundida. ¿Había estado durmiendo toda la noche? ¿Scarlet había vuelto a casa? ¿Y dónde se habían ido todos?

      Caitlin se dirigió hacia la puerta principal. Por alguna razón, sintió que tal vez Scarlet estaba allí, esperándola.

      Lentamente, abrió la pesada puerta y miró hacia fuera. Pero el mundo se veía completamente inmóvil. No había ni una sola persona en la calle, y ni un solo coche a la vista. Todo lo que oía era el canto solitario de un pájaro. Levantó la vista y vio que era un cuervo.

      Caitlin escuchó un ruido repentino, y se volvió y regresó a la casa. Entró a la cocina, buscando alguna señal de alguien. Escuchó otro sonido metálico, y se dirigió a la ventana en la pared del fondo. Las cortinas estaban corridas allí también, lo cual era extraño, porque Caitlin siempre las dejaba abiertas. Tomó las cortinas, y tiró de la cuerda.

      Entonces, dio un salto atrás con miedo. De pie afuera, con su rostro hacia la ventana, estaba el rostro pálido, blanco de un vampiro, completamente calvo, con los colmillos extendidos hacia el cristal. Gruñía y siseaba mientras colocaba sus palmas contra el cristal. Caitlin vio sus largas uñas amarillas.

      Se escuchó otro ruido, y Caitlin se volvió y vio la cara de otro vampiro en la ventana lateral.

      Se oyó el ruido de cristales rotos, Caitlin se dio vuelta y vio otra cara en otra dirección. Este vampiro rompió el vidrio con la cabeza mientras se burlaba de ella.

      De repente, su casa se llenó con el sonido de cristales rotos. Caitlin corrió por la casa y, por todas partes, las paredes eran diferentes a como las recordaba. Ahora, todas eran de cristal, y por donde viera, se corrían las cortinas y se rompían las ventanas cada vez que vampiro tras vampiro pegaba contra los vidrios con su cabeza.

      A medida que más y más ventanas se rompían Caitlin salió corriendo de una habitación a otra, hacia la puerta principal, tratando de escapar.

      Llegó a la puerta principal, la abrió de golpe y se detuvo en seco.

      Allí, de pie, frente a ella, con una mirada mortal en sus ojos, estaba Scarlet. Miraba a Caitlin, se veía más muerta que viva, completamente blanca y con una mirada feroz: quería matar. Aún más sorprendente, detrás de ella había un ejército de vampiros, miles de ellos. Todos estaban esperando para seguirla y precipitarse en la casa de Caitlin.

      “¿Scarlet?", Caitlin preguntó con miedo en su voz.

      Pero antes de que pudiera reaccionar, Scarlet hizo una mueca, se echó hacia atrás, y se abalanzó sobre Caitlin, dirigiendo sus colmillos a su garganta.

      Caitlin se despertó gritando e irguiéndose en la silla. Se tomó la garganta, frotándola con una mano, mientras con la otra mano, trataba de alejar a Scarlet.

      “¿Caitlin? ¿Estás bien?”

      Después de varios segundos, Caitlin se calmó y miró hacia arriba y se dio cuenta que no era Scarlet. Era Sam. Al principio, estaba confundida. Entonces se dio cuenta con gran alivio que había estado durmiendo. Había sido sólo una pesadilla.

      Caitlin se quedó sentada allí, respirando con dificultad. De pie junto a ella estaban Sam, con una mano sobre su hombro y su cara de preocupación, y Polly. Las luces estaban encendidas, y vio que afuera estaba oscuro. Echó un vistazo al reloj de pie y vio que era después de la medianoche. Debió haberse quedado dormida en la silla.

      "¿Estás bien?" Sam le preguntó de nuevo.

      Ahora Caitlin se sentía avergonzada. Se incorporó, limpiándose la frente.

      “Siento haberte despertado, pero parecía que estabas teniendo un mal sueño", Polly agregó.

      Caitlin se levantó lentamente y caminó mientras trataba de sacarse la terrible visión del sueño. Lo había sentido tan real, casi podía sentir aún el dolor en la garganta donde su propia hija la había mordido.

      Pero había sido sólo un sueño. Tenía que seguir diciéndoselo. Sólo un sueño.

      "¿Dónde está Caleb?", preguntó, recordando. "¿Sabes algo? ¿Cómo te fue con las llamadas?”

      Las expresiones en las caras de Sam y Polly le dijeron todo lo que necesitaba saber.

      "Caleb todavía está buscándola", dijo Sam. “Yo dejé de buscar hace una hora. Es muy tarde. Pero queríamos hacerte compañía hasta que Caleb llegara a casa.”

      "Llamé a todos sus amigos," Polly intervino. “A todos y cada uno. Conseguí hablar con la mayoría. Nadie la ha visto ni ha oído nada de ella. Todos estaban tan sorprendidos como nosotros. Incluso hablé con Blake. Pero dijo que no ha sabido nada de ella. Lo siento mucho.”

      Caitlin se frotó la cara, tratando de sacudirse las telarañas. Había tenido la esperanza de que al despertarse nada de eso fuera real. Que Scarlet estuviera de vuelta en casa, a salvo. Que la vida hubiera vuelto a la normalidad. Pero al ver a Sam y Polly en su casa después de la medianoche, viéndose tan preocupados, regresó a la realidad. Todo era real. Demasiado real. Scarlet no estaba. Y pudiera ser que no volviera nunca más.

      Darse cuenta de ello le pegó a Caitlin como si le hubieran enterrado un cuchillo. Apenas podía respirar con solo pensarlo. Scarlet, su única hija. La persona que más quería en la vida. No podía imaginar la vida sin ella. Quería correr por ahí, por las calles, gritar y gritar ante la injusticia que estaba viviendo. Pero sabía que sería inútil. Sólo tenía que quedarse allí y esperar.

      De repente, se oyó un ruido en la puerta. Los tres se levantaron de un salto y miraron, esperando. Caitlin corrió hacia la puerta, rezando para ver el rostro de su hija adolescente.

      Pero su corazón se desplomó al ver que era Caleb. Regresaba a casa, con una expresión sombría en su rostro. Verlo la hizo sentir aun peor. No la había encontrado.

      Ya sabía la respuesta, pero de todas maneras le preguntó: “¿La encontraste?”

      Caleb miró al piso mientras negaba con la cabeza. Se veía destrozado.

      Sam y Polly intercambiaron miradas, se acercaron a Caitlin y cada uno le dio un abrazo.

      "Regreso a primera hora de la mañana", Polly dijo. "Llámame si sabes algo. Incluso si es muy tarde. ¿Me lo prometes?”

      Caitlin asintió, estaba demasiado abrumada para poder hablar. Sintió que Polly la abrazaba, y le devolvió el abrazo, y luego abrazó a su hermano menor.

      "Te quiero, hermanita", le dijo sobre su hombro. "Aguanta. Ella va a estar bien.”

      Caitlin se enjugó las lágrimas y miró a Sam y Polly salir por la puerta.

      Ahora, sólo estaban ella y Caleb. Por lo general, ella habría estado encantada de estar a solas con él, pero después de su discusión, se sentía muy nerviosa. Caleb, ella podía ver, estaba perdido en su propio mundo de tristeza y lamentación; también todavía estaba enojado con ella por haber expresado sus teorías a la policía.

      Era más de lo que Caitlin podía soportar. Había tenido la esperanza, una pizca de optimismo de que Caleb iba a regresar trayendo buenas noticias. Pero al verlo regresar así, sin nada, nada en absoluto, se dio cuenta de la verdadera realidad. Scarlet había estado afuera todo la noche. Y nadie sabía dónde estaba. Era después de la medianoche y todavía no había regresado a casa. Era una muy mala señal. Ni siquiera quería barajar posibilidades, pero sabía

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