Una Razón Para Temer . Блейк Пирс
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Una Razón Para Temer - Блейк Пирс страница 5
Avery suponía que, si tomaba el puesto de sargento, necesitaba superar el odio que sentía por la sala de conferencias de la A1. No tenía nada en contra de la sala en sí. Pero sabía que una reunión celebrada dentro de ella muy poco después del descubrimiento de un cuerpo significaba que habría mucha discusión y gritos y que todos tratarían de acabar con sus teorías.
“Tal vez eso llegará a su fin una vez que sea sargento”, pensó mientras entraba en la sala.
Connelly estaba en la cabecera de la mesa, moviendo algunos papeles. Calculó que O’Malley llegaría pronto. Parecía estar más presente en todas las reuniones a las que ella asistía desde que le habían ofrecido el puesto de sargento.
Connelly levantó la mirada y se enfocó en ella. “Las cosas se están moviendo rápidamente en este caso”, dijo. “El cuerpo vertido en el río fue identificado exactamente hace cinco minutos. Patty Dearborne, de veintidós años de edad. Una estudiante de la Universidad de Boston, nacida en Boston. Eso es lo único que tenemos hasta ahora. Los padres deben ser informados una vez que esta reunión termine”.
Deslizó una carpeta que contenía solo dos hojas de papel. Una mostraba una imagen tomada del perfil de Facebook de Patty Dearborne. La otra hoja mostraba tres fotos, todas tomadas en el río Charles ese mismo día. La cara de Patty Dearborne estaba presente en todas ellas, sus párpados color púrpura cerrados.
Como una manera de tratar de meterse en la mente del asesino, Avery trató de ver el rostro de la mujer joven de la misma manera que un asesino lo haría. Patty era preciosa, incluso en la muerte. Tenía un cuerpo que Avery consideraba demasiado delgado pero que seguro tenía a todos los hombres delirando. Utilizó esta mentalidad, tratando de entender por qué un asesino elegiría a tal víctima sin ningún tipo de implicación sexual.
“Tal vez está tras las cosas bellas. La pregunta es si él está buscando estas cosas hermosas con el fin de adularlas o destruirlas. ¿Aprecia la belleza o quiere destruirla?”.
No estaba segura de cuánto tiempo pasó pensando en esto. Saltó un poco cuando Connelly llamó al orden. Había un total de nueve personas en la sala de conferencias. Ella vio que Ramírez había entrado en un momento. Se encontraba en un asiento cerca de Connelly, ojeando la misma carpeta que Connelly le había entregado hace unos minutos. Al parecer sintió que ella lo estaba mirando ya que levantó la mirada y le sonrió.
Ella le devolvió la sonrisa y Connelly comenzó a hablar de nuevo. Bajó la mirada de inmediato, pues no quería ser demasiado obvia. Aunque casi todo el mundo sabía que ella y Ramírez tenían algo, seguían intentando ser discretos.
“Todos ya deberían estar informados”, dijo Connelly. “Para aquellos de ustedes que aún no lo saben, la mujer fue identificada como Patty Dearborne, una estudiante de último año de la Universidad de Boston. Fue encontrada en el río Charles en las afueras de Watertown, pero nació y creció en Boston. Como la detective Black señaló en la sesión informativa, la corriente del río sugiere que el cuerpo fue vertido en otro lugar. El equipo forense supone que su cuerpo pasó unas veinticuatro horas en el agua. Estas dos cosas señalan que el cuerpo fue vertido en algún lugar de Boston”.
“Señor”, dijo el oficial Finley. “Perdóname por preguntar, pero ¿por qué no estamos considerando el suicidio? No encontramos ni moretones ni señales de un enfrentamiento”.
“Descarté esa posibilidad casi de inmediato cuando vi que la víctima estaba desnuda”, dijo Avery. “Aunque el suicidio sería algo que normalmente se consideraría, es muy poco probable que Patty Dearborne se desnudara antes de saltar al río Charles”.
Odiaba derribar las ideas de Finley. Sabía que cada semana se hacía mejor oficial. Había madurado este último año, transformándose de ser ese chico de fraternidad a un buen oficial que trabajaba duro.
“Pero nada de moretones”, dijo otro oficial. “Eso parece ser la pistola humeante”.
“O es evidencia de que no fue un suicidio”, argumentó Avery. “Si ella hubiera saltado de cualquier altura de más de dos a tres metros, hubiéramos encontrado hematomas visibles en su cuerpo por el impacto”.
“El equipo forense llegó a la misma conclusión”, dijo Connelly. “Nos enviarán un reporte más detallado pronto, pero se sienten bastante seguros de eso”. Luego miró a Avery y le hizo un gesto para que continuara. “¿Qué más tienes, detective Black?”.
Se tomó un momento para discutir las cosas que le había señalado a Connelly, detalles que figuraban en la sesión informativa. Mencionó las uñas recortadas y pulidas, la falta de pelo y la ausencia de joyas. “Otro punto importante a señalar es que un asesino que llegaría a estos extremos para hacer que sus víctimas se vieran presentables sugiere ya sea una admiración sesgada por la víctima o algún tipo de arrepentimiento”.
“¿Arrepentimiento?”, preguntó Ramírez.
“Sí. La emperifolló y la puso bella porque tal vez no tenía la intención de matarla”.
“¿Hasta el punto de afeitar sus partes privadas?”, preguntó Finley.
“Sí”.
“Y diles por qué crees que se trata de un asesino en serie, Black”, dijo Connelly.
“Porque incluso si fue un error, el hecho de que el asesino le arregló las uñas y la afeitó indica paciencia. Y cuando le añades a eso el hecho de que esta mujer era muy bonita y libre de imperfecciones, me hace pensar que se siente atraído por la belleza”.
“Tiene una forma curiosa de demostrarlo”, dijo alguien más.
“Lo que me lleva de nuevo a pensar que tal vez no tenía la intención de matarla”.
“¿Así que piensas que fue una cita que salió muy mal?”, preguntó Finley.
“No podemos estar seguros todavía”, dijo. “Pero ahorita creo que no. Si fue así de deliberado y cuidadoso con la forma en la que se vería antes de verterla, creo que lo más probable es que fue igual de cuidadoso en seleccionarla”.
“¿Seleccionarla para qué, Black?”, preguntó Connelly.
“Creo que eso es lo que tenemos que averiguar. Con suerte el equipo forense tendrá algunas respuestas que nos llevarán por el camino correcto”.
“Entonces ¿qué hacemos mientras tanto?”, preguntó Finley.
“Trabajemos”, dijo Avery. “Investiguemos todo lo que podamos sobre la vida de Patty Dearborne con la esperanza de encontrar alguna pista que nos ayude a atrapar a este tipo antes de que lo haga de nuevo”.
Cuando la reunión terminó, Avery se dirigió al otro lado de la sala de conferencias para hablar con Ramírez. Alguien tenía que informarles a los padres de Patty Dearborne y ella sentía la necesidad de hacerlo. Aunque hablar con padres afligidos era increíblemente difícil y emocionalmente agotador, hacerlo era una de las mejores formas para encontrar la primera pista. Quería que Ramírez fuera con ella, ya que quería seguir equilibrando su vida personal y profesional. Aún le era difícil, pero se estaba acostumbrando.
Sin embargo, antes de que pudiera llegar a él, O’Malley entró en la sala. Él estaba hablando por teléfono, obviamente apurado. Era evidente que eso con lo que estaba lidiando lo estaba presionando lo suficiente como para haberle hecho