Una Vez Atado . Блейк Пирс

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Una Vez Atado  - Блейк Пирс Un Misterio de Riley Paige

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      Mientras Riley se quedó mirando, oyó a Jilly y Gabriela limpiando en la cocina.

      Entonces sintió a alguien apretar su mano. Se dio la vuelta y vio que era April, mirándola con preocupación.

      —¿Estás bien, mamá?

      Riley no podía creer que April era la que estaba mostrando compasión en este momento. Después de todo, Liam había sido su novio cuando se mudó a su casa. Pero su romance había quedado atrás desde entonces. Habían tenido que ser hermanos solamente, según las palabras de Gabriela.

      April había lidiado con el cambio con gracia y madurez.

      —Estoy bien —dijo Riley—. ¿Y tú? ¿Cómo te sientes?

      April parpadeó un poco, pero parecía estar en control de sus emociones.

      —Estoy bien —dijo ella.

      Riley recordó algo que April había planeado hacer con Liam cuando se terminara la escuela.

      Le dijo a April: —¿Todavía estás pensando ir al campamento de ajedrez este verano?

      April negó con la cabeza y respondió:

      —Sin Liam simplemente no sería igual.

      —Entiendo —dijo Riley.

      April apretó la mano de Riley un poco más y dijo: —Esto que hicimos fue muy bueno, ¿cierto? Hablo de esto de ayudar a Liam.

      —Desde luego que sí —dijo Riley, apretando la mano de April.

      Luego se quedó mirando a su hija por un momento. Se veía tan crecida en este momento, y Riley se sintió profundamente orgullosa de ella.

      Obviamente, como todas las madres, se preocupaba por el futuro de April.

      Le preocupó mucho cuando April le anunció que quería ser agente del FBI.

      ¿Ese era que el tipo de vida que Riley quería para su hija?

      Se recordó a sí misma una vez más que lo que ella quería no importaba.

      Su trabajo como madre era hacer todo lo posible para hacer posible los sueños de su hija.

      April se estaba empezando a inquietar bajo la mirada intensa y amorosa de Riley.

      —Eh... ¿Te pasa algo, mamá? —preguntó April.

      Riley se limitó a sonreír. Había estado esperando el momento adecuado para hablar de algo especial con April. Y si este no era el momento adecuado, entonces nunca lo sería.

      —Subamos —le dijo Riley a April—. Tengo una sorpresa para ti.

      CAPÍTULO DOS

      Mientras Riley subió las escaleras junto a April, se preguntó si realmente había tomado la decisión correcta. Pero sentía que April estaba emocionada por lo que podría ser la «sorpresa».

      Pensó que April también se veía un poco nerviosa.

      «No más nerviosa que yo», se dio cuenta Riley. Pero supuso que ya no podía cambiar de opinión.

      Ambas entraron en la habitación de Riley.

      Un vistazo a la expresión en el rostro de su hija convenció a Riley a no dar ninguna explicación anticipada. Se fue a su clóset, donde una nueva pequeña caja fuerte negra yacía en el estante. Marcó los números en el teclado numérico y luego sacó algo y lo colocó sobre la cama.

      Los ojos de April se abrieron de par en par ante lo que vio.

      —¡Una pistola! —exclamó—. ¿Es...?

      —Tuya —interrumpió Riley—. Bueno, legalmente sigue siendo mía. La ley de Virginia dice que no puedes tener un arma de fuego hasta los dieciocho años. Pero puedes aprender con esta hasta entonces. Trabajaremos poco a poco hasta que lleguemos a esta pero, si aprendes a usarla bien, será tuya.

      April estaba boquiabierta.

      —¿La quieres? —preguntó Riley.

      April parecía no saber qué decir.

      «¿Esto es un error?», se preguntó Riley. Tal vez April no se sentía preparada para esto.

      Riley dijo: —Dijiste que querías convertirte en agente del FBI.

      April asintió con entusiasmo.

      Riley dijo: —Por eso pensé que podría ser una buena idea empezar a entrenarte para usar armas. ¿Qué te parece?

      —Sí, me parece bien —dijo April—. Esto es maravilloso. Realmente increíble. Gracias, mamá. Estoy abrumada. Realmente no había esperado esto.

      —Yo tampoco. O sea, no había esperado hacer algo como esto a estas alturas. Tener un arma es una gran responsabilidad, una que muchos adultos no pueden manejar. —Riley sacó el arma del estuche y se la mostró a April—. Esta es un Ruger SR22, una pistola semiautomática calibre 22.

      —¿Una calibre 22? —preguntó April.

      —Créeme, esto no es un juguete. No quiero que entrenes con más calibres aún. Una calibre 22 puede ser tan peligrosa como cualquier otra arma, tal vez más. Más personas mueren por este calibre que cualquier otro. Trátala con cuidado y respeto. Solo la vas a manejar para fines de formación. La mantendré en mi clóset el resto del tiempo. Estará en una caja fuerte que solo se puede abrir con una combinación. Por los momentos, yo soy la única que tendrá esa combinación.

      —Por supuesto —dijo April—. No quiero que esté tirada por ahí.

      Riley añadió: —Y prefiero que no le menciones esto a Jilly.

      —¿Y a Gabriela?

      Riley sabía que era una buena pregunta. Lo de Jilly simplemente era una cuestión de madurez. Podría sentirse celosa y querer una pistola propia, lo cual no sucedería. En cuanto a Gabriela, Riley sospechaba que podría alarmarse al enterarse de que April aprendería a usar un arma.

      —Quizá le diga. Pero todavía no. —Riley sacó el cartucho vacío y agregó—: Siempre debes sabes si el arma está cargada o no.

      Ella le entregó el arma descargada a April, cuyas manos estaban temblando un poco.

      Riley estuvo a punto de decir en broma…

      —Lo siento, no encontré una pistola rosa.

      Pero se lo pensó mejor. No se podía bromear sobre estas cosas.

      April dijo: —Pero ¿qué hago con ella? ¿Dónde? ¿Cuándo?

      —Ahora mismo —dijo Riley—. Vamos.

      Riley metió la pistola en su estuche y se lo llevó con ella mientras bajaban las escaleras. Afortunadamente,

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