Una Vez Abandonado . Блейк Пирс
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“¡Lois! ¿Vendrás con nosotros?”.
No obtuvo ninguna respuesta. Puso los ojos en blanco. Esto sucedía a menudo cada vez que tenía que buscar a Lois por una cosa u otra.
Subió las escaleras y tocó la puerta de la habitación de su hermana.
“Lois”, gritó otra vez. “Vamos a la iglesia. ¿Vendrás con nosotros?”.
Lois no respondió.
Tiffany movió sus pies impacientemente, y luego tocó otra vez.
“¿Estás despierta?”, preguntó.
Nada.
Tiffany gimió en voz alta. Lois podría estar dormida o escuchando música con auriculares. Sin embargo, lo más probable es que la estaba ignorando.
“Está bien”, gritó. “Le diré a mamá que no vas a venir”.
Tiffany comenzó a preocuparse a lo que hizo su camino por las escaleras. Lois había estado un poco cabizbaja durante sus visitas más recientes. No estaba exactamente deprimida, pero tampoco tan alegre como de costumbre. Le había dicho a Tiffany que la universidad era más difícil de lo había esperado, y la presión estaba afectándola.
Papá estaba al pie de las escaleras mirando su reloj con impaciencia. Parecía listo para irse, vestido en un abrigo, un gorro de piel, una bufanda y guantes. Mamá se estaba poniendo su abrigo.
“¿Lois viene?”, preguntó papá.
“Dijo que no”, dijo Tiffany, mintiendo un poco. Papá podría enojarse si Tiffany le decía que Lois ni siquiera le había respondido.
“Bueno, no me sorprende”, dijo mamá antes de ponerse sus guantes. “Escuché su carro tarde. No sé a qué hora llegó exactamente”.
Tiffany sintió otra punzada de envidia cuando su mamá mencionó el carro de su hermana. ¡Lois tenía tanta libertad ahora que estaba en la universidad! Lo mejor de todo era que a nadie le importaba a qué hora llegaba a casa. Tiffany ni siquiera la había oído llegar.
“Quizás estaba muy dormida”, pensó.
A lo que Tiffany comenzó a ponerse su abrigo, papá dijo: “Se están tardando demasiado. Vamos a llegar tarde al servicio”.
“Llegaremos con tiempo de sobra”, dijo mamá con calma.
“Encenderé el carro”, dijo papá.
Abrió la puerta principal y salió a zancadas. Tiffany y su madre se terminaron de abrigar rápidamente y lo siguieron.
El aire frío golpeó a Tiffany. Aún había nieve en el piso de la nevada de hace unos días. Deseaba aún estar en su cama confortable. Era un día pésimo para salir.
De repente, oyó a su padre jadear.
“Lester, ¿qué pasa?”, le dijo mamá a papá.
Tiffany vio a papá parado delante de la puerta del garaje abierta. Estaba mirando adentro boquiabierto. Se veía aturdido y horrorizado.
“¿Qué pasa?”, dijo mamá de nuevo.
Papá se dio la vuelta para mirarla. Parecía estar costándole hablar.
Finalmente dijo: “Llama al 911”.
“¿Por qué?”, contestó mamá.
Papá no le dio una explicación. Entró en el garaje. Mamá comenzó a acercarse al garaje y, cuando llegó a la puerta abierta, dejó escapar un grito que dejó a Tiffany paralizada de miedo.
Mamá entró rápidamente al garaje.
Tiffany se quedó inmóvil por un largo rato.
“¿Qué pasa?”, dijo Tiffany.
Oyó a mamá sollozando. “Vuelve a casa, Tiffany”, dijo.
“¿Por qué?”, respondió Tiffany.
Mamá salió corriendo del garaje. Agarró el brazo de Tiffany y trató de voltearla para que regresara a casa.
“No mires”, dijo. “Vuelve adentro”.
Tiffany logró soltarse y corrió al garaje.
Le tomó un momento darle sentido a todo. Los tres carros estaban estacionados allí. En la esquina izquierda, papá estaba moviendo una escalera torpemente.
Algo estaba colgado de una cuerda atada a una de las vigas del techo.
Era una persona.
Era su hermana.
CAPÍTULO UNO
Riley Paige acababa de sentarse a cenar cuando su hija dijo algo que realmente la sorprendió.
“Somos la familia perfecta”.
Riley se quedó mirando a April, cuyo rostro estaba enrojecido de la vergüenza.
“Guau, ¿en serio dije eso en voz alta?”, dijo April tímidamente. “Eso fue muy cursi”.
Riley se echó a reír y miró alrededor de la mesa. Su ex esposo, Ryan, estaba sentado en el otro extremo de la mesa. A su izquierda, su hija de quince años de edad, April, estaba sentada junto a su ama de llaves, Gabriela. A su derecha estaba la chica de trece años de edad, Jilly, el nuevo miembro de la familia.
April y Jilly acababan de preparar hamburguesas para la cena del domingo, dándole a Gabriela un descanso de la cocina.
Ryan mordió su hamburguesa y dijo: “Bueno, sí somos una familia. ¡Solo míranos!”.
Riley no dijo nada.
“Una familia”, pensó. “¿Eso es lo que somos realmente?”.
La idea la sorprendió un poco. Después de todo, ella y Ryan se separaron hace casi dos años y llevaban casi seis meses divorciados. Aunque estaban pasando tiempo juntos, Riley había evitado pensar mucho en el futuro de la relación. Había echado a un lado años de dolor y traición para poder disfrutar de un presente tranquilo.
Y también tenía que pensar en April, cuya adolescencia había sido bastante difícil. ¿Duraría su deseo de esta unión familiar?
Riley se sentía aún más insegura por Jilly. Encontró a Jilly en una parada de camiones en Phoenix tratando de vender su propio cuerpo a los camioneros. Riley rescató a Jilly de una vida terrible y un padre abusivo, y ahora esperaba adoptarla. Pero Jilly era una niña atribulada, y la situación era complicada.
Riley solo se sentía completamente segura respecto a Gabriela.