El libro de las mil noches y una noche. Anonimo
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"¡Oh señor, desearía evacuar una necesidad!"
Entonces el príncipe la desmontó junto al bosquecillo, y viendo que tardaba mucho, marchó detrás de ella sin que la esclava pudiera enterarse. La esclava era un vampiro, y estaba diciendo a sus hijos: "¡Hijos míos, os traigo un joven muy robusto!" Y ellos dijeron:
"¡Tráenoslo, madre, para que lo devoremos!"
Cuando lo oyó el príncipe, ya no pudo dudar de su próxima muerte, y las carnes le temblaban de terror mientras volvía al camino. Cuando salió la vampiro de su cubil, al ver al príncipe temblar como un cobarde, le preguntó: "¿Por qué tienes miedo?" Y él dijo:
"Hay un enemigo que me inspira temor". Y prosiguió la vampiro: "Me has dicho que eres un príncipe…" Y respondió él: "Así es la verdad". Y ella le dijo: "Y entonces, ¿por qué no das algún dinero a tu enemigo para satisfacerle?" El príncipe replicó: "No se satisface con dinero. Sólo se contenta con el alma. Por eso tengo miedo, como víctima de una injusticia". Y la vampiro le dijo: "Si te persiguen como afirmas, pide contra tu enemigo la ayuda de Alah, y El te librará de sus maleficios v de los maleficiode aquellos de quienes tienes miedo".
Entonces el principe levantó la cabeza al cielo y dijo: "¡Oh tú, que atiendes al oprimido que te implora, hazme triunfar de mi enemigo, y aléjale de mí, pues tienes poder para cuanto deseas!"
Cuando la vampiro oyó estas palabras, desapareció. Y el príncipe pudo regresar al lado de su padre, y le dió cuenta del mal consejo del visir. Y el rey mandó matar al visir".
En seguida el visir del rey Yunán prosiguió de este modo: ¡Y tú, oh rey, si te fías de ese médico, cuenta que te matará con la peor de las muertes!Aunque le hayas colmado de favores, y le hayas hecho tu amigo, está preparando tu muerte. ¿Sabes por qué te curó de tu enfermedad por el exterior de tu cuerpo, mediante una cosa que tuviste en la mano? ¿No crees que es sencillamente para causar tu pérdida con una segunda cosa que te mandará también coger?"
Entonces el rey Yunán dijo: "Dices la verdad. Hágase según tu opinión, ¡oh visir bien aconsejado! Porque es muy probable que ese médico haya venido ocultamente como un espía para ser mi perdición. Si me ha curado con una cosa que he tenido en la mano, muy bien podría perderme con otra que, por ejemplo, me diera a oler". Y luego el rey Yunán dijo a su visir: "¡Oh visir! ¿qué debemos hacer con él?" Y el visir respondió:
"Hay que mandar inmediatamente que le traigan, y cuando se presente aquí degollarlo, y así te librarás de sus maleficios, y quedarás desahogado y tranquilo. Hazle traición antes que él te la haga a ti"
Y el rey Yunán dijo: "Verdad dices, ¡oh visir!" Después el rey mandó llamar al médico, que se presentó alegre, ignorando lo que había resuelto el Clemente.
El poeta lo dice en sus versos: ¡Oh tu, que temes los embates del Destino tranquilízate! ¿ No sabes que todo está en las manos de Aquel que ha formado la tierra?
Porque lo que está escrito, escrito está y no se borra nunca! ¡Y lo que no está escrito no hay por qué temerlo! ¡Y tu Señor! ¿Podré dejar pasar un día sin cantar tus alabanzas? ¿Para quién reservaría sino el don maravilloso de mi estilo rimado y mi lengua de Poeta? ¡Cada nuevo don que recibo de tus manos, ¡oh Señor! es más hermoso que el precedente v se anticipa a mis deseos!.
Por eso, ¿cómo no cantar tu gloria, toda tu gloria, y alabarte en mi alma y en público? ¡Pero he de confesar que nunca tendrán mis labios elocuencia bastante, ni mi pecho fuerza suficiente para cantar y para llevar los beneficios de que me has colmado! ¡Oh tu que dudas, confía tus asuntos a las manos de Alah, el único Sabio! ¡Y así que lo hagas tu corazón nada tendrá que temer por parte de los hombres! ¡Sabes también que nada se puede hacer por tu voluntad, sino por la voluntad del Sábio de los Sabios! ¡No desesperes pues, nunca y olvida todas las tristezas y todas las zozobras! ¿No sabes que las zozobras destruyen el corazón más firme y más fuerte? ¡Abandónaselo todo! ¡Nuestros proyectos no son más que proyectos de esclavos impotentes ante el único Ordenador!. ¡Déjate llevar! ¡Así disfrutarás de una paz duradera!
Cuando se presentó el médico Ruyán, el rey le dijo: "¿Sabes por qué te he hecho venir a mi presencia?" Y el médico contestó: "Nadie sabe lo desconocido, más que Alah el Altísimo".
Y el rey le dijo: "Te he mandado llamar para matarte y arrancarte el alma". Y el médico Ruyán, al oír estas palabras, se sintió asombrado, con el más prodigioso asombro, y dijo: "¡Oh rey! ¿por qué me has de matar? ¿Qué falta he cometido?" Y el rey contestó:
"Dicen que eres un espía y que viniste para matarme. Por eso te voy a matar antes de que me mates". Después el rey llamó al portaalfanje y le dijo: "¡Corta la cabeza a ese traidor y líbranos de sus maleficios!" El médico le dijo: "Consérvame la vida, y Alah te la conservará. No me mates, si no Alah te matará también".
Después reiteró la súplica, como yo lo hice dirigiéndome a ti ¡oh efrit! sin que me hicieras caso, pues, por el contrario, persististe en desear mi muerte.
Y en seguida el rey Yunán dijo al médico:
"No podré vivir confiado ni estar tranquilo como no te mate. Porque si me has curado con una cosa que tuve en la mano, creo que me matarás con otra cosa que me des a oler o de cualquier modo". Y dijo el médico: "¡Oh rey! ¿es ésta tu recompensa? ¿Así devuelves mal por bien?" Pero el rey insistió: "No hay más remedio que darte la muerte sin demora". Y cuando el médico se convenció de que el rey quería matarle sin remedio, lloró y se afligió al recordar los favores que había hecho a quienes no los merecían. Ya lo dice el poeta: ¡La joven y loca Moimuna es verdaderamente bien pobre de espíritu! ¡Pero su padre, en cambio, es un hombre de gran corazón y considerado entre los mejores! ¡Miradle, pues! ¡Nunca anda sin su farol en la mano, y así evita el lodo de los caminos, el polvo de las carreteras y los resbalones peligrosos…!
En seguida se adelantó el portaalfanje, vendó los ojos del médico, y sacando la espada, dijo al rey: "Con tu venia". Pero el médico seguía llorando y suplicando al rey:
"Consérvame la vida, y Alah te la conservará.
No me mates, o Alah te matará a ti".
Y recitó estos versos de un poeta: ¡Misconsejos no tuvieron ningún éxito, mientras que los consejos de los ignorantes conseguían su propósito!!No recogí más que desprecios! ¡Por esto, si logro vivir, me guardaré mucho de aconsejar! ¡Y si muero, mi ejemplo servirá a los demás para que enmudezca su lengua!
Y dijo después al rey: "¿Es ésta tu recompensa? He aquí que me tratas como hizo un cocodrilo". Entonces preguntó el rey:
"¿Qué historia es esa de un cocodrilo?" Y el médico dijo: "¡Oh señor! No es posible contarla en este estado. ¡Por Alah sobre ti!
Consérvame la vida y Alah te la conservará!"
Y después comenzó a derramar copiosas lágrimas. Entonces algunos de los favoritos del rey se levantaron y dijeron: "¡Oh rey!
Concédenos la sangre de este médico, pues nunca le hemos visto obrar en contra tuya; al contrario, le vimos librarte de aquella enfermedad que había resistido a los médicos y a los sabios". El rey les contestó: "Ignoráis la causa de que mate a este médico; si lo dejo con vida, mi perdición es segura, porque si me curó de la enfermedad con una cosa que tuve en la mano, muy bien podría matarme dándome