Pequeño circo. Nando Cruz

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Pequeño circo - Nando Cruz

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dos veces: por la tarde y por la noche. Yo fui por la tarde. Llevaban unas pintas que parecían de otro mundo. Asio, con el pelo por la cara; Josetxo, con botas de piel de serpiente, los ojos maquillados… Charly siempre iba con traje gris, pero anchote, agitanado, con sombrero… Tocaba las maracas y bebía Pippermint entre solo y solo de guitarra. El batería era medio heavy pero también tenía pintaca. Parecían salidos de otro planeta. Luego te enterabas de que eran de Burlada y decías, «¡eso es imposible!».

      FERNANDO GEGÚNDEZ: Yo ya había visto a Los Bichos antes de que se presentaran a la primera edición del Villa de Bilbao31. Eran muy vistosos en directo. También, porque salían muy puestos. Era una cosa a la que no estábamos acostumbrados. Tenían una imagen muy cool y muy fuerte. La gente decía, «¿y estos son de Pamplona? ¡No puede ser!». Sobre todo, Asio y Josetxo. Charly ya había sido guitarrista en Neon Provos. Era asturiano, un asturiano que se fue a Pamplona; nadie sabe por qué. Era muy fino punteando. Hacían un combo muy distinto a todo lo que habíamos visto.

      Era mucho pedir que ganasen Los Bichos. Era la primera edición y el jurado aún estaba muy disperso. Todavía no estaba definido el estilo del concurso. Imagino que hasta costó que les dieran el accésit.

      JAVIER CORCOBADO: En los 90, Josetxo Ezponda y Los Bichos eran la banda más glamurosa y potente que se podía ver en un escenario. Me encantaba el estilo de Josetxo y de Asio, y su entrega al rock and roll.

      FERNANDO PARDO: La sombra del caos estaba siempre al lado de Los Bichos. Podía pasar cualquier cosa. Y no necesariamente épica. De repente, le podía dar un calambrazo a Josetxo y tener que llevarlo al hospital.

      MURKY LÓPEZ: Eva y yo vimos a Los Bichos en la presentación de su primer LP en la sala Ya’Sta de Madrid. Nos sabíamos el primer disco de pe a pa. Le gustaba lo mismo que a nosotros: los Scientists, Birthday Party, Suicide, los Cramps… Era el primer grupo que veíamos con esas referencias. Al terminar el concierto, nos colamos en el camerino y presentamos nuestros respetos a Josetxo. De ahí nos hicimos amigos hasta el final.

      Patrullero Mancuso grabamos un instrumental dedicado él: «El rey bicho».

      GERMÁN CARRASCOSA: Todo el mundo coincidía en que Los Bichos podían dar conciertos espectacularmente buenos y espectacularmente malos. Dependía del estado de cada uno. Los dos baterías que tuvo, Fermín y Rubén, se ponían hasta el culo de speed y alcohol. Asio se iba a una granja y desaparecía durante meses, o incluso un año. Josetxo explicaba que era imposible tocar con ellos.

      JAIME CRISTÓBAL: Los Bichos era un grupo hecho para él y para sus canciones. Las guitarras de Charly se complementaban muy bien con las suyas. Josetxo era muy buen guitarrista. Tenía un estilo muy particular. Les gustaba mucho Television y hacían ese juego de guitarras a lo Tom Verlaine, pero de otra manera. Ellos cogían la idea y usaban mucho la palanca de vibrato, pero no era «vamos a hacer como Tom Verlaine». Por el camino se encontraban otra cosa. Tocaban de otra manera.

      Hasta en la forma de tocar la guitarra había muchas cosas asimiladas. Josetxo no imitaba a tal o cual guitarrista: era una amalgama de estilos. Ponía las manos de un modo muy peculiar. Sujetaba la púa entre los dedos pulgar, índice y corazón, pero apoyaba el brazo de una forma distinta. Pulsaba como picoteando. Para mí son claramente posturas muy autodidactas, de alguien que dedicó muchas horas a perfeccionar un estilo.

      MURKY LÓPEZ: Josetxo forzaba mucho la voz y era muy teatrero, pero no en el mal sentido, sino en el de meterse en un personaje. Era como si Bela Lugosi se creyera que es Bela Lugosi. Cantaba como un bicho, como Lux Interior. Eso me repele en otros cantantes de música española, que parecen que pronuncian en inglés pero cantan en español, pero en su caso no me repelía. Lo veía como un monstruo entrañable.

      JAIME CRISTÓBAL: En los 70 debió de recibir algunas clases rudimentarias de inglés en el cole, pero él aprendió inglés —y esta frase es horrible— en la escuela del rock and roll. Tenía tres mil y pico discos, se empollaba las letras y se leía todos los créditos. En los años 80 uno se aburría mucho, y él se había pasado horas en casa dibujando y escuchando. Soy profesor de inglés y es perfectamente posible que alguien con unos pocos rudimentos, si está muy motivado, pueda leer y escribir muy bien en un idioma. Josetxo fue pillando bastante bien temas sintácticos, de gramática y de vocabulario. Sus letras son muy interesantes. No era algo impostado. Era su cultura. No es un corta y pega. Todo lo contrario. Tiene un valor muy grande.

      JAIME GONZALO: Era gente muy instruida musicalmente. Pasamos de una generación que tenía una relación puntual con la música a otra que ya tenía una curiosidad voraz y los medios intelectuales y físicos para conseguir la información. Y Los Bichos eran de estos últimos, muy ilustrados en ese aspecto. Era gente que intentaba montárselo desesperadamente, pero abocados a no conseguirlo por las infraestructuras en las que se movían. En aquellos momentos, nadie veía clara la propuesta de Los Bichos.

      FERNANDO GEGÚNDEZ: Como la gente del sello Oihuka habían sido de Motos —una banda mod de Iruña que, aun sin tener nada que ver, de todo lo que había allí eran de lo más cercano a los preceptos de Josetxo—, Los Bichos acabaron allí. Era una relación de amor y odio, pero era mejor tener un sello en tu ciudad. Siempre fue un tira y afloja. En Oihuka no entendían a Los Bichos.

      ROBER!: El primer disco de Los Bichos se vendió bastante. Las canciones en castellano sonaban en los bares: «Verano muerto», la ranchera aquella32… Parecía que podían tener cierto potencial hasta en Los 40 Principales.

      UNAI FRESNEDO: Entonces se vendían muchos discos y Oihuka tenía muy buena distribución. No es tan bestia que llegasen a vender cinco mil copias del Color Hits. Igual la cifra está un poco redondeada, pero el disco estaba en los bares.

      JUAN CARLOS PARLANGE: Los bares funcionaban como tiendas de discos. Entonces, casi no necesitabas tener casa de discos. En Pamplona ibas a un bar y había diez o quince maquetas para elegir. Platero y Tú comercializaron su primera maqueta en bares y quizá llegaran a vender quince mil. Y todo con un cartel de «a la venta aquí» y la cinta a quinientas pesetas. Los vinilos también podías encontrarlos en los bares.

      JUAN HERMIDA: La distribuidora Zabaltzen llevaba los discos a cualquier aldea. Ibas a una aldea perdida en la montaña a la que alguien te llevaba porque hacían unas judías muy buenas y, además de todo tipo de libros en euskera, tenían todo el catálogo de Oihuka. Me flipaba que se pudiera comprar ahí un disco de Los Bichos. Era una estrategia cultural para fomentar que futuras generaciones conociesen esa música. Ese apoyo podía incluir a Los Bichos porque grababan en un sello vasco.

      JAIME CRISTÓBAL: Josetxo enviaba los discos a muchísimos sitios. Se comenta que los mandaba al NME y al Melody Maker. Se decía que una revista de Nueva York había sacado una breve reseña de Color Hits y que una de las referencias que daban eran las Bangles. Me pareció lo más normal. Me parecía que, en un planeta paralelo, podría haber funcionado internacionalmente.

      JAIME GONZALO: Había algo roto en el interior de Josetxo que daba unos frutos interesantes. No digo que debas tener algo roto en tu interior para hacer música, pero en su caso era así. Recuerdo gente de Australia escuchando discos de Los Bichos y descojonándose. «¿Qué es esta copia de tercera división de Kim Salmon?», decían. ¿Cómo les explicaba yo las características personales y culturales, la situación del mercado español? En esos momentos, salvo Cancer Moon, que eran muy buenos haciendo retales y mosaicos, la música que se hacía en España denotaba claramente sus influencias. ¿Había que esconderlas? Supongo que no. Si eres un grupo de influencias, lo eres.

      JAIME CRISTÓBAL: Fueron sus años de eclosión creativa. Incluso gráfica. Si había un concierto de Los Bichos, Josetxo hacía un cartel increíble y superchulo, diseñaba la entrada… Muchos amigos suyos conservan

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