Pequeño circo. Nando Cruz

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Pequeño circo - Nando Cruz

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Worst Around51. Dudo que se vendiesen más de mil quinientos discos. Justo después surgieron Los Clavos, que hubiese sido el quinto grupo de ese disco.

      FERNANDO GEGÚNDEZ: Yo era muy amigo de Juan Hermida. Le mandaba todas las maquetas que salían y le tenía muy al loro de La Secta y todos estos grupos. A Romilar le iba bien, y me pidió hacer un recopilatorio. Yo planifiqué qué grupos iban a salir. La portada es de Josetxo Ezponda.

      IÑIGO PASTOR: La tendencia entonces eran esos grupos vascos, pero todo lo que tenía un sonido más británico acabó teniendo una mayor proyección. El rollo indie se fue convirtiendo en una especie de tendencia en paralelo al rollo británico más obvio. Fue lo que más caló porque las personas que estaban detrás fueron las mismas que montaron el festival de Benicàssim. Eso fue lo que trascendió más y parece que lo otro no existió, pero, desde el punto de vista artístico, los grupos de mayor interés no estaban ahí.

      ROBER!: Cuando empezaron a aparecer estos grupos, ya había pasado la explosión inicial del rock radical vasco. Kortatu estaban con el Kolpez kolpe; ya no eran tan punkarrillas, empezaban a hacer lo que después sería Negu Gorriak. Y, en cualquier caso, aunque los primeros discos de Los Bichos y Cancer Moon tuvieron mucha prensa, quedaron casi como una anécdota. No fueron un fenómeno social como el rock radical vasco. También porque tocaron muy poco. No porque no pudiesen tocar, sino porque no les daba la gana. Y si no tocas, es muy complicado.

      FERNANDO GEGÚNDEZ: Lo de Cancer Moon no llegó a más, entre otras cosas, por cómo eran ellos. Al final el que traiciona es el propio carácter del músico. Generalmente son gente complicada, y ellos dos lo eran.

      Tenían muy buena opinión de lo que hacían. No solo esto, cuando un bar les pedía una canción para el típico recopilatorio de grupos de la casa, ellos decían que no. Y, claro, la gente decía, «¡estos van de estrellas!». Pues sí, pero con todo su derecho. Ellos estaban muy por encima. Y eran conscientes de ello. Es el mismo caso que Josetxo «Bicho»: estrellas venidas a menos que han nacido en el sitio equivocado.

      Y tampoco iban a tocar a cualquier sitio. Eran muy exigentes. Había que dignificar al músico.

      ¿Cuántas veces tocaría Cancer Moon en directo? ¿Quince? Muchas más, no.

      IÑIGO PASTOR: A Cancer Moon los vi cuando hicimos el Festival del Ruido en Madrid. No era un grupo que se expusiese mucho en directo. No estaban cómodos ni les gustaba.

      ROBER!: Esa noche tocaban La Secta, Parkinson D.C., Cancer Moon… Yo estaba en Madrid ese fin de semana. En el concierto había gente que se subía al escenario y se tiraba. Uno de ellos era Carlos no-sé-qué-pollas, el de Subterfuge. Entonces llevaba rastas y era underground. Cuando salió Cancer Moon, nadie se atrevió a subir al escenario. Por Josetxo. Le tenían miedo. Era tan intenso… Percibías esa sensación de peligro, de que algo podía pasar.

      CÉSAR ESTABIEL: Ese concierto no lo olvidaré en mi vida. Cuando salió Cancer Moon, yo estaba en primera fila. Josetxo pasó la mirada por todos los de la primera fila, clavándola en cada uno, y me dejó absolutamente helado. Marcó una línea de respeto absoluta. Yo ya ni bailé ni nada. Me quedé todo el concierto mirándole la cara. Tenía una pose muy intensa, cogía el micro con las dos manos y lo apretaba mucho.

      Veías a Josetxo y te quedabas helado, aunque a lo mejor no sabías por qué. Ahí había una comunicación distinta.

      ROBER!: Josetxo se transfiguraba. Se metía mucho en el concepto de las canciones. Es de las cosas que había que ver. Es de los pocos cantantes de aquí a los que le he visto hacer eso. Notabas que no estaba ahí. O estaba más que nadie. Metía la cabeza para dentro, le salía la espalda hacia arriba, se ponía rojo… Se transformaba. Y no era solo en los conciertos. Yo he ensayado con él muchas veces, y era empezar a cantar y se ponía así. Los demás estábamos todavía calentando o pensando en la cena, y él ya se había transformado. Estaba el chiste del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, porque era un tío muy educado y suave, pero en directo era una mala bestia.

      RICARDO ANDRADE: Josetxo no era un destroyer. Lo veías babeando mientras cantaba, todo revirado, pero controlaba la situación. Toqué con él varias veces y Josetxo mandaba, eh. Estaba perdido en su vida, pero le gustaba estar en el escenario porque ahí lo guiaba todo. Y transmitía. Era acojonante.

      ROBERTO HERREROS: Parecía Lux Interior. Se retorcía como un reptil. Y Jon Zamarripa creaba atmósferas con su guitarra entre Television y Spacemen 3, aunque a veces también podían sonar a los Stooges. Eran buenísimos.

      FERNANDO GEGÚNDEZ: El concierto histórico fue el que dieron en Urduña, una ciudad de unos seis mil habitantes a unos cuarenta kilómetros de Bilbao. Yo era veterinario y cuando llegué allí aquel verano me junté con la flor y nata del pueblo. Dijimos de montar un concierto y todos querían meter hardcore, pero yo dije, «no, vamos a meter a Cancer Moon y a Los Bichos; los dos grupos juntos va a ser un lujo». Fue la única vez que tocaron juntos.

      No recuerdo dónde lo montamos. Tengo muy memoria mala de esos años. Fueron años de mucho crapulismo. Era un sitio cerrado, eso seguro. Y vino mucha gente. No sería de pago. Igual era en el marco de las fiestas. Ellos ya eran muy amigos. Josetxo «Bicho» y Asio venían a Bilbao cada poco porque habían confraternizado con nosotros y en Pamplona estaban solos. Se corrían la juerga y volvían. Aquello para los dos grupos fue una revelación. Fue decir, «joder, menos mal que no estamos tan solos». El sonido no estuvo muy allá, pero Jon estaba de muy buen humor ese día y eso siempre influía.

      RICARDO ANDRADE: Para nosotros era increíble ver que a nivel local había gente que no tenía nada que envidiar a los grupos de fuera. Siempre hemos tenido esa vergüenza, pero ver surgir grupos como Cancer Moon y Los Bichos…

      FERNANDO GEGÚNDEZ: También se habla muy bien de una actuación en Sevilla. La organizó Blas Fernández, que era muy fan de Cancer Moon. Josetxo y Jon tenían un excelente recuerdo de aquel concierto.

      BLAS FERNÁNDEZ: La conexión Cancer Moon-Sevilla fue brutal. Yo ponía las maquetas en mi programa de radio52 antes de que saliera Hunted by the Snake, y cuando salió el disco mi novia hizo camisetas con la portada. No sé cuántos centenares de camisetas hicimos, pero las vendíamos como churros en un puestecillo que montamos en la calle. Esa primera vez que tocaron en Sevilla se quedaron flipaos con la reacción de la gente. Por supuesto, les regalamos camisetas. Los recuerdo bajando de la furgoneta y al pobre Josetxo deshaciéndose del calor.

      Poquísimo después volvieron a Sevilla como teloneros de Died Pretty en la sala Roll Dancing.

      ANTONIO LUQUE: Descubrimos a Cancer Moon en Plastic53. Fue un grupo superimportante para Chinarro. Tocaron en Sevilla dos o tres veces y fui a verlos todas. Se notaba que sabían de música, que se procuraban unos sonidos raros, las canciones eran bonitas… Éramos muy fans.

      JAVIER CORCOBADO: Josetxo Anitua y yo nos sentíamos muy cerca y vivimos unas cuantas aventuras juntos. Cancer Moon era un grupo excelente, así como Los Bichos de Josetxo Ezponda. Recuerdo que, a veces, cuando yo iba a tocar a Bilbao, nos emborrachábamos y automedicábamos los tres juntos al borde de la ría de Bilbao, en la zona industrial oxidada de Zorrotzaure, cantando canciones de Boney M.

      MAESTROS SIN ESCUELA

      UNAI FRESNEDO: A Josetxo lo conocí cuando yo ya estaba en Munster. Un fin de semana que volví a Bilbao, salí por la noche y me haría algún comentario de que tanto Jon como él estaban muy a disgusto con Polar, que estaban libres de contrato y que querían hacer otro disco. A la vuelta le propuse a Iñigo que les sacara el disco en Munster.

      Iñigo

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