CHAMP. Diego Cuéllar
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Una hora después, Álvaro conocía lo imprescindible acerca del funcionamiento de TEKNOFAN® y del programa de formación CHAMP del que formaría parte. Le sonaba bien, aunque no tenía claro qué pintaba él en todo eso. Parecía un lugar flexible para aprender mientras terminaba su curso universitario, con buen trato y perfil, pero sobre todo Miguel le transmitió una confianza que hacía tiempo que no sentía.
–Se trata de un programa de continuidad para las nuevas incorporaciones –dijo Miguel–; chicos como tú, que aportan conocimientos tecnológicos indudables pero que necesitan profundizar en los fundamentos de la empresa y las relaciones interpersonales para triunfar en sus carreras. Si aceptas compartir con nosotros las próximas cuatro semanas, tu contribución nos ayudará a mejorar nuestro proyecto. Se te permitirá realizar cualquier pregunta o planteamiento sobre cualquier duda que te surja.
»Prometí a tu padre no presionarte en caso de que no estés interesado. Pero esta debe ser tu primera decisión: ¿quieres incorporarte al programa?
Álvaro evaluaba su respuesta. Sabía que aceptar sin más supondría una concesión que satisfaría a su padre, y eso rompería el equilibrio de poder que hasta ese momento sentía que estaba de su lado. Miguel le estaba ofreciendo la oportunidad de decidir sin coacción, así que podría volver a casa y ofrecer una explicación que le excusase de participar. Por otro lado, tonto no era e intuía lo que una oportunidad tan interesante podía significar para él.
–¿Cuándo empiezo? –preguntó.
–Pasado mañana –concluyó Miguel apretando su mano con firmeza.
Álvaro llegaba a su casa con el único pensamiento de cómo contarles a sus padres el resultado de la entrevista evitando mostrar entusiasmo alguno. Pero era necesario buscar una reconciliación, un armisticio después de la batalla. Necesitaría una buena excusa para disculparse sin ceder demasiado terreno.
Lo que no imaginaba era que Javier ya había recibido un mensaje de WhatsApp con una sencilla sentencia: «On board».
***
3. champ. competences and human approach management program
Ganan los que saben cuándo luchar y cuándo no.
Sun Tzu
Miguel miraba a través de la ventana de su despacho. A su espalda, Marta Ramos, responsable de «Talento y Desarrollo de Equipos», permanecía sentada en una posición relajada con su cuaderno de notas abierto mientras ambos repasaban los últimos detalles del programa de formación que comenzaría al día siguiente.
Sin darse la vuelta, Miguel comentó en voz alta:
–CHAMP es el programa más ambicioso e importante de los emprendidos hasta ahora, y muy posiblemente de los que podamos emprender en un futuro –dejaba clara así su expectativa–. Según el Foro Económico Mundial de 2018, en 2022 el 42% de todas las horas trabajadas serán realizadas por máquinas. Este hecho desplazará millones de puestos de trabajo, pero a su vez creará otros tantos. Las máquinas no lo harán todo. –Hizo una pausa pero Marta no interrumpió su silencio; conocía demasiado bien a Miguel para adivinar que aún no había terminado–. Nuestra empresa entrega un producto altamente tecnológico a nuestros clientes. Muchas de las tareas que hoy realizamos en TEKNOFAN® son tareas repetitivas, basadas en trabajos manuales, labores de mantenimiento e instalación tecnológica, procesos para áreas específicas de la empresa: logística, finanzas, Recursos Humanos, marketing, etc. Todos estos trabajos y procesos tenderán a la completa automatización futura. –Marta seguía escuchando con extrema atención–. Las máquinas realizarán tareas repetitivas y las personas las tareas más complejas. Competencias como la creatividad, la innovación, la inteligencia emocional, la capacidad analítica o el pensamiento crítico adquirirán una importancia capital. –Se giró con lentitud, las manos cogidas detrás de la espalda, y miró a Marta a los ojos–. Se producirá un cambio a gran escala –concluyó.
–Las universidades y las escuelas de negocios deberían revisar sus procesos. –Marta buscó un punto de vista distinto. Cientos de entrevistas en procesos de selección le otorgaban una perspectiva precisa de las carencias de los jóvenes recién licenciados que contrataban–. No tiene sentido que el sistema educativo continúe anclado en un pasado en el que los profesores son simples proveedores de un conocimiento que los estudiantes reciben de forma pasiva. Los candidatos no tienen ni idea de cuál es el funcionamiento real de una empresa –hizo hincapié en la palabra «real»–, y no me refiero al concepto teórico de empresa, sino a los procesos internos, las interrelaciones, las políticas que rigen el comportamiento organizacional. Es decir, desconocen las reglas básicas que les ayudan a adaptarse a la cultura empresarial.
–Tan importante es lo que aprenden como la forma en que lo hacen –continuó Miguel–. Tan importante es el qué como el cómo. Y ese cómo está ligado a la experiencia. Sin duda alguna, los jóvenes que incorporamos a TEKNOFAN® cuentan con unas competencias técnicas del máximo nivel, adquiridas durante sus estudios universitarios. Pero la verdadera oportunidad para ellos reside en cubrir el descomunal abismo que separa las habilidades esenciales que demandamos las empresas y lo que ellos aportan. No se dan cuenta de que estas habilidades son precisamente las que marcarán la diferencia entre las personas y la inteligencia artificial –IA–, entre los hombres y las máquinas. Solo aquellos que puedan desarrollar las skills necesarias triunfarán en este entorno cambiante.
»Debemos preguntarnos qué tipo de trabajadores queremos para garantizar nuestra supervivencia empresarial en un mundo en el que la velocidad del cambio tecnológico afecta tan rápidamente al mercado de trabajo.
–Hoy en día –dijo Marta, para completar la reflexión–, o contratas al personal con las skills adecuadas o formas a tu gente para que las adquieran, como hemos decidido hacer en TEKNOFAN®. CHAMP no es más que el comienzo de nuestra adaptación al cambio; un programa que pretende crear una cultura de aprendizaje continuo, con la que seamos capaces de revisar de forma permanente la evolución de nuestros empleados y darles un feedback instantáneo acerca de su progreso en situaciones de trabajo real, facilitando escenarios que mejoren su capacidad de adaptación.
Miguel asentía satisfecho. Ambos trabajaban en la misma frecuencia. Uno de sus sueños, contribuir al desarrollo profesional de los jóvenes empleados de TEKNOFAN®, estaba a punto de comenzar. Y lo hacía con la garantía de partir de unos objetivos transparentes y alineados.
–Yo creo –dijo Marta– que la mayor parte de los jóvenes piensa que no optarán a trabajos estables en un futuro, que sus opciones pasan necesariamente por emprender o surfear entre distintas empresas. Este mito tan establecido es muy dañino porque afecta a la relación de compromiso necesaria entre la empresa y el trabajador. Sin esta vinculación, las empresas dejarán de invertir en la formación de sus equipos con la perspectiva de que estos pronto la abandonarán, y los empleados no responderán porque la empresa no los cuida. Es un círculo vicioso muy peligroso.
–Compromiso, bonita palabra. –Miguel permanecía