Mi Huracán Eres Tú. Victory Storm
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Читать онлайн книгу Mi Huracán Eres Tú - Victory Storm страница 12
―¡Kira, por favor! Misaki está con Tsutomu, un concentrado de testosterona y vulgaridad.
―Exactamente!
―Kira, sabes lo que estamos haciendo, ¿no?
―Claro.
―Nunca seremos una pareja como ellos.
―Ya lo sé ... No es que me apene.
―Solo tienes que demostrar que eres mi novia, ¿de acuerdo?
―Lo se. Es por eso que pensé que para hacer nuestra relación más realista, sería necesario al menos poder besarnos en público, sin parecer extraño desde ese punto de vista ―Kira le recordó que le había tomado tres semanas estudiar todos los detalles de ese plan absurdo que definitivamente ayudaría a su querido amigo, eliminando la insistencia de las chicas que lo rodeaban (desde que Youra lo había dejado) y la mirada atenta y acusadora de su padre que quería verlo con una chica.
―Está bien, pero cierra la boca, ¿de acuerdo? No quisiera que tu lengua se atorara en mi garganta —Adam suplicó con disgusto, tratando de besarla de nuevo.
Esta vez los labios de Kira permanecieron cerrados pero suaves y el beso fue un éxito, a pesar de que toda la atmósfera mágica que había imaginado había desaparecido unos minutos antes.
―Tienes hermosos labios, Kira-chan. Lástima que no eres mi tipo ―suspiró Adam, conmovido por los esfuerzos realizados por su única amiga verdadera. ―Lamento un poco que, con esta historia, ningún otro chico pueda ... saborearte.
Las mejillas de Kira rápidamente se pusieron rojas, pero se mantuvo seria y lista para continuar los ejercicios académicos que había establecido para ese día.
Sabía que fingir una historia con el bello y muy buscado Adam Gramell eliminaría cualquier posibilidad de tener una verdadera historia de amor, pero no le importaba, porque había decidido que entre los estudios y el trabajo de medio tiempo que estaba buscando, no tendría tiempo para eso, porque no quería perder el honor de ser la primera de la clase y además ahorrar dinero estaba para su viaje a Princeton.
RETORNO
Lucas
Princeton, Kentucky – 28.09.2018
―Otro truco como ese y te suspendo, Lucas ―indicó el director. ―No me importa si el año acaba de comenzar. No voy a aguantar tus dolores de cabeza, ¿verdad?
―Sí ―respondí lentamente con una sonrisa medio aburrida mientras intentaba controlar la furia que quería desatar contra esos dos bastardos de García y Setton.
Mis nudillos se despegaron por la cantidad de golpes que había dado esa mañana, pero aparentemente no lo suficiente como para evitar que se quejen ante el director.
Miré a mi alrededor y vi a todos los estudiantes distanciarse de mí y de esa mujer que tenía menos columna vertebral que un invertebrado, pero que todavía era capaz de infundir terror a esos estúpidos idiotas.
A estas alturas ya estaba acostumbrado a despertar miedo y asco: había quienes me consideraban por lo que era, escoria o mierda podrida. Para otros, sin embargo, solo era un delinuente suelto, pero demasiado irresistible para poder contener las bragas lujuriosas de la mitad de las chicas presentes que ya habían disfrutado de mi compañía en la cama.
Sin embargo, detesté esa atención y pronto comencé a buscar un cigarrillo. Necesitaba salir de ese lugar de mierda y hacer dos secas si quería llegar al final de la lección sin pegarme un tiro en la cabeza.
Revisé el bolsillo trasero de mis jeans. Vacios.
―¡Diablos, tiré el paquete antes de que llegara el director!
Irritado y todavía preocupado por cómo comenzó el día, corrí a la salida. Con un poco de suerte, habría llegado a los dormitorios a tiempo, habría tomado un paquete de cigarrillos, hecho dos secas y regresado a clase antes de que sonara la campana.
Todavía, bajo la mirada de todos los presentes, comencé con mi aire desafiante habitual a lo largo del corredor.
Estaba a punto de llegar al vestíbulo cuando una visión me shokeó. Porque una visión tenía que ser. Por supuesto.
Paralizado por lo que mis ojos no podían concebir, me congelé con la mirada fija, hasta que sus ojos se encontraron con los míos.
La sorpresa que tuvo y la felicidad incontenible que hizo que lo que llevaba se deslizara de mi mano, me colapsó como nunca antes me había sucedido.
Sorprendido y casi aterrorizado por la alucinación que estaba teniendo, hizo que mi cerebro se tildara, vi que arqueaba esa boquita en forma de corazón que nunca había olvidado y cuando pensé que me recuperaría del shock, me encontré con su rostro inmerso en su cabello negro y perfumado, mientras dos brazos delgados me apretaban alrededor del cuello, arrastrándome hacia ella. En el centro del vórtice de huracán.
Sentí que me faltaba el aliento tan pronto como el delicado perfume de su piel entró en mi nariz.
―Lucas ―apenas sopló su voz, penetrando en mi mente y alma.
Me pareció explotar. Tuve que trepar a las rocas de mi racionalidad para no ahogarme en esa tormenta de emociones que hizo latir mi corazón hasta que estalló.
Cerré los ojos para alejar esa quimera diabólica pero, cuando los abrí de nuevo, lo vi. Realmente. Por primera vez. Después de tantos años.
―Te extrañé mucho ―apenas lo escuché, estaba tan embelesado por esos ojos verdes del bosque pegados a los míos con un velo de adoración y tristeza, mientras sentía sus suaves y cálidas manos deslizarse sobre mi cuello y luego quedarse en mi rostro tenso y incredulidad.
Por un momento, sus delicados dedos tocaron mi ceja izquierda, donde tenía una cicatriz, y sus ojos se estrecharon, pero solo por un momento. Luego me miró y me sonrió con entusiasmo.
―Kira ―logré formular a pesar de mi garganta reseca.
Tan pronto como escuché mis propias palabras, supe que estaba perdido.
***
Kira
No pude creer mi suerte.
Adam había tenido razón al llevarme al santuario el día antes de irme y obligarme a comprar el talismán de buena suerte.
¡Había funcionado!
Si solo pensara en los dos años de sacrificios como recepcionista a tiempo parcial para reunir el dinero, pagarme ese viaje, financiar la investigación y encontrar a Lucas gracias a un investigador privado ...
Y en cambio! Por una vez, el universo había estado de mi