El Fantasma De Girolamo Riario. Ivo Ragazzini

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El Fantasma De Girolamo Riario - Ivo Ragazzini

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muerte de Riario?

      ¿Quién lo escribió ¿Por cuenta de quién?

      ¿Era la primera vez que alguien veía el fantasma de Riario?

      ¿Por qué tenía el fantasma la cabeza rota?

      ¿Se vio al fantasma bailar sobre el muro exterior del palacio comunal? ¿Por qué?

      ¿Cuáles fueron los verdaderos instigadores de los sicarios de Riario?

      ¿Qué había hecho Riario para acabar asesinado?

      Lorenzo el Magnífico y su hermano Juliano de Médicis, asesinado diez años antes en Florencia, ¿tuvieron algo que ver con esta historia?

      ¿Se creó una compañía de sicarios con el objetivo de asesinarlo? ¿Por parte de quién?

      ¿Por qué Riario solo entraba en una iglesia rodeado por muchos guardias?

      ¿Qué inscripciones aparecieron sobre las puertas y columnas de las iglesias de Forlí antes de su asesinato?

      ¿Qué hicieron los sicarios de Riario después de matarlo?

      ¿Es verdadera o falsa la historia de que Catalina Sforza mostró sus vergüenzas desde las almenas de la fortaleza de Forlí cuando sus enemigos le pidieron que se rindiera? ¿Qué hizo entonces?

      Y muchas más cosas que descubriréis y entenderéis vosotros mismos durante la lectura.

      Por tanto, os deseo una buena lectura y un buen redescubrimiento de este acontecimiento histórico completamente olvidado.

      Y si, después de haber leído este libro, alguien se encuentra por casualidad con el fantasma, estoy seguro de que lo entenderá mucho mejor que antes.

       Forlí, otoño de 2010

       En una pequeña habitación no muy alejada del centro histórico, un investigador de fenómenos biomagnéticos, o un cazafantasmas si preferís llamarlo así, entrevista a algunos testigos de misteriosos hechos y presencias.

      —¿Ha visto por tanto al fantasma, señora? —preguntó el investigador mientras entrevistaba a la señora, que deseaba permanecer en el anonimato.

      —¡Sí! Aparece más a menudo al atardecer, o tal vez se vea mejor hacia esa hora —respondió la señora.

      —¿Lo ha visto más veces?

      —Sí —respondió de nuevo la mujer.

      —¿Dónde y cuándo lo ha visto?

      —En el palacio comunal de Forlí. Una vez lo vi fuera, en la Piazza Saffi,2 suspendido en el exterior del muro, junto a una ventana del primer piso del palacio —respondió la señora.

      —¿Quiere decir que estaba de pie sobre el antepecho de una ventana o sobre una cornisa del muro? —pidió que precisara el investigador.

      —No, estaba alejado del muro y parecía suspendido en el vacío.

      —¿Tal vez estaba suspendido sobre una cornisa antigua que ya no está en ese muro? —comentó el investigador.

      —No lo sé.

      —La entiendo, señora. ¿Qué hacía alejado del muro? —continuó el investigador.

      —Nada. Solo parecía bailar junto a una ventana —respondió la mujer.

      —¿Qué ventana?

      —Era la tercera ventana del palacio comunal, contando desde la derecha —respondió la mujer.

      —¿Cómo era el fantasma?

      —Grisáceo, era una sombra gris y tenía la cabeza abierta y rota por un lado, como si le faltara o lo hubieran cortado una parte de la cabeza.

      —No está mal como tarjeta de visita para presentarse a alguien. Imagino que se quedó un poco sorprendida, señora —comentó el investigador.

      —Sí, correcto.

      —Está bien, señora. ¿Lo ha visto más veces? —preguntó el investigador.

      —Sí, varias veces en un pasillo, otra en una sala antigua más grande.

      —¿Lo ve cuando está oscuro o hay poca luz? —pregunta el investigador, cada vez más curioso.

      —No. Siempre lo he visto al atardecer, pero nunca cuando está completamente oscuro.

      —De acuerdo, señora. ¿Qué otras cosas ha visto al respecto?

      —Le he oído gemir y decir algo.

      —¿Qué decía?

      —No le entendí, su voz era muy tenue y débil, igual que su imagen —respondió la mujer.

      —Está bien, señora ¿Qué más ha visto?

      —Nada más. Eso es todo —respondió la mujer.

      —Gracias por sus informaciones, señora. Si es necesario le haré más preguntas —dijo el investigador al tiempo que concluía la entrevista con la señora y se preparaba a entrevistar a otro testigo presente en la habitación.

      —¿Y usted cómo llegó a verlo? —preguntó el investigador, dirigiéndose a otro testigo que también decía haber visto al fantasma.

      —Supe por unos amigos de esta presencia en el palacio y lo he estado buscando.

      —¿Por qué quería buscarlo? —preguntó curioso el investigador.

      —Me interesaba verlo.

      —¿Y qué vio?

      —Más o menos lo que vio la señora, pero con algunos detalles más —respondió el testigo.

      —¿Qué es lo que usted vio de más?

      —Más bien le oí decir algo —respondió el testigo.

      —¿Qué le oyó decir?

      —Estaba preocupado por su esposa.

      —¿Hablaba directamente con usted?

      —Más que otra cosa, se lamentaba ante cualquiera que pudiera escucharlo —respondió el testigo.

      —¿Se lamentaba de qué?

      —De lo que le habían hecho y quería vengarse contra los traidores y conjurados que le habían atacado—respondió el testigo.

      —¿Le dijo quién era su esposa?

      —No, pero decía que debía apresurarse a defenderla, porque estaba en peligro en la habitación de al lado.

      —¿Así

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