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Temprano por la mañana, las dos nos levantamos y bajamos hasta el puerto para ver si había ocurrido algo durante la noche. Había muy poca gente alrededor, y aunque el sol brillaba con fuerza y el aire se sentía fresco y limpio, las enormes y sombrías olas, que parecían más oscuras porque la espuma que tenían en la cresta era como nieve, se introducían por la fuerza en la boca del puerto, como un gigantón que se abre pasó entre la multitud. Por alguna razón, me sentí aliviada de que Jonathan no se encontrara en el mar anoche, sino en tierra firme. Pero, oh, ¿está en tierra o en mar? ¿Dónde está y cómo está? Me siento terriblemente preocupada por él. Si tan solo supiera qué hacer, ¡y si pudiera hacerlo!
10 de agosto.
Hoy tuvo lugar el funeral del pobre capitán, y fue de lo más conmovedor. Parecía que todos los botes del puerto estaban allí. Y el ataúd fue cargado en hombros por varios capitanes desde el Muelle Tate Hill hasta el cementerio de la iglesia. Lucy me acompañó, fuimos temprano a nuestra vieja banca, mientras el cortejo de botes navegaba río arriba hasta el Viaducto y volvía nuevamente de regreso. La vista era maravillosa y vimos la procesión de cerca casi todo el camino. El cuerpo del pobre hombre fue enterrado cerca de nuestra banca, por lo que tuvimos que levantarnos y, cuando llegó el momento, pudimos verlo todo.
La pobre Lucy parecía muy afectada. Estuvo sumamente inquieta e intranquila todo el tiempo, no puedo evitar pensar que sus sueños nocturnos están causando estragos en ella. Su comportamiento es muy extraño en un aspecto: no admite que haya causa alguna para su intranquilidad, y en caso de haberla, ni ella misma la conoce.
Es posible que haya otra razón para esto, y es que el pobre Sr. Swales fue encontrado muerto esta mañana en nuestra banca, con el cuello roto. Según dijo el doctor, evidentemente cayó de espaldas de la banca a causa de algo que lo espantó, pues en su rostro había una expresión de miedo y horror que hizo estremecer a los hombres que lo vieron. ¡Pobre y querido anciano!
Lucy es tan dulce y sensible que estas cosas la afectan más profundamente que al resto de la gente. Justo ahora está muy perturbada por un pequeño detalle al que yo no le presté mucha atención, a pesar de que yo misma siento un gran afecto por los animales.
Uno de los hombres que suele subir aquí para mirar los botes llegó seguido por su perro, que no se separaba jamás de su lado. Ambos son muy tranquilos, y yo nunca he visto enojado al hombre, ni he escuchado ladrar al perro. Durante el funeral el perro no obedeció al llamado de su amo, que estaba sentado en la banca que nosotras, sino que se mantuvo alejado algunos metros, ladrando y aullando. Su amo le habló dulcemente, luego en un tono áspero y, finalmente, muy enojado. Pero el perro no se movió ni dejo de hacer ruido. Estaba hecho una furia, con los ojos salvajes y todo el pelo erizado como la cola de un gato cuando se prepara para pelear.
Finalmente, el hombre, que ya estaba muy enojado, se levantó de un brinco y pateó al perro. Luego lo tomó por el pescuezo casi arrastrándolo y lo lanzó a la lápida sobre la que está fijada nuestra banca. En cuanto tocó la piedra, el pobre animal se cayó y empezó a temblar. No trató de escapar, sino que se agachó a mis pies, tembloroso y muerto de miedo. Estaba en un estado de terror tan lamentable que traté de calmarlo, sin conseguirlo.
Lucy también estaba muy apenada, pero no trató de tocar al perro, sino que se limitó a mirarlo lastimosamente. Me temo mucho que su naturaleza sea demasiado sensible como para poder vivir en el mundo sin problemas. Estoy segura que esta noche soñará con esto. Todo el conjunto de cosas: el barco llevado a puerto por un hombre muerto atado al timón con un crucifijo y un rosario, el conmovedor funeral, el perro furioso y atemorizado, le proporcionará mucho material para sus sueños.
Creo que lo mejor será que se vaya a la cama exhausta físicamente, así que la llevaré a dar un largo paseo por los acantilados hasta la bahía Robin Hood y de regreso. Espero que después de esto no le queden muchas ganas para caminar dormida.
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