Puntos gatillo y cadenas musculares funcionales en osteopatía y terapia manual. Philipp Richter
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A través de la experimentación, el equipo de investigación de Korr comprobó otros fenómenos muy interesantes:
•El aumento del tono simpático (de forma local o general) disminuye el umbral sensitivo del segmento afectado y aumenta el tono muscular de los músculos inervados por este segmento.
•El bloqueo de algunas vértebras aumenta el tono simpático de los segmentos y disminuye el umbral sensitivo.
•Cualquier tipo de estrés aumenta el tono muscular especialmente en los “segmentos facilitados”.
•Los desequilibrios posturales influyen en el tono muscular de los músculos paravertebrales y de los músculos inervados por los segmentos facilitados.
•La reducción del tono muscular de los músculos paravertebrales disminuye el tono simpático en estos segmentos.
Los resultados de las investigaciones han puesto de manifiesto dos realidades:
•El sistema musculoesquelético es uno de los agentes principales en la aparición y especialmente en el mantenimiento de las disfunciones somáticas.
•La médula espinal, como órgano de sinapsis y como organizador, cumple una importante función en la génesis de estados patológicos.
Entonces, la idea de Korr de designar el aparato locomotor como la máquina vital más importante (primary machinery of life) no es, por lo tanto, una exageración.
Las estructuras miofasciales desempeñan un papel esencial en todas las funciones corporales importantes, ya sea la respiración (respiración torácica y respiración celular), la circulación (diafragma y músculos como bomba venosa y linfática), la digestión (como movilización de los órganos) o como medio de expresión de las emociones. El aparato locomotor permite el desplazamiento, la comunicación con los demás, la ingestión de alimentos, etc.
La importancia del aparato musculoesquelético es destacada por el hecho de que más del 80% de las aferencias provienen del aparato locomotor [79, 112, 158]. La extrema sensibilidad de los husos musculares (un gramo de tracción y un estiramiento de una micra desencadenan una reacción del huso muscular [79]) hace que el aparato locomotor sea un órgano muy sensitivo. Esta característica permite que se produzcan reacciones rápidas, pero aumenta simultáneamente la predisposición a sufrir disfunciones, lo que tendrá como consecuencia la aparición de contracturas, deformaciones y alteraciones de la coordinación.
Irvin [en 155] y Kuchera [82] escriben que una oblicuidad de la base del sacro de 1-1,5 mm es suficiente para modificar el tono de los músculos paravertebrales. Korr describió las consecuencias que esto tendría para el simpático y con ello para el conjunto del organismo. Pero la médula espinal como central de conmutación y de organización no recibe solamente la influencia de estímulos externos.
El estado emocional de la persona es muy importante para la génesis de disfunciones y de posibles patologías. En este sentido, el sistema límbico desempeña un papel decisivo [158]. Como memoria del organismo, este sistema valora todos los estímulos y las percepciones sensoriales como positivos o negativos para la persona basándose en las experiencias previas. Si un estímulo es percibido como agradable, se consigue un feedback positivo; si un estímulo es percibido como perjudicial, se produce un feedback negativo.
A través del eje hipotalamohipofisosuprarrenal se controla el sistema neuroendocrino, es decir, la secreción hormonal y el sistema neurovegetativo. Los segmentos facilitados se verán especialmente afectados por estímulos emocionales positivos y negativos (ver migraña del fin de semana, úlcera por estrés). Cuando están sometidos a una estimulación mantenida en el tiempo, los segmentos con un umbral sensitivo bajo permanecerán con una “excitación crónica” [112]. Para influir terapéuticamente en este estado debemos tratar la globalidad del patrón lesional con el fin de eliminar la impregnación de los patrones patológicos en el sistema nervioso central. En este contexto, Korr hablaba de la médula espinal como un “organizador de los procesos patológicos” (the spinal cord as organisator of disease processes) [79].
La metamerización embriológica de la médula espinal determina la pertenencia segmentaria de determinados músculos, órganos, vasos, zonas cutáneas, huesos y articulaciones. La estimulación de una de estas estructuras influencia la función de las demás pertenecientes a este segmento.
Puesto que los segmentos colindantes están unidos entre sí a través de las interneuronas, esta facilitación será válida para varios segmentos. La inervación plurisegmentaria de los órganos y de los músculos también funciona en este sentido. En nuestra opinión, es un error asociar un órgano o una función a un solo segmento medular. Tanto más cuando sabemos que el cerebro no conoce músculos aislados sino patrones de movimiento. Así pues, serán tan importantes los patrones congénitos innatos como los adquiridos.
Por lo que respecta al sistema digestivo, debemos constatar que éste goza de cierta autonomía debido a la existencia del sistema nervioso entérico, pero aun así está sometido a la función global del organismo. En este caso, el sistema endocrino y el sistema neurovegetativo desempeñan también una función reguladora.
Debemos suponer que tanto aquí como en el aparato locomotor podemos encontrar patrones de comportamiento congénitos y adquiridos, que deberían correlacionarse con los del aparato locomotor y dar un tipo determinado [151].
Movilidad y estabilidad
El aparato locomotor está formado por músculos y huesos. Debe cumplir dos funciones básicas que son en sí mismas contradictorias: por un lado, procurar mantener la estabilidad, y por otro, permitir los movimientos.
El cerebelo y los órganos del equilibrio permiten la ejecución de estas dos funciones. Ambos reciben la información de los receptores, localizados principalmente en las estructuras miofasciales.
Los músculos son órganos ejecutores para ambas funciones. La existencia de un tono básico adecuado, de una capacidad de reacción rápida y de una buena coordinación de las tensiones musculares permite realizar movimientos armónicos y ajustes adaptados y sutiles para garantizar el equilibrio de la forma más económica posible.
La naturaleza (o el creador) ha solucionado este problema de una forma simple. La fuerza centrífuga (la fuerza expansiva de los órganos) es controlada por una fuerza de implosión (la tensión inherente del músculo) de los músculos. La extraordinaria sensibilidad de los músculos permite, con la ayuda de una coordinación precisa a cargo del sistema nervioso, una estabilización óptima y, por lo tanto, económica del aparato locomotor.
Para llevar a cabo movimientos armónicos, los músculos necesitan un punto de fijación estable, un órgano central que coordine la actividad (el sistema nervioso) y estructuras que garanticen el aporte sanguíneo y la inervación (metabolismo). La regulación de estas actividades es responsabilidad del sistema nervioso. Éste activa a los agonistas y a los sinergistas e inhibe a los antagonistas en la justa medida necesaria para realizar movimientos armónicos.
La mayor parte de los movimientos son realizados de forma inconsciente y en ellos participan una serie de reflejos espinales. Esto es necesario para que la persona actúe con previsión. El cerebro necesita libertad para elegir.
La médula espinal asume el papel de central de conmutación para la realización de cualquier actividad física. Los errores funcionales pueden tener consecuencias desastrosas. Todas las aferencias provenientes del aparato locomotor llegan a la médula espinal, todas las eferencias que