Escribir cuento. Varios autores
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Tiempo de la historia es el tiempo que se sucede entre la primera acción narrada en el relato y la última. Por ejemplo, en el relato «El rastro de tu sangre en la nieve», Gabriel García Márquez nos cuenta la historia de amor de Billy Sánchez y Nena Daconte, que abarca exactamente tres meses y diez días.
Tiempo del discurso: se compone solo de las acciones narradas en el relato, obviando aquellas que no son relevantes para el desarrollo de la narración y que, por lo tanto, no aparecen en el texto. En el mismo relato de Gabriel García Márquez no se nos narran todas las acciones de los tres meses de relación de la pareja. Se nos narra con detenimiento tan solo la última semana y, aun así, ni siquiera se nos detallan todas las acciones que realizan los personajes esos días.
7.2.1. Relaciones entre tiempo de la historia y tiempo del discurso: orden, duración y frecuencia
Siguiendo la terminología establecida por Gérard Genette, la relación entre el tiempo de la historia y el tiempo del discurso puede dividirse en términos de orden, de duración o de frecuencia.
7.2.1.1 Orden
Esta relación establece la diferencia entre el orden cronológico de los acontecimientos de la historia y el orden textual en el que aparecen esos acontecimientos narrados en el relato. Si el orden cronológico y el textual coinciden, hablaremos de una relación de concordancia entre el orden del tiempo del discurso y el de la historia, mientras que, si no coinciden, hablaremos de una relación de discordancia.
Esa discordancia supone, siempre, un salto temporal en el orden cronológico, ya sea hacia atrás (en cuyo caso hablaremos de una retrospección o analepsis) o hacia delante (donde nos encontraríamos con una anticipación o prolepsis).
Concordancia
Una mañana se levantó y fue a buscar al amigo al otro lado de la valla. Pero el amigo no estaba, y, cuando volvió, le dijo la madre:
—El amigo se murió.
—Niño, no pienses más en él y busca otros para jugar.
El niño se sentó en el quicio de la puerta, con la cara entre las manos y los codos en las rodillas. «Él volverá», pensó. Porque no podía ser que allí estuviesen las canicas, el camión y la pistola de hojalata, y el reloj aquel que ya no andaba, y el amigo no viniese a buscarlos. Vino la noche, con una estrella muy grande, y el niño no quería entrar a cenar.
—Entra, niño, que llega el frío —dijo la madre.
«El niño al que se le murió el amigo»
Ana María Matute
Como podemos ver en este ejemplo, la historia ocurre en orden cronológico, por lo que ambos tiempos mantienen una relación de concordancia. Los hechos se narran en el orden en el que ocurrieron.
Discordancia
Dentro de este tipo de relación encontramos dos apartados. Veremos primero un ejemplo de retrospección (también conocida como flashback o analepsis) y después otro de anticipación (o flashforward o prolepsis).
En el siguiente relato de Sławomir Mrożek, todo lo que se narra después del «Apenas una hora antes» del segundo párrafo hasta el final de la cita es una retrospección. Se nos cuenta algo que había pasado anteriormente (la cursiva es nuestra):
Alexander Bytomski, jefe de comedor del restaurante Extra Lux, se dio de morros al ir a servir unas pechugas de pollo a unos clientes en el altillo y las pechugas fueron a parar al parqué.
Uno de los testigos de lo ocurrido era alumno de la Escuela Gastronómica Estatal. Un tal Wawrzonkiewicz. Apenas una hora antes, Bytomsky le había arreado una dolorosa patada y lo había insultado verbalmente en el pasillo entre la cocina y los comedores.
«La profecía»
Sławomir Mrożek
En este otro ejemplo que veremos a continuación, de Juan Gómez Bárcena, el caudillo guti, Urkadunna, que se encuentra dentro del templo acadio que acaba de conquistar, ve en los mosaicos la historia pasada de la ciudad y, además, la historia futura. A partir del punto en el que ve a un hombre morir atrapado en una cámara sellada y hasta el final del relato, el texto se convierte en una anticipación tras otra de lo que le va a suceder al caudillo y a su pueblo. Al final del texto, cuando Urkadunna se da cuenta de que aquel hombre encerrado es él mismo, la historia vuelve al presente, a la cámara sellada, y el relato finaliza:
Vio en un mosaico inmenso la batalla que acababan de vencer y su propia espada cercenando los cuerpos enemigos. Vio la larga fila de los sacerdotes acadios decapitados al pie de sus propios templos. Vio las casas ardiendo como teas, los guerreros sucios violando mujeres con olor a perfume y cientos de fosos cegados por los cadáveres.
Vio a un hombre atrapado en una cámara sellada, sacudido por los últimos estertores de la sed o el hambre, y no pudo asociar la escena a ningún recuerdo.
Y más tarde vio miles de cadáveres acadios devorados por los buitres y cientos de guerreros guti vistiendo túnicas perfumadas y apliques de oro.
La ciudad completamente arrasada, el zigurat saqueado y a los hijos de sus guerreros despojados de sus túnicas y sus riquezas, malviviendo entre los escombros de la antaño poderosa Acad.
«Zigurat»
Juan Gómez Bárcena
Ya sabemos diferenciar las relaciones de orden, pero ¿qué conseguimos escribiendo un texto en el que el orden del tiempo del relato y el de la historia son concordantes? O al revés: ¿qué conseguimos si son discordantes? Una relación de concordancia puede servir para evitar que el lector se confunda en historias de cierta complejidad narrativa y siga sin problema lo que quiera transmitir el autor. Por otro lado, los relatos con una relación de discordancia pueden servir para atraer al lector desde la primera línea, empezando in medias res, y después ponerle poco a poco en antecedentes de lo que está sucediendo usando retrospecciones (como ocurre en el cuento de «El rastro de tu sangre en la nieve»). Es decir, para añadir o repetir información relevante.
También podemos aumentar o generar intriga empleando anticipaciones, haciendo que el lector se interese por lo que va a pasar, o por cómo va a pasar, y siga leyendo. O, como hemos visto en el ejemplo de Juan Gómez Bárcena, poner en perspectiva determinadas acciones que van a ocurrir en el relato para provocar un efecto concreto en el lector.
7.2.1.2 Duración
La relación en términos de duración entre el tiempo de la historia y el tiempo del discurso no es otra cosa que la dilatación o la contracción de las acciones narradas en el texto. Es decir, que las acciones puedan aparecer contadas tal y como sucedieron, aparecer dilatadas, aparecer resumidas o no aparecer.
Para cada una de esas opciones contaremos con una herramienta distinta. Nos limitaremos a mencionarlas brevemente, pero volveremos a ellas:
Si las acciones aparecen tal y como sucedieron, hablamos de una escena. En ella el tiempo externo y el interno son prácticamente iguales.