Discursos sobre la fe. Cardenal John Henry Newman
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6 «Nunca os arrepentiréis de haber buscado perdón y gracia en la Iglesia católica» (p. 87). Es este un pensamiento que retoma bajo formas diversas. Newman se refiere oportunamente en los Discursos a la eficacia de la confesión frecuente (cfr. pp. 86, 218, 258), a la necesidad de evitar confesiones defectuosas (cfr. p. 67), al sentido y naturaleza de la contrición (cfr. pp. 102, 109, 173), a la penitencia como única fuente segura del amor (cfr. página 150). Invita también a no dejar la confesión por falsa vergüenza o por desesperanza (cfr. p. 154), y suministra incluso una suerte de guión para hacer un buen examen de conciencia (cfr. p. 171).
7 Lectures on certain difficulties felt by Anglicans in submitting to the Catholic Church.
8 Lectures on the present position of the Catholics in England, addressed to the Brothers of the Oratory.
9 Newman se refiere a este volumen como «mi refutación del Anglo-catolicismo». Cfr. Letters, XIV, 214 (Carta a A. Allen: 10-XI-1850).
10 En el Prólogo explica Newman el sentido de la obra, y, entre otras cosas, dice: «No ha sido objeto del autor demostrar el origen divino del catolicismo, sino remover algunos de los obstáculos morales e intelectuales que impiden reconocerlo a los protestantes. No cabe esperar que los protestantes hagan justicia a una religión a cuyos miembros odian y ridiculizan» (cfr. Preface, IX).
11 Cfr. Letters, XIII, 333-34 (carta a Capes: 8-XII-1849).
12 «La verdad posee el don de vencer el corazón humano mediante la persuasión, o por una suave violencia; y si lo que predicamos es la verdad, se hará algo natural, debe ser y se hará a sí misma popular». Cfr. Vía Media, 3.ª ed., 1877, 15.
13 En Difficulties of the Anglicans, I, pp. 71 s., rebate a los anglicanos que argumentan en favor del anglicanismo a partir de la paz interior y experiencias devotas que aseguran encontrar en su confesión.
14 Cfr. Letters, XII, 289 (A Catherine Ward: 12-X-1848).
15 «Si un hombre religioso se ha educado en una forma de paganismo o de herejía y está sinceramente vinculado a ella, y es llevado luego a la luz de la verdad, será atraído del error a la verdad no tanto mediante la pérdida de lo que tiene como por la ganancia de lo que no tiene. La verdadera conversión es siempre de naturaleza positiva, no negativa». Cfr. Discussions and Arguments, 1872, 200.
16 «Si se presentara la alternativa, yo preferiría mantener que hemos de comenzar creyendo todo lo que se nos ofrece para ser aceptado, más bien que decir que tenemos el deber de dudar de todo. Este parece realmente el verdadero camino de la sabiduría» (Asentimiento religioso, 332).
17 Cfr. Letters, XIII, 319.
18 Cfr. Letters, XXX, 415.
19 Cfr. Letters, XI, 159.
20 Con motivo de la traducción de los Discourses al francés, Newman expresa su temor de que la cuestión no pudiera plantearse así en Francia, donde solo abundan incrédulos o buenos católicos, y que al insistir en las dificultades para probar la existencia de Dios, se llevara a muchos a negar la Divinidad. Cfr. Letters, XIII, 364-65 (A Jules Gondon: 5-1-1850).
DEDICATORIA
Al Muy Reverendo Nicolás Wiseman, Doctor en Teología, Obispo de Melipotamus y Vicario Apostólico del Distrito de Londres.
MI QUERIDO SEÑOR:
Presento a la amable aceptación y al patronazgo de vuestra Señoría la primera obra que publico como padre del Oratorio de San Felipe Neri. Tengo una suerte de pretensión a solicitar este permiso para hacerlo, como prenda de mi gratitud y afecto hacia vuestra Señoría, a quien debo principalmente el hecho de ser, bajo Dios, hijo espiritual de tan gran santo.
Al hacerme católico me encontré en el distrito de vuestra Señoría, y por su sugerencia me trasladé primero a vuestra inmediata vecindad y más tarde os dejé para marchar a Roma. Allí tuve ocasión de ofreceros mi persona, con la benévola aprobación del Santo Padre, para el servicio de san Felipe, de quien os había oído hablar frecuentemente antes de abandonar Inglaterra, y cuyo carácter risueño y atractivo había ganado mi devoción incluso cuando yo era todavía protestante.
Podéis advertir, por tanto, mi querido Señor, lo mucho que tenéis que ver con mi actual situación en la Iglesia. Pero vuestra relación conmigo es mayor aún de lo que he expresado. No puedo olvidar que, cuando en 1839, cruzó mi mente por primera vez la duda sobre la sostenibilidad de la doctrina teológica que sustenta el anglicanismo, esta duda procedía en no escasa medida de la lectura de un trabajo sobre los donatistas, atribuido a vuestra Señoría.
Que la gloriosa intercesión de san Felipe sea la recompensa de vuestra fiel devoción hacia él y de vuestra amabilidad conmigo es, mi querido Señor —mientras pido vuestra bendición sobre mí y los míos—, la intensa oración de vuestro amigo y siervo.
John HENRY NEWMAN
del Oratorio
En la fiesta de san Carlos (1849)
DISCURSO PRIMERO
LA SALVACIÓN DEL OYENTE, INTENCIÓN DEL PREDICADOR
UNA TAREA EVANGÉLICA
Cuando un grupo de hombres llega a un barrio desconocido[1], como hacemos ahora nosotros, que somos extraños ante extraños, y se establece, y levanta un altar, y abre una escuela, e invita a todos a acercarse, es lógico que quienes observan se hagan esta pregunta: ¿qué motivo les trae?, ¿quién les ha hecho venir?, ¿qué quieren?, ¿qué predican?, ¿qué garantías ofrecen?, ¿qué prometen? Tenéis derecho, hermanos míos, a formular estos interrogantes.
Muchos, sin embargo, no se detendrán en la pregunta, y pensarán que pueden contestarla por sí mismos sin dificultad. Hay algunos que la responderán pronta y convencidamente, según su visión habitual de las cosas y sus propios principios, que podríamos denominar mundanos o terrenos. Pues las ideas, los criterios, los fines del mundo[2] son muy específicos, se ven reconocidos en todo lugar, y la gente actúa continuamente en base a ellos. Suministran una explicación sobre la conducta de los demás, sean quienes fueren, siempre a punto, tan segura de su verdad en los casos corrientes como estimada verosímil en cualquier instancia singular. Cuando hemos de explicar efectos que observamos, los referimos, como es lógico, a causas conocidas.
Imaginar