En palabras del Buddha. Bhikkhu Bodhi
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(AN 8:6; IV 157-159)
(3) Inquietud debida al carácter transitorio de las cosas
«Monjes, os voy a enseñar la inquietud que proviene del asimiento y la ausencia de inquietud que proviene del desasimiento.9 Escuchad, prestad cuidadosa atención y hablaré».
«Sí, venerable señor», respondieron los monjes. El Bienaventurado dijo así:
«¿Y cómo, monjes, existe la inquietud que proviene del asimiento? He aquí, monjes, que una persona común y sin instruir, sin consideración por los nobles, sin conocimiento del Dhamma de los nobles, sin formación en el Dhamma de los nobles, sin consideración por las personas santas, sin conocimiento del Dhamma de las personas santas, sin formación en el Dhamma de las personas santas, contempla la forma material como si fuera un yo, o un yo como si poseyera forma material, o la forma material como si estuviera en un yo, o un yo como si estuviera en la forma material.10 Esta forma material es de carácter transitorio y cambia. Con el carácter transitorio y el cambio de la forma material, su consciencia se preocupa por el carácter transitorio de la forma material. La inquietud y los estados mentales derivados de la preocupación por el carácter transitorio de la forma material se apoderan de su mente y se instalan en ella. Al perder el control de su mente, siente miedo, se agobia, se angustia y, a causa del asimiento, siente inquietud.
»Contempla las sensaciones como si fueran un yo …las percepciones como si fueran un yo …las construcciones intencionales como si fueran un yo …la consciencia como si fuera un yo, o un yo como si poseyera consciencia, o la consciencia como si estuviera en un yo, o un yo como si estuviera en la consciencia. Esta consciencia es de carácter transitorio y cambia. Con el carácter transitorio y el cambio de la consciencia, su consciencia se preocupa por el carácter transitorio de la consciencia. La inquietud y los estados mentales derivados de la preocupación por el carácter transitorio de la consciencia se apoderan de su mente y se instalan en ella. Al perder el control de su mente, siente miedo, se agobia, se angustia y, a causa del asimiento, siente inquietud.
»Así es, monjes, la inquietud que proviene del asimiento.
»¿Y cómo es, monjes, la ausencia de inquietud que proviene del desasimiento? He aquí, monjes, que el discípulo noble e instruido, que tiene consideración por los nobles, conocimiento del Dhamma de los nobles, formación en el Dhamma de los nobles, consideración por las personas santas, conocimiento del Dhamma de las personas santas, formación en el Dhamma de las personas santas, no contempla la forma material como si fuera un yo, ni a un yo como si poseyera forma material, ni la forma material como si estuviera en un yo, ni a un yo como si estuviera en la forma material.11 Esta forma material es de carácter transitorio y cambia. A pesar del carácter transitorio y del cambio de la forma material, su consciencia no se preocupa por el carácter transitorio de la forma material. Ninguna inquietud ni los estados mentales derivados de la preocupación por el carácter transitorio de la forma material se apoderan de su mente ni se instalan en ella. Al no perder el control de su mente, no siente miedo, ni se agobia, ni se angustia, y a causa del desasimiento, no siente inquietud.
»No contempla las sensaciones como si fueran un yo …ni las percepciones como si fueran un yo …ni las construcciones intencionales como si fueran un yo …ni la consciencia como si fuera un yo, ni un yo como si poseyera consciencia, ni la consciencia como si estuviera en un yo, ni un yo como si estuviera en la consciencia. Esta consciencia es de carácter transitorio y cambia. A pesar del carácter transitorio y el cambio de la consciencia, su consciencia no se preocupa por el carácter transitorio de la consciencia. Ninguna inquietud ni los estados mentales derivados de la preocupación por el carácter transitorio de la consciencia se apoderan de su mente ni se instalan en ella. Al no perder el control de su mente, no siente miedo, ni se agobia, ni se angustia, y a causa del desasimiento, no siente inquietud.
»Así es, monjes, la ausencia de inquietud que proviene del desasimiento».
(SN 22:7; III 15-18)
3. UN MUNDO EN CONFLICTO
(1) El origen del conflicto
El brahmán Ārāmadaṅḍa visitó al venerable Mahākaccāna,12 intercambió saludos amistosos con él y le preguntó: «Maestro Kaccāna, ¿cuál es la causa, cuál es la razón por la que los guerreros discuten con otros guerreros, los brahmanes discuten con otros brahmanes y los cabezas de familia discuten con otros cabezas de familia?».
«Brahmán, es a causa del apego a los placeres sensuales, el asimiento a los placeres sensuales, la fijación con los placeres sensuales, la adicción a los placeres sensuales, la obsesión con los placeres sensuales, el aferramiento a los placeres sensuales, que los guerreros discuten con otros guerreros, los brahmanes discuten con otros brahmanes y los cabezas de familia discuten con otros cabezas de familia».
«Maestro Kaccāna, ¿cuál es la causa?, ¿cuál es la razón por la que los ascetas discuten con otros ascetas?».
«Brahmán, es a causa del apego a sus puntos de vista, el asimiento a sus puntos de vista, la fijación a sus puntos de vista, la adicción a sus puntos de vista, la obsesión con sus puntos de vista, al aferramiento a sus puntos de vista, que los ascetas discuten con otros ascetas».
(AN 2: iv, 6, abreviado; I 66)
(2) ¿Por qué los seres viven con odio?
2.1. En cierta ocasión, Sakka, el rey de los dioses,13 le preguntó al Bienaventurado: «Los seres desean vivir sin odio, sin violencia, sin hostilidad, sin enemistad; desean vivir en paz. Aun así, viven con odio, con violencia, con hostilidad, con enemistad. ¿Qué ataduras sujetan, señor, a los que viven de este modo?».
[El Bienaventurado dijo:] «Rey de los dioses, son las ataduras de la envidia y la avaricia las que sujetan a los seres de este modo, pues, aunque desean vivir sin hostilidad, sin violencia, sin enemistad, sin malevolencia y vivir en paz, viven con hostilidad, con violencia, con enemistad y con malevolencia».
Así respondió el Bienaventurado y Sakka, contento, exclamó: «¡Así es, oh Bienaventurado! ¡Así es, oh Afortunado! Con la respuesta del Bienaventurado, he aclarado mis dudas y me he liberado de la incertidumbre».
2.2. Entonces Sakka, habiendo expresado su gratitud, formuló otra pregunta: «Pero, señor, ¿cuál es la causa de la envidia y la avaricia?, ¿cuál es su origen?, ¿cómo nacen?, ¿cómo aparecen?, ¿en presencia de qué existen y en ausencia de qué no existen?».
«La envidia y la avaricia, rey de los dioses, surgen a causa de lo que agrada y desagrada; se originan a partir de lo que agrada y desagrada, nacen a partir de lo que agrada y desagrada, aparecen a causa de lo que agrada y desagrada. Cuando lo que agrada y desagrada existen, la envidia y la avaricia existen, cuando lo que agrada y desagrada no existen, la envidia y la avaricia no existen».
«Pero, señor, ¿cuál es la causa de lo que agrada y desagrada…?». «Surgen, rey de los dioses, a causa del deseo…». «¿Y cuál es la causa de deseo…?». «Surge, rey de los dioses, a causa de la preocupación. Cuando la mente se preocupa de algo, el deseo existe; cuando la mente no se preocupa por nada, el deseo no existe».
«Pero, señor, ¿cuál es la causa de la preocupación…?».
«La