La danza. Virginia Wilmerding
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Existen dos tipos de cartílago que ayudan a la función articular. El cartílago hialino recubre los extremos de los huesos cuando se unen para formar una articulación. El fibrocartílago funciona como separador, creando amortiguación, sobre todo en la columna vertebral y la rodilla. Todas las articulaciones tienen una membrana sinovial, que segrega un fluido que lubrica la articulación para suavizar la acción. Las bolsas son almohadillas dentro y alrededor de las articulaciones que ayudan a los tendones a deslizarse con suavidad cuando los músculos mueven los huesos.
Figura 2.3 Articulaciones de las extremidades inferiores.
Ligamentos
Todas las articulaciones del cuerpo cuentan con ligamentos que conectan los huesos. En la mayoría de los casos, los ligamentos reciben el nombre de los dos huesos que relacionan. Por ejemplo, el ligamento calcaneoperoneo conecta el calcáneo (hueso del talón) del pie al peroné (hueso inferior de la pierna). No es necesario que conozcas todos los ligamentos del cuerpo; en este libro solo veremos algunos de los más importantes para la danza y el bienestar del bailarín.
La articulación del hombro es superficial si la comparamos con la profunda articulación de la cadera. En la articulación del hombro hay numerosos ligamentos, que no son tan fuertes como los que rodean la articulación de la cadera. Estos aspectos estructurales demuestran que las extremidades superiores dan prioridad a la movilidad, mientras que las extremidades inferiores se centran más en la estabilidad. A pesar de la amplitud de movimiento extrema que te gustaría tener en las articulaciones de la cadera, las extremidades inferiores están básicamente diseñadas para soportar peso.
Uno de los ligamentos más fuertes del cuerpo es el ligamento iliofemoral de la articulación de la cadera, también llamado ligamento en Y porque parece una Y bocabajo. Debido a la gran tensión de este ligamento, restringe mucho el arabesque, motivo por el cual tienes que compensar el movimiento de la columna para crear la línea.
La rodilla es una articulación especialmente inestable, teniendo en cuenta su función a la hora de soportar el peso. Los cuatro ligamentos principales de la rodilla son los cruzados anteriores y posteriores, que forman una X en el plano sagital dentro de la articulación de la rodilla, y los ligamentos colaterales mediales (en el lado interno) y laterales (en el lado externo), que ofrecen soporte a los lados de la articulación de la rodilla. En extensión total, estos ligamentos se tensan, contribuyendo así a la estabilidad.
A lo largo de la cara externa del fémur se encuentra el tracto iliotibial (IT), una banda fuerte de tejido ligamentario que añade estabilidad a la parte externa de la rodilla. También sirve de fijación a dos importantes músculos de la cadera que describiremos más adelante.
Los ligamentos de la articulación del tobillo son laterales y mediales para proporcionar estabilidad al tobillo. En la cara medial de la articulación del tobillo hay tres ligamentos laterales junto con el ligamento deltoideo. Estos ligamentos laterales y mediales proporcionan un soporte importante; los pies no solo soportan peso, sino que también son vitales para el soporte del tobillo durante la locomoción, por ejemplo, al aterrizar tras un salto. Como parte del pie, el ligamento calcaneonavicular se conoce como ligamento resorte medial porque se encuentra en la parte medial (interna) del pie y es uno de los raros ligamentos elásticos del cuerpo. Está diseñado para elongarse y acortarse durante la locomoción. Otra importante estructura del pie es la fascia plantar, que se encuentra sobre los pequeños músculos de la planta del pie. La fascia, al igual que el ligamento, está formada de tejido conectivo resistente y añade estabilidad adicional a la zona.
Algunos ligamentos proporcionan un gran apoyo a la articulación, como el ligamento iliofemoral (en Y) de la cadera, mientras que otros ligamentos no son igual de efectivos en esa función. Estas articulaciones dependen más de sus músculos para conseguir soporte e integridad. En el apartado siguiente hablaremos de la función de los músculos en la estabilización y sobre cómo producen el movimiento.
Músculos
El tejido muscular supone entre el 35% y el 40% del peso corporal (figura 2.4). El cuerpo tiene tres tipos de músculos, pero en el contexto de la danza nos centraremos en el músculo esquelético, es decir, los músculos que mueven las articulaciones.
Los músculos más obvios para el observador están en la superficie, como los bíceps, los pectorales, los cuádriceps y los glúteos. Estos músculos visibles son los músculos esqueléticos voluntarios; sus movimientos los controlan conscientemente las áreas de planificación del cerebro. La mayoría de músculos esqueléticos son voluntarios, pero algunos, como los que se utilizan para tragar y respirar, son involuntarios (controlados sin pensamiento consciente). Aunque es posible influir activa y conscientemente en estos movimientos involuntarios, en condiciones normales, no lo haces. Al igual que con los huesos, solo describiremos los músculos más importantes para la danza y el bienestar del bailarín.
Figura 2.4 Sistema muscular.
Planos de movimiento y términos del movimiento
Para empezar a estudiar los músculos, primero tienes que dominar los planos de movimiento y la terminología del movimiento. Para una descripción profunda de ambos, consulta la figura 2.5 y la tabla 2.1.
Los planos de movimiento son los siguientes (figura 2.5):
Figura 2.5 Planos del cuerpo.
Todos los movimientos de las articulaciones pueden describirse en términos de los músculos que producen dichos movimientos. En ocasiones, los músculos actúan como agonistas principales y, en otras, solo ayudan. Pero no hace falta que entremos tan en profundidad en este tema.
Tabla 2.1 Términos del movimiento
Movimiento | Definición | Ejemplo de danza |
Flexión | La reducción del ángulo entre dos huesos articulares en el plano sagital |
Estando de pie, levantar una pierna para
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