E-Pack HQN Sherryl Woods 1. Sherryl Woods

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E-Pack HQN Sherryl Woods 1 - Sherryl Woods Pack

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no tengo la única cosa que quiere: comida. Eso solo puede dárselo Bree.

      –¿De verdad estás celoso porque tu mujer pueda amamantar al bebé y tú no? –preguntó Mack incrédulo.

      Jake se quedó asombrado con el comentario.

      –Eso sería una locura –dijo y se encogió de hombros–. Pero tal vez –se sonrojó–. No te atrevas a repetir esto, pero antes de que naciera, solía cantarle por la noche. Ahora en cuanto come, cae rendida y a Bree le pasa casi lo mismo.

      –No me has pedido consejo, pero Bree y tú tenéis que hablar de ello y buscar algo de tiempo para vosotros. Hay muchos reajustes que hacer cuando nace un bebé, y los dos no querréis que vuestra relación se pierda en medio de todo esto.

      –Supongo que no –dijo Jake dando un sorbo de cerveza. Se levantó del taburete–. Debería irme a casa –vaciló mirando a Will–. Mack y yo hemos venido por ti. ¿Va todo bien? ¿Debería quedarme?

      –Yo tengo coartada –dijo Mack.

      –Sí, vete a casa con tu familia –le dijo Will.

      Una vez Jake se había ido, Mack lo miró preocupado.

      –¿Crees que estarán bien?

      –Claro.

      –Quiero decir, si no logran solucionar la situación, después de todo por lo que han pasado para volver a estar juntos, ¿quién podría superarlo?

      –Estarán bien –dijo Will con énfasis.

      Mack pareció aliviado por la certeza con que hablaba.

      –De acuerdo, entonces, vamos a centrarnos en ti. ¿Quieres que hablemos de eso que te tiene de un humor tan pésimo?

      –No. ¿Qué me dices de ti? ¿Algo de lo que quieras hablar?

      Mack sacudió la cabeza. Se tomaron sus cervezas en silencio y mirando la televisión de vez en cuando para seguir el canal de deportes.

      –Susie está enfadada conmigo.

      –No lo creo.

      Mack lo miró sorprendido.

      –¿Qué sabes tú?

      –Nada que tú no sabrías si los dos os hubierais sentado a hablar con sinceridad por una vez. Me paso toda mi vida profesional intentando ayudar a gente a aprender a comunicarse con eficiencia, y nadie de los que me rodean sabe cómo hacerlo.

      Mack parecía confuso.

      –¿Seguimos hablando de Susie y de mí?

      –Sí, y de Jake y Bree y de Jess y yo. Todos somos penosos.

      –¿Es que hay un «Jess y yo»?

      –No, claro que no.

      –Pero acabas de decir que…

      –Oh, no me hagas caso. Estoy frustrado, enfadado e irritable.

      –Eso es lo que las mujeres le producen a uno –dijo Mack.

      –Amén, hermano.

      Mick estaba en el ático del hotel tomando notas y farfullando algo. Jess estaba sentada sobre un arcón y lo observaba con emoción contenida.

      –¿Y bien? ¿Qué piensas, papá? ¿Se puede hacer?

      –Claro que se puede hacer. Cuando se trata de construcción, puedo convertir esta habitación prácticamente en lo que yo quiera.

      –¿Y a qué precio?

      Le sonrió.

      –Esa es la pregunta, ¿verdad? ¿Tienes algún presupuesto en mente?

      Jess negó con la cabeza.

      –Abby me dijo que le llevara una estimación y que vería qué podíamos hacer para encontrar el dinero.

      –Derribar esa pared de ahí, construir las ventanas que quieres podría ser caro. ¿Tanto quieres hacerlo?

      –Sí, mucho.

      –Puedo hacerte el trabajo a coste, hacerlo yo mismo. Eso te ahorrará algo de dinero, pero tardaremos más. ¿Tienes mucha prisa?

      –Tendríamos todo el invierno. Estaría bien tenerlo listo cuando llegue la primavera.

      Mick asintió.

      –Eso no sería ningún problema.

      –¿Podrías poner una chimenea?

      –Sí. Pero, ¿seguro que quieres hacer dos habitaciones? Podría quedar mejor si fuera un único lugar abierto con sillones frente a la chimenea y una cama gigante frente a los ventanales y esas vistas de la bahía. ¿Qué te parece? De lo contrario todo podría quedar un poco estrecho. Ven, te lo enseñaré.

      Dibujó lo que tenía en mente.

      –Claro que, si quieres que la zona del dormitorio tenga intimidad, podríamos levantar un muro.

      –No, tienes razón –dijo Jess estudiando el esbozo–. Debería haberme imaginado que tú sabrías exactamente lo que hacer. Todo el mundo sabe que estas casas las diseñó el mejor arquitecto del mundo.

      –Tal vez no el mejor –dijo guiñándole un ojo–. Pero tengo la sensación de lo que la gente quiere en una casa en la playa.

      –Lo que hiciste para Connor y Heather en Driftwood Cottage fue impresionante. No podía creerme que fuera la misma casa.

      –Heather tiene parte del mérito. Trabajé partiendo de sus ideas. Y aquí haré lo mismo. Tú me has dado tus ideas y yo solo estoy perfeccionándolas un poco.

      –Algunas de las ideas eran de Will.

      A Mick se le iluminaron los ojos.

      –¿Ah, sí? ¿Ha estado aquí?

      Jess asintió, consciente de que había destapado la caja de los truenos.

      –El otro día. Me ayudó a limpiar esto –y decidida a cambiar de tema, preguntó–: ¿Y qué pasa con el baño? ¿Podrías instalar una bañera de estilo antiguo, una ducha y un lavabo doble?

      Mick se mostró decepcionado por un momento ante su deliberada evasiva, pero después respondió:

      –¿Va a ser una suite nupcial o estás pensando en algo más permanente, tal vez un lugar en el que vivir tú?

      –No estoy segura del todo. En un principio pensé que podría ser una suite nupcial, pero Will mencionó que sería un lugar para vivir perfecto para mí. No puedo evitar pensar en ello. Sería maravilloso tener un lugar así para mí y no una de las habitaciones de abajo.

      –¿Necesitas

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