Osteopatía y oftalmología. Léopold Busquet
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Terminación:
– la inserción móvil se halla en la parte anteroexterna de la esclerótica;
– la inserción fija se realiza por el potente alerón externo, punto de inserción del músculo en el reborde orbitario externo, al nivel del tubérculo orbitario del malar.
Figura 18: Los músculos oculomotores (vista superior).
Acción: es abductor y, por lo tanto, antagonista del músculo recto interno (fig. 21-D y fig. 22).
Inervación: por el nervio abducens (motor ocular externo) (VI nervio craneal).
Acciones comunes de los cuatro músculos rectos
a) Acción tónica: debido a sus inserciones, tienen tendencia a tirar del globo hacia atrás; por lo tanto, son retractores, y están limitados en esta acción por sus alerones musculares y por los dos músculos oblicuos, que son protactores. Si el ojo permanece suspendido en el mismo punto del espacio se debe al equilibrio entre los músculos retractores y los protactores, ayudados por el sistema de los alerones musculares.
b) Movimientos activos del globo: dado que los músculos rectos no pueden contraerse aisladamente, y que, cuando uno de los músculos se contrae, los otros actúan simultáneamente para fijar el globo y neutralizar su acción, los músculos rectos van a realizar movimientos de rotación del ojo alrededor de un eje situado a 2 milímetros por detrás del polo posterior del globo.
Desde el punto de vista clínico, cualquier insuficiencia o parálisis de un músculo recto producirá estrabismo. Si se trata del recto interno, resultará un estrabismo divergente, si se trata del recto externo, el estrabismo será convergente. Precisemos que hay 9 estrabismos convergentes por cada estrabismo divergente, y que el 99 % de los estrabismos desaparece con anestesia local, lo que prueba que los estrabismos son causados por un estado de contractura de un músculo recto lateral.
Reflexiones osteopáticas sobre los músculos rectos
a) Los músculos rectos se insertan en ese refuerzo perióstico que es el tendón de Zinn y sus expansiones. Ahora bien, a su vez, éste se inserta en la cara lateral del esfenoides (tubérculo subóptico). Por lo que podemos pensar que ciertas disfunciones de uno o de varios músculos rectos son debidas a tensiones membranosas intraorbitarias o intracraneales (origen dural de la periórbita), a lesiones esfenoidales o a ambas a la vez.
Figura 19: Expansiones aponeuróticas anteriores de los músculos del ojo.
b) Los alerones de esos músculos, que sirven como poleas de reenvío en el momento en que se contraen, mantienen el globo en su posición de equilibrio y evitan que se acerque a las paredes. Sin embargo, sólo podrán efectuar correctamente esta función si se encuentran perfectamente equilibrados unos respecto de los otros.Ahora bien, se insertan sobre diferentes huesos y constituyen el reborde orbitario; así pues, dependerán de la buena posición de estos últimos y de su movilidad en el marco del mecanismo de respiración primaria.
En efecto:
– el alerón superior se inserta en el frontal,
– el alerón inferior se une al borde orbitario del malar,
– el alerón interno se inserta en el unguis,
– el alerón externo se fija sobre el tubérculo orbitario del malar (fig. 19).
6. El músculo oblicuo mayor
Es el más largo de los músculos orbitarios y también recibe el nombre de “músculo de la lectura”.
Origen: desde la periórbita, situada por encima y ligeramente en el interior del agujero óptico, así como sobre la vaina dural del nervio óptico.
Trayecto: se dirige hacia delante y hacia el interior, siguiendo el ángulo superointerno de la órbita, y se adentra en su tróclea o polea de reflexión,situada en la foseta troclear. Ahí, cambia de dirección y forma un ángulo agudo, para dirigirse hacia atrás y hacia el exterior.
Terminación: se inserta, mediante un tendón, en la parte superoexterna del hemisferio posterior del ojo.
Acción:
– si el ojo está en aducción, es descensor y abductor,
– si el ojo está en abducción, es rotador interno (rotación en el sentido de las agujas del reloj para el ojo derecho) y abductor (fig. 21-E y fig. 22).
Inervación: por un ramo del nervio troclear (patético) (IV nervio craneal).
Figura 20: Los músculos oculomotores (vista lateral).
Figura 21: Acción individual de los músculos oculomotores (de G. Lazorthes).
Figura 22: Campo de acción de los músculos del ojo (acción conjugada).
7. El músculo oblicuo menor
El más corto de los músculos oculomotores, está situado en la mitad anterior de la órbita (fig. 20).
Origen: sobre la cara orbital del maxilar superior, en el exterior del conducto nasolagrimal.
Trayecto: se dirige hacia atrás y hacia fuera, enlazando el globo, del que está separado por el músculo recto inferior.
Terminación: por un tendón sobre el cuadrante posteroinferoexterno del globo (por debajo de la inserción del oblicuo mayor). En su trayecto envía una expansión tendinosa, la expansión arciforme, que se une al alerón del recto inferior y se inserta sobre el borde orbitario del malar.
Acción:
– si el ojo está en aducción, es elevador,
– si el ojo está en abducción, es rotador externo y abductor (fig. 21-F y fig. 22).
Inervación: por el ramo inferior del III nervio craneal.
Las vainas musculares
Cada uno de los siete músculos orbitarios está rodeado por una vaina celulofibrosa que pertenece al importante sistema aponeurótico de la órbita. Esas vainas en el ápice orbitario se confunden con la periórbita y sus expansiones.
Observaciones: