Limpieza del mobiliario interior. SSCM0108. José Manuel Perdigones Hita
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He aquí algunas de las actitudes más importantes para una correcta utilización de los productos de limpieza:
Ante todo, se debe procurar que la manipulación de las sustancias potencialmente peligrosas se realice en espacios bien ventilados o al aire libre, para evitar la inhalación de vapores o polvo.
Emplear gafas y mascarilla para proteger los ojos, la boca y nariz de partículas en suspensión, más aún si no es posible manipular estos productos con la ventilación necesaria.
Debe evitarse, cuando se manejan productos tóxicos, fumar, comer o beber.
Utilizar guantes de goma o látex para el manejo de productos químicos y lavarlos concienzudamente después del uso. En algunos casos, y dependiendo del producto, los guantes serán de un solo uso.
Usar ropa de trabajo adecuada y lavarla después de su empleo.
El uso de productos específicos de limpieza, que están compuestos de agentes químicos, entraña riesgos tanto para los trabajadores del sector como para el mobiliario. Por ello, se ha de medir siempre la cantidad de producto empleado en relación al objeto sobre el que se va a trabajar. De ahí también la importancia de la dosis, entre otro factores.
Recuerde
La actividad laboral en el sector de la limpieza expone a los trabajadores a riesgos, entre los que se encuentra el hecho de estar en continuo contacto con productos tóxicos.
Existen muchos productos peligrosos en el sector de la limpieza, por lo que se deben extremar siempre las medidas de prevención. Hay productos de limpieza cuyos gases, inspirados durante mucho tiempo, provocan graves problemas de salud. Por ello, siempre que se trabaje con productos tóxicos, se debe hacer en lugares abiertos o con buena ventilación y estar bien informado por el etiquetaje de los productos de las características y riesgos de toxicidad de los mismos.
Importante
En caso de encontrarse mal, el trabajador parará inmediatamente la faena y buscará espacios abiertos o bien ventilados.
En cuanto a la mala utilización de productos de limpieza sobre mobiliario, los riesgos son altos. No se pueden aplicar sobre superficies delicadas (cuero, tela, etcétera) productos muy fuertes, ya que éstos las deteriorarían y provocarían una pérdida de su belleza o su utilidad.
5.3 Conducta a seguir ante casos de toxicidad
Ante la más mínima duda de contacto con un producto de limpieza que nos haya podido intoxicar por cualquier vía (digestiva, respiratoria o cutánea) es fundamental solicitar ayuda. Por supuesto, si los síntomas revisten gravedad, se debe avisar urgentemente a los servicios médicos, indicando el producto que puede haber causado la intoxicación y los síntomas que ha provocado.
Cuando inicialmente no se perciban daños de consideración, lo indicado será contactar con el Servicio Nacional de Toxicología, que dispone de un sistema permanente de atención y que nos informará del posible riesgo y las medidas más inmediatas a tomar hasta recibir atención facultativa. Para facilitar el contacto y la información, deberán tenerse presentes el nombre comercial del producto implicado (etiqueta) y todos los datos disponibles sobre la forma de contacto con éste, principalmente los siguientes:
Si ha sido bebido o inhalado.
En qué cantidad estimada.
A qué hora.
En qué situación se encuentra el afectado.
Si la intoxicación se ha producido por ingestión (vía oral), conviene diluir el producto ingerido lo máximo posible, haciendo que el afectado beba bastante agua.
Nota
La toma de leche, salvo que se indique su conveniencia según la sustancia ingerida, debe evitarse, ya que algunos productos se absorben con más facilidad junto a los lácteos, es decir, que el producto tóxico puede llegar más rápido a la sangre o aumentar el grado de afectación.
Otra opción es provocar el vómito introduciendo los dedos en la boca del accidentado e incluso llegando a tocar la campanilla, en el interior de la garganta. Pero esto sólo debe hacerse cuando se tiene la seguridad de no causar más daños, ya que algunos productos, como los cáusticos, pueden provocar nuevas quemaduras en su trayecto de salida a lo largo del esófago, en tanto que los hidrocarburos, al ser vomitados, pueden pasar en pequeñas cantidades a las vías respiratorias, pudiendo provocar bronquitis e incluso neumonías.
Si el accidentado está total o parcialmente inconsciente debe evitarse en todos los casos cualquier medida que favorezca la deglución de sus vómitos, colocándole en la denominada posición de seguridad: tumbado de lado y apoyado sobre el lado derecho del cuerpo, asegurándose de que mantiene las constantes vitales y evitando con esta posición la obstrucción de las vías aéreas por la lengua.
En todos los casos, pero con más razón cuando la intoxicación se ha producido por inhalación, conviene trasladar al afectado a una zona aireada, evitando los obstáculos que le dificulten la respiración (ropas apretadas, aglomeraciones de gente a su alrededor, etcétera).
Cuando se ha producido contacto de la piel con el tóxico, bien por salpicadura o por inmersión, deben retirarse todos los objetos próximos a la zona afectada, como ropas, relojes o adornos, y lavar abundantemente con agua, de forma reiterada. Si el componente tóxico es de naturaleza grasa, ayudará a la limpieza el uso de alguna sustancia jabonosa.
Nota
Conviene que el agua empleada esté ligeramente fría, para evitar que la dilatación de los vasos que produce el calor aumente la absorción a través de los poros de la piel. Igualmente, debe evitarse el agua a presión o el frotado excesivo, que también aumentarían el paso del tóxico al organismo.
Los ojos afectados deben ser lavados abundantemente con agua o suero fisiológico durante quince minutos, retirando las lentillas si fuera preciso. Conviene separar los párpados del globo ocular durante el lavado, para acceder a las zonas más cubiertas del ojo.
Una vez garantizados estos cuidados generales, debe realizarse consulta a los servicios médicos con la mayor brevedad posible, que evaluarán la situación y establecerán las medidas adecuadas.
6. Interpretación y lectura del etiquetaje de los productos
No se puede comenzar con la limpieza del mobiliario y el empleo de los distintos productos de limpieza si se desconocen la simbología y nomenclatura que definen las características más importantes de éstos en cuanto a su composición, grado de toxicidad, etcétera.