Recuerdos de una vida. Loida Morales Ruiz

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Recuerdos de una vida - Loida Morales Ruiz

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      Capítulo 3

      Estamos todos en el piso que mami encontró, me está bañando, hay un cable en un rincón de la bañera casi rozándola, mami lo ha puesto más arriba, me dice que no lo toque nunca, que puede hacerme mucho daño. El cuarto de baño no tiene puerta, pero sí el marco. Papi ya está con nosotros, pero trabaja en Málaga, ahora vivimos en Antequera. Está lejos, pero viene los fines de semana. Esta mañana fue a por unas sillas plegables y no sé qué más, es el bautizo de un primo, el hijo del hermano bueno de mamá.

      Es de noche y hay fiesta, con mucha gente, familia y amigos, es tarde ya y mi hermana y yo queremos acostarnos. Entramos en nuestra habitación, uno de mis titos y sus amigos están sentados en las camas tocando la guitarra de mi hermano y cantando. Nos echan de la habitación con malas formas, nos vamos, ahora estamos mi hermanita y yo en la entrada del piso. Se escuchan muchos gritos, hay una pelea, se pegan y rompen cosas. Mi hermanita y yo salimos al patio. Siguen los gritos, golpes y mucho movimiento de gente, vemos que dos hombres se dan puñetazos, uno de ellos cae encima de las mesas que papi y mami prepararon para la fiesta. Papi sale muy enfadado, gritando y muy rojo y los echa a la calle a empujones. Mi hermanito está chillando, llora con mucha rabia, no sé lo que dice. Papi lo coge en brazos, le grita para que le escuche y tranquilizarlo, mi hermanito está fuera de sí, papi se lo lleva con un amigo y el tito bueno calle arriba. Todos se marchan, nos quedamos mami, mi hermanita y yo solas, todo está roto y sucio, hecho un desastre. Mami llora mucho, me quedo mirándola muy asustada, está sentada con la cara entre las manos, llorando y temblando. Mi hermanita me coge del brazo y tira de mí diciendo:

      —Ven, Lola, ven, no mires.

      Voy con ella, llora y yo también, tengo miedo, la puerta está abierta y podrían venir otra vez a formarla, ahora estamos solas con mami. No sé qué ha pasado, era una fiesta. Mi papi no tarda en volver con mi hermanito, aún llorando, pero más tranquilo. Mami ya comenzó a recoger y limpiar. Papi la ayuda.

      Capítulo 4

      Tengo algo más de siete años, llevamos viviendo en el piso que mami encontró unos meses ya, Mis hermanos y yo estamos en el salón viendo en la tele los dibujos de la Abeja Maya. Mi hermanita y yo escuchamos cómo mami nos pide el escobón y el recogedor, ella está en el patio comunitario arreglando sus macetas, se le habrá roto alguna o derramado la tierra. Mi hermana y yo nos levantamos del sofá, ella coge el escobón y yo el recogedor, nos dirigimos hacia donde está mamá para dárselo. Está agachada en cuclillas, quitándole las malas hierbas a una maceta que hay justo al lado de la puerta de entrada. Mi hermanita le dice a mami:

      —Toma, mamá.

      Mami levanta la mirada para vernos y nos pregunta:

      —¿Para qué traéis eso?

      Le contestamos que nos lo ha pedido ella.

      - ¿Yo? Anda, guardar eso en su sitio yo, no os he pedido nada.

      —Pero si nos lo has pedido tú, mamá.

      —Anda, anda, no digáis tonterías. ¿Para que quiero yo eso ahora, si no hay que barrer nada?

      Entramos las dos en casa. Mi hermanita me preguntó:

      —¿A que tú lo has escuchado, Lola?

      —Sí, lo escuché.

      Es por la tarde y estoy sentada en el suelo de la entradita del piso, jugando con una Barriguitas muy bonita, tiene la ropa celeste y un biberón que, cuando lo vuelcas, la leche se esconde. Me lo regaló la hermana de mami, la pequeña de todos. Llega el hombre del Círculo de Lectores, mami algunas veces le compra cosas. Hoy trae un cubo con muchas piezas, dice que es un Tente para que juguemos. Mami le da dinero al hombre. Cuando se va a marchar, el hombre me dice que tengo cositas para jugar. Me quedo con mi muñeca y con el Tente, tengo un poco de miedo aquí, en la entradita, donde hay un cuadro de mi hermanito, pintado, no una foto, y cuando lo miro me da miedo porque parece que me sigue con la mirada. Está colgado en el arco que separa la entradita del pasillo, me da miedo intento no mirarlo y paso lo más rápido que puedo siempre.

      Es mediodía, volvemos a casa mis hermanos y yo del colegio, nos quedamos en el patio comunitario hasta que llegue mami, que está en casa de la abuelita. La abuela está enferma y mami va a hacerle las cosas y a ayudarla. Mi hermanito tiene las llaves del piso, pero preferimos jugar aquí fuera mientras llega mami. Yo tengo ganas de hacer pipí y le pido a mi hermanito que me abra la puerta para ir al baño. Me la abre y me dice que no tarde, que vuelva fuera. Cuando entro, giro hacia el pasillo, el baño está al fondo. Veo a mi muñeco peloncete sentado en el suelo, al fondo, apoyado en la puerta del baño, que ya sí tiene puerta, con las piernas abiertas, los brazos a los lados caídos y la cabeza hacia un lado. Me quedo parada en seco, mirándolo asustada, el muñeco alza la cabeza, me mira, sonríe, se levanta como un bebé y sale corriendo hacia el salón. Me asusto muchísimo, me quedo callada y salgo del piso corriendo, no hago pipí, del susto se me han quitado las ganas de golpe.

      Cuando llega mami, entramos, yo no digo nada, al fondo a la izquierda se encuentra nuestra habitación, el muñeco está allí, donde todos los muñecos, pero cambiados de sitio, como siempre ocurre. Ahora sí hago pipí, mami está con nosotros.

      Capítulo 5

      Han pasado unos días, no quiero el muñeco, me da mucho miedo y mami se lo ha dado a la abuelita. Estamos en casa, mami hace las camas y nosotros ordenamos los muñecos, bien puestos. Tenemos dos gatos, uno es siamés y la otra es blanca, son bonitos y muy buenos.

      Volvemos del cole, mi abuelita sigue mala y mami aun va a ayudarla. Como de costumbre, la esperamos fuera, en el patio. Mi hermanito chilla, diciendo que dos pisos por encima del nuestro, está mamá, el cuerpo en una ventana y la cabeza en la de al lado. Yo me asusto y miro, pero no veo nada, las ventanas están tapadas por dentro con cartones. Mi hermana tampoco ve nada. La policía está ubicada junto a nuestro edificio y acude al escuchar los gritos de mi hermano, se lo llevan para tranquilizarlo, nos conocen y no hay problema con que mi hermano vaya con ellos hasta que llegue mami. Mami llega y le decimos lo que ha pasado, ella habla con la policía, que le explica lo ocurrido.

      Es por la tarde, mi tía, la pequeña, ha venido a visitarnos, todos estamos en el salón sentados en el sofá, estamos viendo una película. De un salto, mi tía se incorpora hacia delante mirando al pasillo con los ojos muy abiertos. Nos observa uno por uno hasta llegar a mi madre:

      —Se ha colado la niña de la vecina.

      Mi mami le responde:

      —¿Cómo se va a colar, si la puerta está cerrada?

      —Acabo de verla de salir hacia la calle.

      Mi tía se levanta para ir a mirar por todo el piso.

      —¿Ves como no hay nadie? La puerta está cerrada.

      —Yo he visto a una niña como tu María de grande, rubia y delgada.

      —Anda, anda, eso ha sido un reflejo tuyo o de la tele.

      Mi tía no quiso quedarse más, se fue diciendo que no volvería. Antes de marcharse, nos dio un beso a todos.

      Esa misma noche, fin de semana porque papi está con nosotros, mami le pidió a mi hermana que le trajera las zapatillas, que estaban debajo de su cama. Mi hermanita fue y volvió sin ellas asustada, diciendo que cuando se

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