Decadencia. Adrian Andrade

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Decadencia - Adrian Andrade Decadencia

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      —¡Qué diablos! —dejó escapar Loick al sentirse otra vez.

      —Son los conductos de gas por debajo de nosotros ¡se sobrecalentaron!

      En cuanto uno de los programadores alertó, el ovalado centro sufrió unas rupturas momentáneas de las cuales brotaron llamaradas de humo y fuego hirviente seguido de un letal desprendimiento hacía la profundidad desconocida.

      El pánico volvió a retomarse entre los sobrevivientes quienes hacían lo posible por sostenerse de las colpasantes extremidades antes de ser acarreados por el inevitable desplome.

      —¡Agárrate fuerte!

      Loick tenía bien sujetada a Romina entre el rotundo caos.

      —¡Te voy a columpiar hacía los extremos! ¡Estás lista!

      —¡Siempre!

      Loick dio su máximo esfuerzo y tras varias columpiadas, Romina logró sujetarse de un borde todavía intacto. La plataforma volvió a estremecerse y las grietas comenzaron a extenderse.

      —¡Debemos irnos pero ya!

      Ante el emergente apuro, Romina sólo se levantó para volverse tropezar y en su descuido la mochila de armas y municiones salió disparada hacía el otro extremo.

      —¡La mochila!

      —¡Déjala! —Loick la alzó de uno de sus brazos y casi la jaloneó en su regreso a Recepción.

      —Todavía podemos…

      —¡No hay tiempo!

      El estremecimiento regresó con una implacable furia de la cual nadie de los presentes en aquella central logró zafarse. Ni siquiera Loick y Romina pudieron ser la excepción, cuando menos lo anticiparon, el camino se les había derrumbado y en cuestiones de segundos habían desaparecido entre los constantes torbellinos de humo y polvo que brotaban de la nueva fosa.

      I

      El profundo sueño de Heros había sido interrumpido ante el estallido de diversos sucesos ocurriendo con simultaneidad entre sí. Las mamparas se estremecían a su alrededor junto al resto de los muebles y sus pertenencias, tanto personales como laborables, de su alojamiento privado.

      La desafiante insistencia de las alarmas no lo dejaba asimilar el reciente infierno en donde parecía haberse despertado. Apenas podía recordar lo de anoche, por lo que pensar en el presente se le dificultaba, así que optó por dejarse llevar por los instintos e inmediatamente se vistió con el uniforme de guerra.

      La mayoría a bordo del Sentry Shuttle solía vestir de pantalón y camisa blanca con los accesorios básicos de color gris para crear un agradable contraste. Heros también portaba el mismo uniforme blanco pero con la implementación de varias líneas verticales alrededor de su atuendo, combinándose con su chaleco ligeramente metalizado.

      Del mismo modo sus botas, guantes, cinturón, rodilleras, coderas y lentes compartían aquel tono grisáceo que conforme le daba la luz, se desenvolvía en matices que iban de lo claro a lo oscuro. Por el debido momento, los múltiples bolsillos en su armadura donde guardaba toda clase de instrumentos o herramientas se encontraban vacíos dado que este evento desafortunado lo había agarrado desprevenido.

      Los únicos quienes diferían de portar estos colores, eran los oficiales de mando, para ellos se les habían asignado el color azul para diferenciarlos ya que nadie solía prestarles atención a las insignias brillosas. Conforme el azulado iba tornándose en cobalto, marino o petróleo; representaba el grado de superioridad del tripulante.

      Encontrarse a un hombre enteramente vestido de un negro formal podría significar estar ante la presencia de un Almirante o Vicealmirante. Con respecto a las demás divisiones de la Facción Replicante, la distinción se daba mediante el empleo de otros colores bajo el mismo modelo claroscuro.

      Heros trató de mantenerse con rectitud conforme se deslizaba por el pasillo de los camarotes. Le parecía lo bastante complicado porque la nave no dejaba de zangolotearse. Las explosiones eran constantes e impredecibles, que hubo momentos que tuvo que aferrarse de uno de los tubos para no caerse como fue el caso de uno que otro despistado.

      Bajo esta clase de circunstancias no se era prudente tomar el elevador, aunque tampoco se recomendaba aventurarse por las escaleras manuales de las salas secundarias de ataques. Heros aprovechó correr el segundo riesgo para al menos dar un vistazo a lo que sea que estuviese provocando este fastidioso estruendo.

      La escotilla hacía el área de comedores y la cocina yacía abierta para su buena fortuna. Regularmente tendía a batallar porque al parecer había un chistoso que la atascaba con su enorme fuerza y por coincidencia, siempre parecía ser la víctima de esta pésima broma.

      Tras agacharse y levantarse, se encontró con una corredera de gente en todas las direcciones. Hasta eso era silencioso y ordenado, aunque pudiera ser que las estridentes alarmas fusionadas con los continuos estallidos estuviesen opacando la esencia del caos emitida por sus compañeros.

      Heros se mantuvo apegado a la pared de su lado derecho hasta colocarse a un costado de los elevadores. Sin embargo, decidió rodearlos para ingresar a la escotilla, la cual comunicaba con las armas secundarias del flanco derecho.

      Hasta eso el espacio era considerado, el detalle en sí recaía en la ausencia de unos barandales ya que aquí la división entre los tres niveles en los cuales se estructuraba el crucero espacial estaba demasiada expuesta por sus techos y paredes entreabiertos de metal. Toda una estructura agujereada de acero había sido integrada para darle el paso al cableado de las instalaciones eléctricas, hidráulicas, entre otras.

      Los portadores de las metralletas no paraban de disparar a las naves que acechaban al Sentry Shuttle. Sin duda había una guerra allá afuera y Heros se encontraba en primera fila. Había pasado un buen tiempo sin haber combatido las fuerzas supremas, dado que la última vez resultó en su desventaja como solía suceder gracias al vínculo directo con el Sensor de la Tierra.

      En esta ocasión, parecía tratarse de otra situación absolutamente distinta, el Sentry Shuttle estaba experimentando autentico daño y no sólo en el exterior. Heros tuvo que agacharse ante las chispas emergentes de un cableado que recién se había desbaratado ante la cercanía de un bombazo. No podía comprender lo que sucedía, era como si de la nada el escudo protector de la Tierra ya no los estuviera protegiendo ¿Será que alguien dentro de este transporte de vigilancia había alterado los sistemas para ponerlos a merced de la Legión Suprema? Un pensamiento que optó por desecharlo a la brevedad.

      Heros decidió apurarse al puente de mando ya que quedarse con los brazos cruzados no lo ayudaría a saber con certeza, ni mucho menos cuando la nave radicaba al borde de la extinción.

      —¡Ataque eminente, sujétense!

      En cuanto lo advirtió uno de los portadores, el ventanal explotó junto con la metralleta. Heros se sostuvo fuertemente de uno de los tubos evitándose ser succionado por la gravedad del vacío. Al parecer una nave enemiga se había estrellado logrando crear esa brecha entre el espacio y la nave.

      Para cuando los escudos de emergencia se reactivaron, ya varios de los soldados y técnicos habían sido succionados por la oscuridad. Heros volvió a ponerse de pie y continuó su ascenso por las escaleras verticales, ignorando las súplicas de auxilio provenientes de un segundo portador que se había quedado sin municiones.

      Heros

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