Decadencia. Adrian Andrade
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Decadencia - Adrian Andrade страница 8
Whalfer se distrajo ante la lectura de los daños del casco del crucero.
—¿Cómo que no lo sabe? —insistió.
—No tenemos reporte de ninguna clase, nada.
Heros pensó detenidamente hasta precisar una buena pregunta.
—¿Revisó las comunicaciones?
—Las comunicaciones dejaron de funcionar hace cuarenta y ocho horas.
—¿Cuarenta ocho horas?
—Así es —confirmó Whalfer dándole la seña al contramaestre Kade de proceder con las maniobras defensivas.
—El tiempo mínimo para lanzar un auto-ataque dentro del mismo planeta.
—¿A qué se refiere Subteniente?
—Las comunicaciones nunca dejaron de funcionar, fueron deshabilitadas para llevar a cabo un ataque nuclear interno, es parte del manual operativo del Statehouse Museum, un protocolo impartido… —bajo su propia interrupción, Heros recapacitó en un solo individuo capaz de hacer tal atrocidad—. Executor.
—¿Executor? —Whalfer resopló— ¿Jamás podría infiltrarse, el Sensor no lo permitiría dado su composición…
—Él es el único que pudo hacerlo.
—¿Hacer qué?
—Destruir el Sensor —Heros desvió su atención a Bryan para pedirle un enorme favor— Sargento necesito que vaya a la Torre de Comunicaciones y me traiga la bitácora de las centrales.
Bryan asintió y se lanzó a la fuga.
—Subteniente, por más tentativa que suene su teoría, Executor tuvo que haber burlado el Sensor y eso es imposible.
—Siempre suele haber excepciones Capitán, entretanto le sugiero que ordene a todos los pilotos disponibles a un ataque ofensivo.
—Me temo que no se puede hacer.
Heros lució una cara de descontento esperando un buen argumento.
—El Sentry Shuttle está muy dañado y la fuga de energía es cada vez alarmante, me temo que si abrimos la plataforma de despegue, corremos el riesgo de quedarnos sin los escudos frontales o peor aún, quedarnos sin la suficiente energía para un aterrizaje de emergencia.
—Entonces sólo nos queda anticipar los movimientos de la Armada Suprema y sobrevivir.
—Tal parece.
Whalfer reanudó sus labores de mando mientras Heros no tuvo alternativa más que esperar indefinidamente en un inquietante limbo.
—Maravilloso —expresó con ironía, ya que no le quedaba de otra. Para entonces Bryan había logrado atravesar el tambaleante hangar.
Hubo algunas circunstancias en las que estuvo a punto de caer pero sus buenos reflejos lo mantuvieron inmune a tales deslices a través de algunas evasiones creativas de su parte.
Cuando ingresó a la torre, el personal se encontraba revoltoso y confundido. Técnicos y mecánicos regados por doquier tratando de rehabilitar las comunicaciones. No obstante, estaban tan atemorizados que no tenían la menor idea de lo que estaban haciendo. Debido a este ataque de pánico, estaban empeorando más las cosas de lo que ya estaban.
Después de permanecer varios minutos en espera, nadie en absoluto le prestó atención por lo que no tuvo opción que esculcar por su propia cuenta. Tomó una tableta y mediante la conexión inalámbrica descargó sólo los últimos reportes generados por las centrales.
Por si acaso, extendió la descarga a un par de días antes, de esta manera evitaba darse una segunda vuelta ya que con esta ida y vuelta serían suficientes. Aquél lugar estaba poblado de gente maniática que hacían todo menos recuperar sus estribos.
En cuanto emergió de la torre, una explosión se filtró en una de las alas ocasionando que tanto tableta como él mismo fuesen jalados hacía el espacio abierto. Afortunadamente, los escudos de rayos lo salvaron a unos cuantos segundos de haber sido expulsado del crucero.
Bryan comenzó a revolver los cadáveres en el de por sí tembloroso suelo en busca de la tableta. Habrá parecido insensible de su parte ante el resto, el haber ignorado las súplicas de auxilio de los caídos como de aquellos desafortunados que habían sido consumidos por la gravedad.
Más Bryan era un Sargento en toda la extensión de la profesión por lo que no tenía tiempo para llorarle a los muertos y mucho menos ante el debido cumplimiento de una orden que podría salvarle no solo su vida sino la del resto de la tripulación aún a bordo; así que se esmeró hasta ubicarla de nuevo. Esta vez decidió enganchársela en su chaleco en lugar de traerla cargando.
Heros no le dio la oportunidad de explicarse, en cuanto lo vio regresar al puente, le arrebató la tableta y se puso a analizar las últimas entradas de la bitácora. Fue entonces cuando su mente comenzó a hacer conexiones tras haber detectado el acontecimiento en el Cuadrante Zeta.
Bryan se quedó ahí parado con los brazos caídos observando a Heros hacer magia con su mente, para algunos esta tendencia se les hacía incómodo y hasta aburrida. Enhorabuena, Bryan era la excepción.
Podría insinuarse que admiraba la capacidad de profundizar en un contenido, y más en estos momentos donde la sobrevivencia del Sentry Shuttle dependía de su inteligencia, en orden de encontrar el detonante para proyectar el futuro y subsecuentemente la solución.
Las alarmas volvieron a sonar ante las originadas ranuras en el casco del puente a consecuencia del fuego enemigo. A través de las comunicaciones internas, Whalfer ordenó al personal que tomasen un arma y dieran su máximo esfuerzo en repeler a los atacantes.
Descartando el caos, Heros continuó sometido en las entradas personales de Warwick Hawthome, el comandante de la Central Norte ya que reportaba directamente la infiltración de Executor, lo cual eventualmente lo conllevo a explorar la misión en el Grey Site donde a su vez se confirmaba la absoluta y directa involucración de este supremo, seguido de un operativo clandestino en el Statehouse Museum por parte de la Teniente Naomi Destry Wells en compañía de la tripulación del Black Ghost.
A partir de ese momento, no hubo seguimiento alguno por parte de la Central Norte. Era curioso que coincidiese con las cuarenta y ocho horas del corte de comunicaciones. Heros no tuvo opción más que insinuar que las cosas se salieron fuera de control para esta desafortunada central.
Un imprevisto estruendo volvió a desequilibrar su firme postura pero para su buena fortuna, Bryan lo detuvo justo antes de que azotara con el suelo.
—Gracias Sargento.
—Ni lo mencione.
Tras recuperar el equilibrio, Heros hizo a un lado la bitácora y se concentró en sus lentes computarizados para hackear la red privada del Statehouse Museum. Esto mediante uno de los satélites todavía funcionales en órbita.
Le tomaría un buen rato revisar los últimos registros dada la lentitud del servidor, algo de lo cual no podía quejarse, después de todo se encontraba