Las cosechas son ajenas. Juan Manuel Villulla
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A su vez, la reproducción en el tiempo de los vínculos salariales y el rendimiento de los trabajadores en sus tareas, requiere siempre del ejercicio del poder y su legitimación diaria (Thompson, 1991; Scott, 2004). En una palabra, no alcanza con la economía (Bourdieu, 2007). En este marco, para buena parte de los trabajadores con saberes precisos y escasos, el oficio opera como una herramienta defensiva frente a los empleadores, tanto en lo que hace al ritmo y la autonomía con la que realizan sus quehaceres, como en relación a las remuneraciones exigidas (Coriat, 1990; Womack Jr.). De ahí que este sea un terreno intensamente disputado por patronos y obreros al nivel del ámbito de trabajo, a través del cual se procesa una parte importante de las relaciones de orden y mando entre ellos. Por eso, el capítulo 8 indaga la medida en que las transformaciones del proceso productivo impuestas por los empresarios en los últimos años —sobre todo las de tipo informático— cambiaron la naturaleza de ciertas tareas obrero-rurales, y afectaron la cuota de autonomía relativa que podían disputar en base a su antiguo expertise. Por otro lado, se explora qué consecuencias tuvieron estos cambios en los procesos y ámbitos de aprendizaje de las nuevas calificaciones; hasta dónde los viejos obreros fueron capaces de asimilarlas; quiénes, cómo y para qué difundieron los nuevos saberes; y en qué sentido las labores de índole más intelectual fueron más sencillas de asimilar para una nueva generación de trabajadores agrícolas socializada ya en el marco del dominio de las tecnologías digitales.
En esta misma línea, el capítulo 9 trata sobre los esfuerzos patronales por legitimar su autoridad en el lugar de trabajo y fuera de él. Por un lado, para conseguir la cooperación de trabajadores que siguen conservando márgenes de autonomía en el manejo de su máquina; por otro, para aumentar su rendimiento; y finalmente, para asegurar el abastecimiento y la desvinculación de parte de su fuerza de trabajo de acuerdo a los ciclos de la agricultura cada año. En este marco, indagamos el rol de los compromisos de tipo personal que tejen con sus operarios —bajo modalidades que configuran una especie de “moderno paternalismo”, a decir de Newby (1979)—; las motivaciones que encuentran los obreros para aceptarlos; y los efectos sobre las relaciones con sus empleadores y sus compañeros que genera esa dinámica. Por otro lado, también detallamos los mecanismos menos amables de la vigilancia patronal, tanto al interior de los pequeños grupos de hombres que componen los equipos de trabajo, como en el ámbito más amplio de las localidades y zonas aledañas donde residen gracias a la existencia de mercados laborales reducidos y muy personalizados.
Por último, los vínculos salariales y las relaciones de poder que suponen, también crean cotidianamente en los obreros impulsos a la resistencia (Scott, 2004). Estas modalidades de cuestionamiento o insubordinación no necesariamente son deliberadas, conscientes, colectivas ni organizadas. Pueden ser —y la abrumadora mayoría de las veces así son— meramente individuales, espontáneas, silenciosas y sin ningún tipo de perspectiva política detrás ni delante de ellas. Es decir, no se reducen a las manifestaciones convencionales y más elaboradas que les otorgan los partidos o las organizaciones sindicales. De modo que el capítulo 10 explora la evolución del tipo, la eficacia y las motivaciones de algunas de estas modalidades de contestación que se dieron los obreros agrícolas para oponerse a sus patrones, en el marco de su desafección respecto a la actividad sindical formal. Por ejemplo, los juicios laborales, el abandono del puesto en medio del trabajo, la rotura deliberada de herramientas, o intentos de nucleamiento independientes, entre otros. Al mismo tiempo, analizamos sus potencialidades y su significado en relación a su identidad autónoma —en definitiva, de clase— en las situaciones de aislamiento y fragmentación que experimentan.
Cómo se realizó la investigación
La historia que relatan estas páginas fue muy rica en procesos de transformación que abarcaron distintas dimensiones de la cotidianidad y la subjetividad obrero-rural, poblados de multiplicidad de luchas, negociaciones y acuerdos en instancias poco resonantes. Por eso mismo, se trató de un devenir con escasos acontecimientos o quiebres importantes, sin grandes conflictos y con casi ninguna actividad sindical. Es decir, con pocos motivos para la profusión de fuentes documentales como las que caracterizan la investigación historiográfica de otros sectores de trabajadores. Por eso, en la medida en que tratamos de integrar distintos niveles de análisis —el político, el socio-económico, y el de los procesos más subterráneos que hicieron a la cotidianidad de los asalariados—, también se complementaron metodológicamente distintos abordajes cuantitativos y cualitativos, en base a distintas fuentes estadísticas, documentales y orales.
Entre las técnicas cualitativas, el corazón de esta investigación estuvo en la recopilación y análisis de 54 entrevistas a obreros y ex obreros agrícolas bajo la forma de “historias de vida”; 5 más a obreros en calidad de líderes sindicales y políticos; 24 a contratistas y/o productores en su carácter de patrones; 4 a asalariados familiares; 3 a maestros, directores de escuela y médicos rurales; y finalmente, 5 a ingenieros, extensionistas y técnicos, generalmente del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) o de la Federación Argentina de Contratistas de Maquinaria Agrícola (FACMA). Eso sumó 95 entrevistas que dieron cuerpo al valioso acervo testimonial del estudio, nutrido en parte gracias a la técnica de la “bola de nieve” —cuando una entrevista recomienda la siguiente— y finalizado de acuerdo al “criterio de saturación” o “redundancia”, es decir, cuando a pesar de los esfuerzos por obtener nueva información, sólo se obtenían detalles irrelevantes sobre las mismas líneas discursivas (Bertaux, 1989; Wainerman y Sautu, 1998).
Aplicamos un cuestionario semi-estructurado muy flexible, que mantuviera la comparabilidad de los casos sin condicionar demasiado la fluidez natural de las conversaciones y la emergencia de particularidades con cada trabajador. En general grabamos digitalmente las conversaciones, aunque también apelamos a las anotaciones manuales durante o después de las charlas si contribuía a hacer más espontáneo el intercambio, y en función de lo mismo, realizamos entrevistas de tipo grupal que facilitaron la emergencia de nuevos elementos. El cuestionario se centró en la reconstrucción de la evolución de su cotidianidad en el trabajo y fuera de él, en su historia personal, en las relaciones entre los compañeros y frente a los patrones, en las transformaciones experimentadas en el proceso productivo, y en sus valoraciones políticas y sindicales a nivel local y nacional. En relación a las singularidades de su actividad político-sindical, también desarrollamos un cuestionario distinto para recabar los testimonios de dirigentes y ex dirigentes gremiales de la UATRE de la delegación Zona Norte de la provincia de Buenos Aires, de la delegación Santa Fe sur, y de las seccionales de Pergamino, Bahía Blanca y Marcos Juárez de la misma organización. Todos los testimonios fueron transcriptos, catalogados y procesados con la ayuda del programa de análisis de datos cualitativos MAX-QDA.
Esta extensa muestra fue intencional, intensiva y de casos críticos (Patton, 2002), tanto para recortar el universo de asalariados agrícolas como para acotar el territorio del estudio, centrado en la zona histórica y predominantemente agrícola de la región pampeana del norte bonaerense, el sur santafesino y al sudeste cordobés. Aquí se trabajó en tres niveles: un ámbito de estudio asimilable a una muestra crítica compuesta por dos partidos arquetípicos en el corazón maicero y sojero de la pampa húmeda (Pergamino, en la provincia de Buenos Aires; y Caseros, en Santa Fe); seis partidos de control dentro de