Las cosechas son ajenas. Juan Manuel Villulla
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En el terreno de las fuentes documentales accedimos y procesamos archivos muy valiosos de la Federación Argentina de Contratistas de Maquinaria Agrícola (FACMA) que hasta ahora nunca habían visto la luz. Gracias a estos documentos patronales se pudo reconstruir con información sistemática y de primera mano parte de la evolución de las remuneraciones de los obreros vinculados a estas empresas desde 1973 hasta 2010, así como las expectativas de ganancias que tuvieron estos propietarios de maquinaria antes de cada temporada; promedios de jornadas de trabajo por cultivo y época del año; controversias legales alrededor de la contratación, previsión social y seguridad física de los obreros en el trabajo; e información epistolar entre contratistas, ingenieros y abogados referidas a sus estructuras de costos y sus problemas con los salarios de los operarios. Además, nos pudimos apoyar en ellos para dar cuenta con mucha exactitud de la evolución de los tiempos de trabajo por hectárea y por quintal de distintas producciones de acuerdo a diferentes niveles, modelos y tipos de tecnificación, verificando con detalle las consecuencias que el cambio tecnológico iba generando año a año en las condiciones laborales de los asalariados, en el tamaño de los planteles de personal, y en la productividad de su trabajo, lo cual, combinado con los datos sobre sus remuneraciones, permitió estimar con bastante fidelidad los niveles de explotación que soportaron los obreros en distintos períodos históricos.
Algo lejos de lo que pasaba en los equipos de contratistas, pero en función de analizar el procesamiento institucional de los conflictos entre los representantes del trabajo y del capital agrario, se relevaron los acuerdos alcanzados por los empleados y las entidades patronales en la Comisión Nacional de Trabajo Agrario del Ministerio de Trabajo, expresadas en distintas resoluciones entre 1980 y 2010; y las Actas de las deliberaciones en la Comisión Asesora Regional Buenos Aires y La Pampa en la Delegación La Plata del mismo Ministerio, sobre cuyos acuerdos y desacuerdos —de carácter no resolutivo— la Comisión Nacional dictaminaba sus resoluciones.
En el orden de las instancias institucionales, una de las fuentes documentales más fecundas para analizar las transformaciones en las distintas dimensiones de la cotidianidad obrero-rural —y a la vez calibrar los motivos de sus descontentos y las condiciones en que lo hicieron manifiesto—, fueron los archivos sobre sus juicios laborales entre 1970 y 1994, dotados de un valor historiográfico, un detalle y una encarnadura inigualable. Así, se indagó el Departamento Histórico Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, y a través suyo, los pocos legajos conservados del viejo Tribunal del Trabajo en el Archivo del Departamento Judicial de Pergamino, que concentró dos terceras partes de los juicios encarados por obreros rurales en el territorio bonaerense.
En relación a otro tipo de conflictos manifiestos que no tuvieran expresión o resolución institucional a través de esas vías —gremiales o judiciales—, se chequeó la base de datos sobre conflictos laborales elaborada por la Subsecretaría de Programación Técnica y Estudios Laborales del Ministerio de Trabajo entre 2006 y 2010; los registros de la Dirección Nacional de Relaciones Laborales y de la Dirección de Asociaciones Sindicales del mismo Ministerio; los archivos desclasificados de la ex Dirección de Inteligencia de la Provincia de Buenos Aires (DIPBA) acerca de los conflictos y la actividad sindical—rural en Pergamino y Salto entre 1970 y 1997; un relevamiento del periódico regional ABC Rural, y una revisión y seguimiento de los diarios nacionales Clarín, La Nación y Página/12.
Buena parte de la cobertura de los conflictos obrero-rurales en la época en que la actividad sindical no estaba tan disociada de la cotidianidad de los operarios de maquinaria, fue analizada en base a la consulta de todos los números de la revista patronal Documentación e Información Laboral, entre 1970 y 1989, cuya colección se encuentra en parte en la Biblioteca de la CGT, y en parte en la biblioteca del CEIL del CONICET. También sobre el período anterior a los años ’90 —entre 1977 y 1985— se tomó contacto con algunos de los números de una de las escasísimas publicaciones de izquierda hechas por trabajadores rurales con independencia de la estructura gremial, llamada La Voz del Obrero Rural, la cual funcionó como órgano de la “Corriente Clasista de Obreros Rurales” desde mediados de los ’70 hasta fines de los ’80. Respecto a la actividad sindical obrero-rural durante y después de los años ’90, se compilaron y analizaron todos los números del órgano oficial de la UATRE Pregón Rural, entre 1997 y 2010; Salud Rural (órgano de OSPRERA, la obra social de UATRE); la revista de la “UATRE Seccional 494 Pergamino”, de aparición muy irregular; y Acción Gremial, también de Pergamino.
En relación a las fuentes estadísticas, se analizaron los datos acerca de la población asalariada ocupada en la agricultura en base a los Censos de Población y Vivienda 1970, 1980, 1991 y 2001, sin llegar a completar el plan original —por falta de información disponible al público— que incluía la consulta del último censo de 2010. Estos datos suelen ser más detallados que los de los censos agropecuarios porque la unidad de análisis son las personas y no las explotaciones agropecuarias, lo cual evita mejor las subdeclaraciones patronales del personal o la ausencia circunstancial de asalariados en la explotación al momento de la llegada del censista, a la vez que también capta mejor a los trabajadores empleados por contratistas que no dependen directamente de los establecimientos agropecuarios censados. No obstante —también con la frustración de no contar con datos de 2008— se consultaron datos de los Censos Nacionales Agropecuarios de 1988 y 2002.
De manera complementaria a los datos censales, en relación al número de los trabajadores empleados en la agricultura, también se ensayaron de forma bastante fructífera intentos estimativos a partir de la triangulación de datos de otras dependencias del Ministerio de Economía, como el Insumo de mano de obra en agricultura, ganadería, caza y silvicultura entre 1993 y 2007, elaborado por la Dirección de Cuentas Nacionales; o el Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones entre 1995 y 2010 de la Dirección Nacional de Programación Económica. Respecto a la caracterización y la estructura social interna de las empresas contratistas, se consultaron los datos de la Encuesta Provincial de Servicios Agropecuarios de la Provincia de Buenos Aires, 2002-2006, elaborada por la Dirección Provincial de Estadísticas de la Provincia de Buenos Aires. A la vez, en relación a la distribución del ingreso en la agricultura y la medida en que los salarios obreros eran suficientes para satisfacer sus necesidades básicas, y cuánto se acercaban o alejaban de la media de otros sectores de asalariados, se consultaron las series de la Dirección Nacional de Política Macroeconómica del Ministerio de Economía referidos a Salario Mínimo Vital y Móvil, entre 1970 y 2010; Salario Neto por Sector, entre 2006 y 2010; y la Canasta Básica Total, entre 1970 y 2010.
En fin, se trató de una investigación sobre un tema muy poco abordado, que se propuso explorar distintos elementos que contribuyeran a explicar la historia, la situación y a la identidad de este sector tan especial de trabajadores rurales. De ahí que, en definitiva, lejos de cualquier ánimo “concluyente”, los resultados de este primer intento sean tan generales como introductorios: cada área del mismo puede y necesita ser profundizada con nuevas indagaciones, al margen de todo lo que, por razones de espacio o coherencia, decidimos no incluir en este volumen. Sin embargo, el objetivo de esta publicación será cumplido si, sobre la base de arrojar algo de luz sobre un área decididamente oscura de la historia o la sociología rural, se lograran aportar nuevos elementos para el debate sobre la verdadera situación de los trabajadores rurales detrás del agronegocio, y sobre la naturaleza de las transformaciones económicas y sociales que atravesó la agricultura los últimos años.
Capítulo 1
“Buenas costumbres, poco sociable”
El “Flaco Loco”
Los jueces recibieron el informe el 5 de mayo de 1992. Hacía seis meses que esperaban que Ramón Amici se dejara entrevistar por un psiquiatra. Además, al fin y al cabo, todo había sido idea de su propio abogado. Finalmente, rigurosamente tipeado a máquina, el diagnóstico