Como Lo Ve Bill. Anonimo
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1. MANUAL DE SERVICIO, pág. 5
2. GRAPEVINE, Abril de 1961
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Problemas de los Principiantes
Nos vemos tentados a volvernos muy posesivos con los recién llegados. Tal vez intentemos darles consejos respecto a sus asuntos, consejos que ni estamos capacitados para dar ni debemos ofrecer en absoluto. Entonces nos sentimos dolidos y confusos cuando se rechazan nuestros consejos, o cuando se aceptan y resultan en una confusión aun mayor.
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“No puedes hacer que un caballo beba agua si todavía prefiere cerveza, o está demasiado loco para saber lo que realmente quiere. Pon a su lado un cubo de agua, dile lo buena que es y por qué, y déjalo en paz.
“Si alguien realmente quiere emborracharse, no existe, que yo sepa, manera de prevenirlo — así que déjalo en paz, deja que se emborrache. Pero no le prives tampoco del cubo de agua”.
1. DOCE Y DOCE, pág. 109
2. CARTA, 1942
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Los Valores Eternos
Mucha gente no quiere tener nada que ver con los valores espirituales absolutos. Dicen de los perfeccionistas, o rebosan de vanidad porque creen haber alcanzado algún objetivo imposible, o se sumen en el desprecio de sí mismos por no haberlo alcanzado.
Sin embargo, no creo que debamos ser de esta opinión. El que abusemos de los grandes ideales de vez en cuando, convirtiéndolos en pretextos superficiales para la culpabilidad, la rebeldía y la soberbia, no es culpa de los ideales en sí. Al contrario, pocos son los progresos que podemos hacer mientras no intentemos saber cuáles son los valores espirituales eternos.
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“Día tras día, tratamos de acercarnos un poco a la perfección de Dios. Así que no tenemos que consumirnos con un sentimiento sensiblero de culpa si no logramos alcanzar Su imagen y semejanza el jueves que viene. Nuestra meta es el progreso, y Su perfección es el faro, a años luz de distancia, que nos sigue guiando”.
1. GRAPEVINE, Junio de 1961
2. CARTA, 1966
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¡Nunca Más!
“La mayoría de la gente se siente más segura con el plan de 24 horas que con la resolución de no volver a beber nunca. La mayoría han roto ya demasiadas resoluciones. En realidad es una cuestión de elección personal: cada miembro tiene el privilegio de interpretar el programa según le parezca.
“Personalmente, adopto la actitud de que tengo la intención de no beber nunca. Esta es ligeramente distinta a decir: ‘No beberé nunca más’. Esta última postura puede a veces meter a la gente en dificultades, porque es pretender hacer en un plan personal lo que los alcohólicos no podrían hacer nunca. Se trata demasiado de un acto de voluntad, y deja muy poco espacio para la idea de que Dios nos liberará de la obsesión de beber con tal que sigamos el programa de A.A.”
CARTA, 1949
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Hacia la Honradez
El perverso deseo de ocultar un motivo malo por debajo de otro bueno, se ve en todos los asuntos humanos de toda índole. Esta clase de hipocresía sutil y solapada puede ser el motivo oculto de la acción o pensamiento más insignificante. Aprender, día tras día, a identificar, reconocer y corregir estos defectos constituye la esencia de la formación del carácter y del buen vivir.
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El engaño a los demás casi siempre tiene sus raíces en el engaño a nosotros mismos.
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Por alguna razón, el estar a solas con Dios no parece ser tan embarazoso como sincerarnos ante otro ser humano. Hasta que no nos sentemos para hablar francamente de lo que por tanto tiempo hemos ocultado, nuestra disposición para poner nuestra casa en orden seguirá siendo un asunto teórico. El ser sinceros con otra persona nos confirma que hemos sido sinceros con nosotros mismos y con Dios.
1. DOCE Y DOCE, págs. 93
2. GRAPEVINE, Agosto de 1961
3. DOCE Y DOCE, pág. 57
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Compañero y Colega
“El Dr. Bob fue mi colega y compañero constante en la gran aventura de A.A. Como médico y persona grandemente humana, eligió como su principal ocupación trabajar con otros y logró establecer un récord que, en cantidad y en calidad, nadie sobrepasará nunca. Ayudado por la incomparable Hermana Ignacia en el Hospital Santo Tomás, de Akron, suministró —sin cobrar un centavo— tratamiento médico e inspiración espiritual a cinco mil enfermos alcohólicos.
“A pesar de todas las presiones y tensiones de los tiempos pioneros de A.A., nunca cruzamos ni una palabra dura. Puedo decir, muy agradecido, que se debe atribuir a él todo el mérito”.
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Me despedí del Dr. Bob, sabiendo que se sometería a una delicada operación. Su maravillosa y amplia sonrisa estaba en su rostro cuando me dijo casi bromeando: “Recuerda, Bill, no estropeemos esta cosa. ¡Mantengámoslo simple!” Yo salí, sin poder pronunciar una palabra. Esta fue la última vez que lo vi.
1. CARTA, 1966
2. A.A. LLEGA A SU MAYORIA DE EDAD, pág. 214
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El Vino del Exito
Las situaciones desagradables o imprevistas no son las únicas que exigen el dominio de uno mismo. Tendremos que proceder con la misma cautela cuando empecemos a lograr un cierto grado de importancia o éxito material. Porque a nadie le han encantado más que a nosotros los triunfos personales. Nos hemos bebido el éxito como si fuera un vino que siempre nos alegraría. Si disfrutábamos de una racha de buena suerte, nos entregábamos a la fantasía, soñando con victorias aún más grandes sobre la gente y las circunstancias. Así cegados por una soberbia confianza en nosotros mismos, éramos propensos a dárnoslas de personajes.
Ahora que somos miembros de A.A. y estamos sobrios y vamos recobrando la estima de nuestros amigos y colegas, nos damos cuenta de que todavía nos es necesario ejercer