Obras Inmortales de Aristóteles. Aristoteles

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Obras Inmortales de Aristóteles - Aristoteles Colección Oro

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unos, el corazón; según otros, el cerebro, según otros, por último, otra parte cualquiera del mismo género.

      Otro principio es la causa exterior que genera un ser, aquello en cuya virtud comienza el movimiento o el cambio. Y así el hijo proviene del padre y de la madre, y la guerra del insulto. Otro principio es el ser por cuya voluntad se mueve lo que se mueve y muda lo que cambia: como, por ejemplo, en los Estados los magistrados, los príncipes, los reyes, los tiranos. Se denominan también principio las artes y, entre ellas, las artes arquitectónicas. Por último, lo que ha propiciado el primer conocimiento de una cosa se dice también que es el principio de esta cosa: las premisas son los principios de las demostraciones.

      Las causas se toman en tantas acepciones como los principios, porque todas las causas son principios. Lo común a todos los principios es que son el origen de donde se derivan: o la existencia, o el nacimiento, o el conocimiento. Pero entre los principios hay unos que se encuentran en las cosas y otros que se encuentran fuera de las cosas. He aquí por qué la naturaleza es un principio, lo mismo que lo son el elemento, el pensamiento, la voluntad, la sustancia. La causa final se encuentra en el mismo caso, porque lo bueno y lo bello son, respecto de muchos seres, principios de conocimiento y principios de movimiento.

      Parte II

      Se denomina causa, ya la materia de que una cosa se engendra: el bronce es la causa de la estatua, la plata de la copa y, remontándonos más, lo son los géneros a que pertenecen la plata y el bronce; ya la forma y el modelo, así como sus géneros, esto es, la noción de la esencia: la causa de la octava es la relación de dos a uno y, en general, el número y las partes que entran en la definición de la octava. También se denomina causa al primer principio del cambio o del reposo. El que da un consejo es una causa, y el padre es causa del hijo; y en general, aquello que hace es causa de lo hecho, y lo que imprime el cambio lo es de lo que experimenta el cambio. La causa es también el fin, y entiendo por esto aquello en vista de lo que se hace una cosa. La salud es causa del paseo. ¿Por qué se pasea? Para mantenerse uno sano, respondemos nosotros; y al hablar de esta forma, creemos haber dicho la causa. Finalmente, se llaman causas todos los intermedios entre el motor y el objeto. La mezcla, por ejemplo, la purgación, los remedios, los instrumentos del médico, son causas de la salud; porque todos estos medios se utilizan en vista del fin. Estas causas se diferencian, sin embargo, entre sí, en cuanto son las unas instrumentos y otras operaciones. Tales son, sobre poco más o menos, las diversas acepciones de la palabra causa.

      De esta diversidad de acepciones resulta que el mismo objeto tiene muchas causas no accidentales, y así: la estatua tiene por causas el arte del estatuario y el bronce, no por su relación con cualquier otro objeto, sino en tanto que es una estatua. Pero estas dos causas se diferencian entre sí; la una es causa material, la otra causa del movimiento. Las causas pueden igualmente ser recíprocas: el ejercicio, por ejemplo, es causa de la salud, y la buena salud lo es del ejercicio; pero con esta diferencia: que la buena salud lo es como fin y el ejercicio como principio del movimiento. Finalmente, la misma causa puede a veces producir los contrarios. Lo que ha sido por su presencia causa de alguna cosa, se dice muchas veces que es por su ausencia causa de lo contrario. Afirmamos: el piloto con su ausencia ha causado el naufragio de la nave; porque la presencia del piloto hubiera sido una causa de salvación. Pero en este caso, las dos causas, la presencia y la privación, son las dos causa del movimiento.

      Todas las causas que acabamos de enumerar se reducen a las cuatro clases de causas principales. Los elementos respecto de las sílabas, la materia respecto de los objetos fabricados, el fuego, la tierra y los principios análogos respecto de los cuerpos, las partes respecto del todo, las premisas respecto de la conclusión, son causas, en tanto que son el punto donde se originan las cosas; y unas de estas causas son sustanciales, las partes, por ejemplo; las otras esenciales, como el todo, la composición y la forma. En cuanto a la semilla, al médico, al consejero, y en general al agente, todas estas causas son principios de cambio o de estabilidad. El resto de las causas son el fin y bien de todas las cosas; causa final significa, en efecto, el bien por excelencia, y el fin de los demás seres. Y poco importa que se diga que este fin es el bien real o que es solo una apariencia del bien.

      A estos géneros pueden reducirse las causas. Estas se muestran bajo una gran cantidad de aspectos, pero pueden reducirse también estos modos a un pequeño número. Entre las causas que se aplican a objetos de la misma especie, se distinguen ya diversas relaciones. Son anteriores o posteriores las unas a las otras; y de esta forma, el médico es anterior a la salud, el artista a su obra, el doble y el número lo son a la octava; en fin, lo general es siempre anterior a las cosas particulares que en él se contienen. Ciertas causas están marcadas con el sello de lo accidental, y esto en diversos grados. Policleto es causa de la estatua de una manera, y el estatuario de otra; solo por accidente en el estatuario Policleto. Además existe lo que abarca lo accidental. Así, el hombre, o ascendiendo más todavía, el animal, es la causa de la estatua, porque Policleto es un hombre, y el hombre es un animal. Y entre las causas accidentales, las unas son más lejanas, las otras son más cercanas. Admitimos que se diga que la causa de la estatua es el blanco, es el músico; y no Policleto o el hombre.

      Junto a las causas propiamente dichas y a las causas accidentales, se distinguen asimismo las causas en potencia y las causas en acto; como, por ejemplo, el arquitecto constructor de edificios y el arquitecto que está construyendo un determinado edificio. Las mismas relaciones que se observan entre las causas, se observan igualmente entre los objetos a que ellas se aplican. Existe la causa de esta estatua en tanto que estatua, y la de la imagen en general; la causa de este bronce es tanto que bronce, y en general la causa de la materia. Lo propio ocurre respecto a los accidentes. Por último, las causas accidentales y las causas esenciales pueden hallarse reunidas en la misma noción; como cuando se dice, por ejemplo, no ya Policleto, ni tampoco estatuario, sino Policleto estatuario.

      Los modos de las causas son seis en total, y estos modos son opuestos dos a dos. La causa propiamente dicha es particular o general, la causa accidental es asimismo particular o general: las unas y las otras pueden ser combinadas o simples. Por ejemplo, todas estas causas se dan en acto o en potencia. Pero existe esta diferencia entre ellas; que las causas en acto, lo mismo que las causas particulares, comienzan y finalizan al mismo tiempo que los efectos que ellas producen: este médico, por ejemplo, no cura sino en cuanto trata a este enfermo, y este arquitecto no es constructor sino en cuanto construye esa casa. No siempre ocurre así con las causas en potencia; la casa y el arquitecto no perecen al mismo tiempo.

      Parte III

      Se llama elemento a la materia primera que entra en la composición, indivisible en partes heterogéneas; así los elementos del sonido son lo que constituye el sonido, y las últimas partes en las que se le divide, partes que no se pueden dividir en otros sonidos de una especie diferente de la suya propia. Si se dividiesen, sus partes serían de la misma especie que ellas mismas: una partícula de agua, por ejemplo, es agua; pero una parte de una sílaba no es una sílaba. Los que tratan de los elementos de los cuerpos, denominan así a las últimas partes en que se dividen los cuerpos, partes que no se pueden dividir en otros cuerpos de especies diferentes. Esto es lo que denominan ellos elementos, ya admitan solo un elemento, ya admitan muchos. Lo propio ocurre sobre poco más o menos con los que se llaman elementos en la demostración de las propiedades de las figuras geométricas, y en general en todas las demostraciones; porque las demostraciones primeras, y que se hallan en el fondo de muchas demostraciones, se les denomina elementos de demostraciones: estos son los silogismos primeros compuestos de tres términos, uno de los cuales sirve de medio.

      De aquí que, por metáfora, se denomina también elemento a lo que, siendo uno y pequeño, se utiliza para un gran número de cosas. Por esta razón se denomina elemento lo que es simple, pequeño, indivisible. Así pues, los atributos más universales son elementos. Cada uno de ellos es uno y simple, y existe un gran número de seres, en todos o en la mayor parte. Finalmente, la unidad y el punto son, según algunos, elementos.

      Los géneros son universales, y además indivisibles, porque su noción

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