El comportamiento administrativo. Herbert Alexander Simon
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу El comportamiento administrativo - Herbert Alexander Simon страница 57
En 1976, publicó la tercera edición de El Comportamiento Administrativo (Simon, 1976.a) y un año más tarde, la revisión de sus predicciones realizadas en 1960 (Simon, 1977.a). En esta crucial publicación, en relación con este capítulo, resulta conveniente repasar su Capítulo 4, en el que fijó su posición respecto a cómo cambiaría el diseño de organización en virtud del ambiente rico en información que predijo, la limitada capacidad de procesamiento y las nuevas tecnologías de la información. Retomó las razones de la cuasi descomponibilidad, la jerarquía de los sistemas complejos, los problemas de centralización y descentralización, el sistema de autoridad, la aplicación de las comunicaciones y los ordenadores, los sistemas de información gerencial, la continuidad del sistema jerárquico y la conciencia ecológica (tema nunca rescatado de esta obra por la literatura especializada pese a su predicción como punto central de la dirección). Manifestó: “La tecnología es conocimiento y la tecnología del procesamiento de información es conocimiento de la forma de producir y usar el conocimiento con mayor eficiencia. Los instrumentos modernos –por ejemplo, aquellos que permiten detectar vestigios de contaminación en el aire, el agua y los alimentos- informan acerca de las consecuencias de nuestras acciones que anteriormente ignorábamos. Las computadoras aplicadas a modelar nuestro sistema energético y ambiental rastrean para nosotros los efectos indirectos de las acciones ejecutadas en una parte de nuestra sociedad sobre otras partes. La tecnología del procesamiento de la información hace que todos tomemos en consideración las consecuencias de nuestras acciones con alcances temporales y espaciales que rara vez nos preocuparon anteriormente. Coloca sobre nuestros hombros –tal vez a la fuerza– la responsabilidad de proteger las futuras generaciones, así como la nuestra. De este modo, la nueva tecnología, el nuevo conocimiento, está redefiniendo los requerimientos de la moralidad en los asuntos humanos” (Simon, 1977.a). Al finalizar la década, escribió sobre las consecuencias de la aplicación de los ordenadores en el diseño y el resultado de las configuraciones en la centralización y descentralización, explicando su naturaleza, los motivos para centralizar, su viabilidad, el uso de las tecnologías de información (computadoras y comunicaciones), y dijo: “Hoy los términos ‘centralización’ y ‘descentralización’ son cargados pesadamente con valor. En general, la descentralización es la cosa buena y la centralización es la cosa mala. La descentralización comúnmente es comparada con la autonomía, la autodeterminación y también con la autorrealización. La centralización es adosada a burocracia (en el sentido peyorativo del término) o a autoritarismo y es a menudo nombrada como la primera causa de la deshumanización de instituciones y de la alienación de sus miembros” (Simon, 1979.h).
En la década del ochenta, Simon no fue muy productivo en temas relacionados con el Capítulo II. En 1982, publicó la obra Modelos de Racionalidad Limitada, volúmenes 1 y 2, que tituló Análisis Económico y Políticas Públicas, compendiando una serie de obras vinculadas a la economía clásica y neoclásica, al proceso de decisión, y a la teoría de la organización (Simon, 1982.c). En 1984, publicó un artículo sobre el proceso de toma de decisión, los modelos de comportamiento, las investigaciones en psicología cognitiva, los estudios en inteligencia artificial, las cuestiones en economía (con un nuevo humanismo) y la teoría de la organización, especialmente, aplicada en las empresas de negocios (Simon, 1984.d). En 1986, editó un artículo vinculado con la aplicación de las computadoras y las tecnologías de la información en el diseño de organizaciones, en el que establecía cuál es el criterio general en diseño. Expresó en esa oportunidad: “El equilibrio entre centralización y descentralización de información y toma de decisiones debe ser evaluado en términos de efectos en el control de la calidad de las decisiones y en el costo de la transmisión de información. La cuestión del control está sobrecargada de valores –cuáles miembros, según nuestras creencias, deberían participar significativamente en la formulación del conjunto de decisiones–. No existe una respuesta técnica correcta a esta pregunta. En una sociedad como Suecia o los Estados Unidos, la participación es observada como un objetivo social deseado, per se, y una respuesta diferente será conseguida en una sociedad totalitaria” (Simon, 1986.m). En 1989, manifestó: “Las organizaciones formales son el principal sistema social a través del cual la sociedad moderna consigue que el trabajo sea realizado. Las partes componentes de estas organizaciones son los grupos de humanos que tienen más o menos definidos roles y esquemas de comunicación. Las actividades que realizan pueden ser divididas en ‘hacer’ y ‘decidir’, y por cierto la organización completa puede ser pensada como una estructura de toma de decisiones cuya función es guiar las actividades de los ‘hacedores’. Diseñar una organización significa diseñar el sistema de toma de decisiones.[...]. Dos conclusiones surgen claramente de las discusiones anteriores. Primero, que los grandes sistemas computarizados que hoy emergen son, ciertamente, organizaciones complejas, y diseñarlas aumenta las preguntas que nos son familiares para el diseño de las instituciones humanas. Segundo, como los ordenadores vienen a jugar un rol cada vez mayor en las organizaciones de negocios, de gobierno y de educación, se ha tornado importante desarrollar el arte de construir grandes configuraciones de sistemas en los cuales los hombres y los ordenadores conviven en una muy cercana y simbiótica interacción” (Simon, 1989.i).
En la década del noventa, tampoco fue fecundo en los temas del Capítulo II. En 1993, March y Simon publicaron la revisión de su obra y una síntesis (March & Simon, 1993.a; 1993.b). Dijeron: “‘Organizations’ trata de la teoría de las organizaciones formales, los sistemas de coordinación entre individuos y grupos cuyas preferencias, información, intereses y conocimiento difieren. ‘Las teorías de la organización’ describe la delicada conversión de conflictos en cooperación, la movilización de recursos y los esfuerzos de coordinación que posibilitan la supervivencia conjunta de una institución y sus miembros. Esta contribución a la supervivencia es lograda por el control de la información, identidades, historias e incentivos. Organización y canales de información. Forma los objetivos y las lealtades de sus participantes. Crea historias compartidas –una organización ética que incluye creencias comunes y prácticas estándar–. Ofrece incentivos para los comportamientos apropiados” (March & Simon, 1993.a; 1993.b). La culminación de esa revisión fue memorable: “Cuando escribimos el libro, pensamos la clase de preguntas que parecían importantes. Todavía lo hacemos. Esperamos que ese fundamento haya sido implantado para investigaciones importantes del futuro. Pensamos que estas expectativas han sido justificadas. Imaginamos que a esta altura ambos estaríamos retirados. Esa idea fue ilusoria. Todavía hay algunas cosas por hacer y nos despierta gran agitación y aflicción por nuestros colegas, porque no estamos preparados aún para dejarles a ellos toda la diversión” (March & Simon, 1993.a; 1993.b). Por los asuntos y temas que trataron, así como sus ampliaciones, es conveniente recordar sus recomendaciones: “En general –y sin mucha calificación– estamos de acuerdo en dejar que el texto original hable por sí solo” (March & Simon, 1993.a; 1993.b). En 1997, publicó la cuarta edición de El Comportamiento Administrativo, que estamos comentando (Simon, 1997.c). En ese mismo año se publicaron las clases y discusiones realizadas por Simon en la Universitá Commerciale Luigi Bocconi, de Milán (“Raffaele Mattioli Lectures”). En esas reuniones Simon criticó la teoría de la firma (“...provee solo una caricatura de las empresas reales...”) y expresó: “La dirección de negocios está principalmente ocupada con una alta gama de tareas que yo denomino de diseño –diseño de productos y de estrategias para marketing, finanzas, producción y otras– y el éxito de los negocios depende en gran medida de cómo esas tareas son realizadas” (Simon, 1997.h). Publicó, también en 1997, el volumen 3 de la ya comentada Modelos de Racionalidad Limitada, al que tituló Razonamiento empírico en el campo económico, y en uno de sus artículos compendiados, observó: “Los intentos de una economía institucional para explicar el comportamiento organizativo únicamente basado en términos de agencia, información asimétrica, costos de las transacciones, oportunidad y otros conceptos descritos por la economía neoclásica ignoran los mecanismos de organización clave como autoridad, identificación y coordinación, de ahí que sean seriamente incompletos” (Simon, 1997.d).