El río Negro, un tesoro oculto. John Alexander Correa Ocampo
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El Laboratorio del segundo semestre de 2017 de la maestría en Procesos Urbanos y Ambientales se centra en la cuenca del río Negro y en particular en la franja territorial asociada al eje central de los ríos Negro y Pantanillo entre el casco urbano de los municipios de El Retiro y de Rionegro.
El Oriente antioqueño ha sido visualizado desde hace varios años como «el segundo piso de Medellín y el Área Metropolitana» debido a la fuerte presión que han suscitado los procesos de expansión de la metrópoli hacia este territorio. Es así como el suelo rural de los municipios de esta región y, en especial, del valle de San Nicolás, se está viendo afectado por un proceso de acelerada suburbanización mal planificada que se expresa, principalmente, en la proliferación de proyectos de vivienda campestre y centros comerciales de diversos usos.
El gran problema social generado por esta especulación inmobiliaria radica en el incremento del valor del suelo, que genera desplazamiento de habitantes nativos y convierte en inviables otras actividades económicas capaces de generar ingresos o empleo estable y bien remunerado para el beneficio de todos los ciudadanos. Los proyectos de mejoramiento de la conexión vial de estos dos territorios, entre los que se encuentran la Autopista Medellín-Bogotá, la doble calzada de Las Palmas y, muy pronto, el Túnel de Oriente, hacen temer la aceleración de este fenómeno y el agravamiento de sus impactos negativos, siendo los más graves el colapso vial, la movilidad insostenible, la desestructuración del territorio y el deterioro ambiental.
La pérdida de cobertura vegetal y la degradación de los humedales es sin duda la otra gran preocupación en términos de pérdida de biodiversidad. Son alarmantes la acelerada tasa de deforestación en el municipio de El Retiro (71%) y la altísima tasa de deforestación en Rionegro (91%), ambas producto de la potrerización de los predios, el aumento de la urbanización y la minería. Como resultado, los servicios provistos por la cobertura boscosa –especialmente los sociados al mantenimiento de las orillas del río Negro–, la mitigación de la contaminación, la regulación del clima local y la prevención de los riesgos naturales disminuyen notoriamente, sin contar con la pérdida de la biodiversidad asociada a los bosques.
Los ríos Negro y Pantanillo son fuentes de agua importantísimas para los municipios de Rionegro, de El Retiro y de toda región. Conforman un tesoro oculto amenazado por la creciente privatización de sus márgenes, las altas tasas de suburbanización y de deforestación, y los conflictos de uso con la minería. Todo un desafío para las administraciones y actores interesados en el desarrollo sostenible del territorio
El Oriente antioqueño ha sido visualizado desde hace varios años como «el segundo piso de Medellín y el Área Metropolitana» debido a la fuerte presión que han suscitado los procesos de expansión de la metrópoli hacia este territorio. Es así como el suelo rural de los municipios de esta región y, en especial, del valle de San Nicolás, se está viendo afectado por un proceso de acelerada suburbanización mal planificada que se expresa, principalmente, en la proliferación de proyectos de vivienda campestre y centros comerciales de diversos usos.
El gran problema social generado por esta especulación inmobiliaria radica en el incremento del valor del suelo, que genera desplazamiento de habitantes nativos y convierte en inviables otras actividades económicas capaces de generar ingresos o empleo estable y bien remunerado para el beneficio de todos los ciudadanos. Los proyectos de mejoramiento de la conexión vial de estos dos territorios, entre los que se encuentran la Autopista Medellín-Bogotá, la doble calzada de Las Palmas y, muy pronto, el Túnel de Oriente, hacen temer la aceleración de este fenómeno y el agravamiento de sus impactos negativos, siendo los más graves el colapso vial, la movilidad insostenible, la desestructuración del territorio y el deterioro ambiental.
La pérdida de cobertura vegetal y la degradación de los humedales es sin duda la otra gran preocupación en términos de pérdida de biodiversidad. Son alarmantes la acelerada tasa de deforestación en el municipio de El Retiro (71%) y la altísima tasa de deforestación en Rionegro (91%), ambas producto de la potrerización de los predios, el aumento de la urbanización y la minería. Como resultado, los servicios provistos por la cobertura boscosa –especialmente los sociados al mantenimiento de las orillas del río Negro–, la mitigación de la contaminación, la regulación del clima local y la prevención de los riesgos naturales disminuyen notoriamente, sin contar con la pérdida de la biodiversidad asociada a los bosques.
Los ríos Negro y Pantanillo son fuentes de agua importantísimas para los municipios de Rionegro, de El Retiro y de toda región. Conforman un tesoro oculto amenazado por la creciente privatización de sus márgenes, las altas tasas de suburbanización y de deforestación, y los conflictos de uso con la minería. Todo un desafío para las administraciones y actores interesados en el desarrollo sostenible del territorio