Santa Biblia - Reina-Valera, Revisión 1909 (Con Índice Activo). Casiodoro de Reina
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Jueces Capítulo 13
1Y LOS hijos de Israel tornaron á hacer lo malo en los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de los Filisteos, por cuarenta años.
2Y había un hombre de Sora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, que nunca había parido.
3A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y díjole: He aquí que tú eres estéril, y no has parido: mas concebirás y parirás un hijo.
4Ahora, pues, mira que ahora no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda.
5Porque tú te harás embarazada, y parirás un hijo: y no subirá navaja sobre su cabeza, porque aquel niño será Nazareo á Dios desde el vientre, y él comenzará á salvar á Israel de mano de los Filisteos.
6Y la mujer vino y contólo á su marido, diciendo: Un varón de Dios vino á mí, cuyo aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, terrible en gran manera; y no le pregunté de dónde ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre.
7Y díjome: He aquí que tú concebirás, y parirás un hijo: por tanto, ahora no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda; porque este niño desde el vientre será Nazareo á Dios hasta el día de su muerte.
8Entonces oró Manoa á Jehová, y dijo: Ah, Señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios que enviaste, torne ahora á venir á nosotros, y nos enseñe lo que hayAmós de hacer con el niño que ha de nacer.
9Y Dios oyó la voz de Manoa: y el ángel de Dios volvió otra vez á la mujer, estando ella en el campo; mas su marido Manoa no estaba con ella.
10Y la mujer corrió prontamente, y noticiólo á su marido, diciéndole: Mira que se me ha aparecido aquel varón que vino á mí el otro día.
11Y levantóse Manoa, y siguió á su mujer; y así que llegó al varón, díjole: ¿Eres tú aquel varón que hablaste á la mujer? Y él dijo: Yo soy.
12Entonces Manoa dijo: Cúmplase pues tu palabra. ¿Qué orden se tendrá con el niño, y qué ha de hacer?
13Y el ángel de Jehová respondió á Manoa: La mujer se guardará de todas las cosas que yo le dije:
14Ella no comerá cosa que proceda de vid que da vino; no beberá vino ni sidra, y no comerá cosa inmunda: ha de guardar todo lo que le mandé.
15Entonces Manoa dijo al ángel de Jehová: Ruégote permitas que te detengAmós, y aderezaremos un cabrito que poner delante de ti.
16Y el ángel de Jehová respondió á Manoa: Aunque me detengas no comeré de tu pan: mas si quisieres hacer holocausto, sacrifícalo á Jehová. Y no sabía Manoa que aquél fuese ángel de Jehová.
17Entonces dijo Manoa al ángel de Jehová: ¿Cómo es tu nombre, para que cuando se cumpliere tu palabra te honremos?
18Y el ángel de Jehová respondió: ¿Por qué preguntas por mi nombre, que es oculto?
19Y Manoa tomó un cabrito de las cabras y un presente, y sacrificólo sobre una peña á Jehová: y el ángel hizo milagro á vista de Manoa y de su mujer.
20Porque aconteció que como la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehová subió en la llama del altar á vista de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra sobre sus rostros.
21Y el ángel de Jehová no tornó á aparecer á Manoa ni á su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová.
22Y dijo Manoa á su mujer: Ciertamente moriremos, porque á Dios hemos visto.
23Y su mujer le respondió: Si Jehová nos quisiera matar, no tomara de nuestras manos el holocausto y el presente, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni en tal tiempo nos habría anunciado esto.
24Y la mujer parió un hijo, y llamóle por nombre Samsón. Y el niño creció, y Jehová lo bendijo.
25Y el espíritu de Jehová comenzó á manifestarse en él en los campamentos de Dan, entre Sora y Esthaol.
Jueces Capítulo 14
1Y DESCENDIENDO Samsón á Timnah, vió en Timnah una mujer de las hijas de los Filisteos.
2Y subió, y declarólo á su padre y á su madre, diciendo: Yo he visto en Timnah una mujer de las hijas de los Filisteos: ruégoos que me la toméis por mujer.
3Y su padre y su madre le dijeron: ¿No hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo mi pueblo, para que vayas tú á tomar mujer de los Filisteos incircuncisos? Y Samsón respondió á su padre: Tómamela por mujer, porque ésta agradó á mis ojos.
4Mas su padre y su madre no sabían que esto venía de Jehová, y que él buscaba ocasión contra los Filisteos: porque en aquel tiempo los Filisteos dominaban sobre Israel.
5Y Samsón descendió con su padre y con su madre á Timnah: y como llegaron á las viñas de Timnah, he aquí un cachorro de león que venía bramando hacia él.
6Y el espíritu de Jehová cayó sobre él, y despedazólo como quien despedaza un cabrito, sin tener nada en su mano: y no dió á entender á su padre ni á su madre lo que había hecho.
7Vino pues, y habló á la mujer que había agradado á Samsón.
8Y volviendo después de algunos días para tomarla, apartóse para ver el cuerpo muerto del león, y he aquí en el cuerpo del león un enjambre de abejas, y un panal de miel.
9Y tomándolo en sus manos, fuése comiéndolo por el camino: y llegado que hubo á su padre y á su madre, dióles también á ellos que comiesen; mas no les descubrió que había tomado aquella miel del cuerpo del león.
10Vino pues su padre á la mujer, y Samsón hizo allí banquete; porque así solían hacer los mancebos.
11Y como ellos le vieron, tomaron treinta compañeros que estuviesen con él;
12A los cuales Samsón dijo: Yo os propondré ahora un enigma, el cual si en los siete días del banquete vosotros me declarareis y descubriereis, yo os daré treinta sábanas y treinta mudas de vestidos.
13Mas si no me lo supiereis declarar, vosotros me daréis las treinta sábanas y las treinta mudas de vestidos. Y ellos respondieron: Propónnos tu enigma, y lo oiremos.
14Entonces les dijo: Del comedor salió comida, Y del fuerte salió dulzura. Y ellos no pudieron declararle el enigma en tres días.
15Y al séptimo día dijeron á la mujer de Samsón: Induce á tu marido á que nos declare este enigma, porque no te quememos á ti y á la casa de tu padre. ¿Habéisnos llamado aquí para poseernos?
16Y lloró la mujer de Samsón delante de él, y dijo: Solamente me aborreces y no me amas, pues que no me declaras el enigma que propusiste á los hijos de mi pueblo. Y él respondió: He aquí que ni á mi padre