La trastienda de la mente. Ana Martos

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La trastienda de la mente - Ana Martos

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2 - La personalidad y sus trastornos

      Los trastornos psicológicos proceden tanto de nuestro interior como de nuestro entorno y se generan según la forma en que uno y otro interactúan. El deterioro o la alteración de algunos de nuestros circuitos neuronales dan lugar a las conductas típicas de determinados trastornos.

      Ese deterioro o esa alteración se pueden producir en diferentes momentos de la vida, especialmente durante la infancia que es cuando los factores ambientales tienen un efecto más significativo sobre el cerebro, puesto que los circuitos neuronales se hallan en una etapa en que son todavía muy maleables. El deterioro o alteración se puede producir también en momentos cruciales de la vida del individuo, dando lugar a diferentes trastornos mentales según los circuitos neuronales afectados.

      También la genética puede intervenir en estos procesos, si la herencia determina propensión a ciertos trastornos. Un mismo estímulo puede trastornar levemente a una persona, enloquecer a otra o dejar impávida a una tercera. Todo depende de los recursos de la persona, de su genética y de sus experiencias previas.

      Por ejemplo, una situación traumática vivida en la niñez, como el maltrato o el abuso, puede afectar a la vida adulta de la persona y desarrollar conductas insanas o inadecuadas para tratar de adaptarse a circunstancias que tengan que ver con la situación infantil.

      Caso

      Cuando era niño, los chicos del colegio se burlaban de mí porque era gordo y torpe para los ejercicios gimnásticos. Me hacían bromas que yo aceptaba con aparente buen humor, pero que interiormente me dolían y me hacían sentir inferior a todos ellos.

      Cuando alcancé la edad adulta, conseguí mejorar mi habilidad a base de esforzarme en el deporte. Sin embargo, cada vez que alguien quiere hacerme una broma inocente o comenta algo gracioso acerca de mi estilo para nadar o para correr, me enfrento con ira al bromista y luego me deshago en justificaciones y explicaciones de por qué nado o corro de esa forma.

      –––

      El deterioro de algunos circuitos neuronales relacionados con el control lógico se aprecia con frecuencia en las demencias. Es habitual que la persona que ha sabido controlar su ira mediante la educación, pierda ese control si llega a sufrir demencia, ya sea producida por el alcohol, por una droga o por la senilidad.

      Caso

      Mi abuelo fue siempre muy respetuoso y educado para con los demás. Pero, cuando cumplió los ochenta y dos años, empezó a cambiar. A la mínima ocasión, se peleaba con los vecinos, reñía a los dependientes de las tiendas y discutía con cualquiera que le llevara la contraria. Yendo por la calle, un día le vi atravesar por en medio de un grupo de chicos, metiendo agresivamente el bastón por delante para abrirse paso. Comoquiera que uno de los chicos protestara, se dirigió a él amenazándole con el bastón y gritando:

      - ¡Gamberros! ¡Gamberros! ¡Gamberros!

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      Trastornos que son formas de ser

      Podría definirse la personalidad como el conjunto de rasgos y características que diferencian a un individuo de otro. Tiene una base biológica, otra base psicológica y otra social. La personalidad se desarrolla en un proceso dinámico en que sus tres bases interactúan entre sí y con el entorno. Cualquiera de las bases de la personalidad puede sufrir un trastorno que determine un desarrollo anómalo de la personalidad en su conjunto.

      Un trastorno de la base biológica puede hacer que la inteligencia se detenga en un momento de su desarrollo y quede incompleta. Un trastorno de la base psicológica de la personalidad puede hacer que la autoestima se distorsione y la personalidad se desarrolle con una necesidad constante de estima y aprobación por parte de los demás. Un trastorno de la base social de la personalidad puede dar lugar a una psicopatía antisocial, es decir, a una personalidad que no llegue a introyectar las normas sociales, los sentimientos de culpa y la empatía.

      Según el DSM-5, los trastornos de la personalidad son patrones de comportamiento que afectan a diferentes aspectos de la personalidad. Para que pueda considerarse un trastorno de la personalidad, ese patrón de comportamiento ha de ser perdurable, no momentáneo ni episódico sino una manera de ser; puede iniciarse en la infancia, en la adolescencia o al principio de la vida adulta y permanecer estable y constante.

      Este patrón tiene que causar un deterioro importante a las relaciones del paciente con otras personas, con su trabajo o con algún ámbito importante de su vida.

      Es importante descartar que el patrón de comportamiento se deba al consumo de sustancias como drogas o medicamentos, o a una causa fisiológica, como un traumatismo craneal.

      Trastorno de la personalidad antisocial

      La personalidad antisocial es un patrón de conducta en el que no existen las normas sociales ni la conciencia moral. Su origen es desconocido, aunque hay factores biológicos y genéticos que desempeñan un papel importante. El maltrato infantil también es una de las posibles causas. Aunque se diagnostica a partir de los 18 años, siempre hay antecedentes de conducta antisocial que se ponen de manifiesto hacia los 15 años de edad, como tendencia a mentir, incapacidad para cumplir obligaciones o abuso de las drogas.

      Caso

      Un ejemplo de este tipo de personalidades es el de Alfredo Galán, conocido como El asesino de la baraja, que cometió seis crímenes en la Comunidad Autónoma de Madrid en 2003, dejando en algunos de ellos como señal una carta de la baraja española. Alfredo Galán se entregó espontáneamente a la policía y confesó sus crímenes que estaban motivados, según dijo, por el deseo de demostrar que era capaz de matar; que, para él, matar era fácil. No solamente no se arrepintió de sus crímenes, sino que confesó haber elegido a una mujer como la primera víctima “porque por alguien tenía que empezar”. Como no pudo matar a la víctima elegida porque desapareció de su campo de tiro antes de tiempo, Alfredo Galán mató sin contemplaciones al portero de la casa en que vivía la mujer.

      Galán dejaba un naipe junto al cadáver de algunas de sus víctimas y, junto a otras, el casquillo de la bala, para que la policía no relacionase unos crímenes con otros o pensase en la existencia de dos asesinos distintos.

      Los informes psicológicos de Galán señalaron que se trataba de una personalidad psicopática antisocial, que era plenamente consciente de las consecuencias de su conducta, que podía evitar esa conducta pero que no deseaba hacerlo y que no sentía piedad ni remordimiento alguno por los crímenes cometidos.

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      La personalidad antisocial presenta las características siguientes:

       Ausencia de empatía. Es incapaz de ponerse en el lugar de los demás y de sentir lo que los demás sienten. Alfredo Galán ni siquiera pensó en el daño que iba a hacer.

       Ausencia de miedo. No siente temor ante las consecuencias de sus actos. Galán no temió el castigo ni cuando cometió sus crímenes ni cuando se entregó a la policía.

       Ausencia de remordimiento. No tiene sentimientos de culpa por lo que ha hecho o piensa hacer. Galán no se arrepintió del daño causado.

       Autoestima distorsionada. Se siente más fuerte y valioso de lo que es en realidad. Galán confesó haber matado para demostrar que era capaz de matar sin dificultades.

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